♛ V E I N T I T R É S ♛

295 48 11
                                    

             Las piedras sólo rodaban, rodaban como la furia que todavía tengo, ver a ese imbécil, me hizo explosionar como la peor bomba nuclear, ¿Me excedí? Creo que no, aquel tonto debe saber lo que es mío, no puedo dejar que cuando se le antoj...

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

             Las piedras sólo rodaban, rodaban como la furia que todavía tengo, ver a ese imbécil, me hizo explosionar como la peor bomba nuclear, ¿Me excedí? Creo que no, aquel tonto debe saber lo que es mío, no puedo dejar que cuando se le antoje venga y reclame algo que no lleva su nombre, ¿Celos? Si y no presento problemas para demostrarlo, tengo que aceptar abiertamente que lo soy, y no pienso cambiar, así el mismo destino me lo exija, pero si eso implica perder a Jacob, creo que si lo haría, ¿Creo que hice bien? Pensándolo dos veces, creo que me sobrepasé, ni siquiera me siendo en la capacidad para responder mis propias preguntas, ¿Esto va en serio? No lo sé, creo que ya la lié.

              Mis pensamientos, eran las dagas que desgarraban cada latido de mi corazón, pensaba que podría ser especial para él, quería serlo, pero solo empeoré las cosas, me volví algo que nunca quise enseñar, me estaría consumiendo en una rabia innecesaria. Las gotas que descendían y chocaban en mi chaqueta, me lo decía todo, me había convertido en algo despreciable, pero detrás de esos sentimientos, algo sobresalió, una simple frase, que despertó mis sentidos del río invierno del que se habían congelado: "Todavía puedes remediarlo" Giré mi cabeza con dirección a la casa de Jacob, me quede estático contemplando la majestuosa lluvia, segundos después vi pasar el auto del tal Damián, Jacob se había quedado solo, ¿Debía o no debía? Me deshice de todo y corrí, llegué a su puerta y casi pateándola la logré abrir, subí las escaleras y sin conocer su habitación, me acerqué a una en concreto y abriendo la puerta, lo encontré mirando a la ventana, su vista al voltear me heló por completo, ni siquiera el frío de afuera era capaz de destrozarme, él sí.

          ––Jacob –hablé con voz baja y con la cabeza agachada.

          ––Abel, lárgate no te quiero ver, ahora no por favor –contestó cortando toda reconciliación posible.

          ––Déjame explicarte –hablé esquivando su mirada tóxica, me dolía cada vez que me miraba así, algo me decía que había odiado más que yo en esta vida.

          ––¡Déjame explicarte ¿Qué?! Tú no me dejaste explicarte cuando quería, ahora no escucharé ninguna de tus excusas, lo que tu hicisteis estuvo mal, y no dejaré que te excuses así de fácil, yo no soy un trapo al que puedes usar cuando se le antoje a ¡Tú puta gana! –dijo Jacob frenéticamente, me sorprendí al ver su reacción, estaba furioso, peor que yo, pero si ver así a Jacob, era lo peor del mundo, no me imagino si en esta misma habitación explotamos los dos–. ¡Suéltame! ¡Aléjate de mí! –gritó mientras lo estaba presionando contra mi pecho, ya no quería estar así con él, en mi vida había protegido a alguien, como lo hago con él.

          ––Es que no te puede caber en la cabeza... yo por ti hago lo imposible, y sí, he sentido celos, si me quieres llamar bipolar lo aceptaré, pero no aceptaré que me corras de tu vida, tú has dejado una gran marca en mi corazón y por miedo a que no te vuelva a tener de nuevo entre mis brazos, es que nacen los famosos celos, recuerda yo solo tengo ojos para ti –dije mirándolo de frente y precisamente, sin dejar de notar como sus ojos tiritaban de odio.

         ––Pero tú ¿No te das cuenta o qué? Nunca me has dado la libertad, en este poco de tiempo solo me has demostrado ser alguien lleno de celos y tóxico, cómo quieres que te habrá mi corazón, cuando ni siquiera he podido penetrar las espinas que protegen a tu a tu alma –soltó unas lágrimas.

         ––Tú no sabes cuánto te amo –susurré a su oído.

         ––Si lo sé, por eso me duele –respondió secándose las lágrimas de sus mejillas.

         No sé cómo pasó pero me dirigí a su cama y me senté, lo solté y el automáticamente se sentó a mi lado, mirando las escaleras que se veían desde su recamara. Nos quedamos ahí por mucho tiempo, contemplando el vacío existente en la casa. De pronto unas palabras rompieron lo que parecía hielo.

          ––¿Cuántos hijos te gustaría tener? –pregunté mostrando una sonrisa pervertida.

          ––¿Quieres adoptar? ¿Acaso piensas que tengo ovarios? Hubieras pensado eso antes –dijo sin girar, seguía mirando a la nada.

          Sin mucho que pensar lo arrastré hasta que quedó recostado en mis hombros, sentía su respiración, cada suspiro de incomprensión, me hacía más valiente para quedarme a su lado y no separarme de él, nunca más, me había quedado una hora sin moverme contemplando a la nada, sin saber qué hacer, me tiré a la cama mirando al techo, a lo que Jacob correspondió diciendo.

         ––No es por querer botarte de mi casa, pero mis sobrinos están por llegar y no sé si tú querrías quedarte, en especial esa niñita me hace la vida imposible –agregó colocándose de pie.

         ––Pero si tu vida es la misma que la mía, querrías decir "Nos hará la vida imposible a los dos" –dije riéndome y besándolo sintiendo como sus labios se encendían al tocar los míos.

         ––Vaya parece que tenemos otro caso de amor incondicional, veamos si supera mis pruebas –dijo una voz que no había conocido y para mi desgracia me tocaba conocer.

         ––Lucia, que gusto verte de nuevo, has crecido mucho y tus hermanitos Franco y Jose también –suspiró Jacob al ver que la sorpresa no habría demorado mucho en aparecer.

         Por lo poco que pude inspeccionar, Lucia era una adolescente de no más de 14 años, muy testaruda y algo egocéntrica, los dos mellizos no creo que me supusieran peligro alguno, eso creo.

         ––Lucía, Franco y Jose, él es Abel mi... -fueron las palabras antes de que Jacob fuera interrumpido.

         ––Es tu novio, tu prostituta barata, tu juguete sexual, el que te da contra el muro y la pared, no es novedad pero creo que Damián estaba mejor ¿No crees Jacob? –dijo Lucía bajando las escaleras y siendo algo déspota al caminar. Vaya regalito que nos tocó cuidar.

          ––Parece que tendremos trabajo –dije sonriéndole.

           ––A mí me parece que le vino su periodo ¿Qué crees? –carcajeó Jacob cerrando la puerta de su cuarto y jalándome para bajar antes de que hubiera otro destrozo.

MI CENICIENTO© [REESCRIBIENDO]Where stories live. Discover now