♛ T R E C E ♛

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            ––El tiempo pasaba sin permiso alguno, miles de modelos juntaban sus fuerzas para poder deslumbrar en la pasarela, si tan solo me interesara, lo que me interesa es largarme de aquí, no hay nada ni nadie que importe, Agnes está con sus amistades, Coralay seguro que debe de estar conquistando a un chico y yo aquí tomando fotos a huesos andantes, total ya tomé la foto perfecta, supongo que ahora solo me que queda esperar, espero que no se demore demasiado, mis ganas se están hartando –pensé.

             ––¿Jacob? ¿Qué tal vas con las fotos? ¿Sacaste la perfecta? –preguntaba Agnes desde el otro extremo de la pasarela.

              Solo asentí con la cabeza, estaba seguro que se notaba mi aburrimiento, ahora sé por qué mis amigos me dijeron que no vaya, que me hiciera el enfermo o algo para no asistir, a veces me arrepiento de ser tan testarudo y terco, si les hubiera prestado atención, estaría echado en mi sofá comiendo helado y mirando caricaturas, esas que no causan chiste alguno pero te hacen perder la noción del tiempo.

             ––Disculpa, ¿Tú no eres el fotógrafo de la revista Fashion Edition? –preguntaba un señor completamente desconocido para mí.

             ––S-Sí –respondí mareado por su gran presencia, un hombre de unos 40 o incluso más, estaba parado frente a mí, databa de un gran sentido de la moda y un cuerpo escultural "Cómo quisiera que fueras mi propiedad privada", sus rasgos delicados y a la vez bien marcados, hacía de él, el mejor sueño que podía estar pasando, esperen... ¿Esto es un sueño?

             ––Creo que deberías percatarte mejor de dónde dejas tu ponche –sugirió pasando la palma de su mano a través de su alba barba.

              Fue muy tarde su reacción, el líquido de aquel trago ya había sido derramado en mi vestimenta, poco a poco se fue extendiendo, dando a conocer mi poca ética. Sin mucho apuro vi como aquel hombre, se había arrodillado ante mí. Las mejillas se me estaban colocando rojas de la vergüenza, aunque nadie lo notaba, esto era muy vergonzoso. Rápidamente trato de limpiar mi torpeza, fue tan delicado que hasta me quedé viendo como lo hacía.

             ––Parece que te tengo hipnotizado –sonrió mirándome fijamente, esos ojos color azul, reglaban una tranquilidad y paz incomprensible.

             ––L-Lo siento, es solo que ya no sé en qué perder el tiempo, no sé si compartas mi idea, pero esto de las pasarelas no son lo mío, sé que soy el fotógrafo, pero me gustaría cambiar de rutina, aunque sea solo por unos segundos –suspiraba contándole mis penosas desgracias, digno de alguien miserable y sin suerte en eso llamado "Amor".

             ––También tienes algo en... -sus manos se dirigieron a la comisura de mis labios, sus manos cálidas me hacían desfallecer y volver a la vida de tan solo unas caricias. Nuestras miradas se interceptaron, entre sus ojos se escondía millones de aventuras, las cuales herían interrumpidas por una voz algo masculina a mi parecer.

             ––¡¿Jacob?!

              Nada más escuché eso, quise voltear a mirar quién lo había dicho, pero para mi suerte solo vi un chico empujando a la inmensa muchedumbre, parecía desesperado y algo molesto, por la forma en que apartaba a la gente de su vista.

              ––¿Lo conoces? –preguntaba el apuesto hombre.

              ––No, eso creo... –¿Esperen ese no era el chico de aquella vez?

              Había cometido el peor error de mi vida, Abel se había puesto celoso, pero... ¿Debería? En realidad no somos nada pero... ¿Me amará? Nuestro encuentro fue algo loco, lo admito, pero él me querrá o solo será un capricho de niño chiquito.

              ––¡Coralay! –grité jalándola hacía la conversación– Te presento a... –Gabriel –respondió él mirándola de pies a cabeza.

               ––Vaya que si tienes buenos gustos –susurró Coralay sonriendo.

               ––Es todo tuyo –guiñé– Disculpen –dije apartándome de él, seguí el camino de destrucción, literalmente, subí las escaleras sigilosamente, esquivando su mirada, la cual percibí que me incineraría si la quedaba viendo fijamente.

                Entre a un cuarto que quedaba en el último piso, abrí las puertas del balcón y ¡Oh! sorpresa, él estaba contemplando la inmensa ciudad, con esos ojos que tanto me encantaban. El cielo dotaba de una ambientación perfecta, las estrellas resplandecían y daban a entender que este era el momento perfecto para por fin hablar.

                ––¿Por qué lo haces? –interrumpió Abel en el silencio, mi corazón se aceleró, era la primera vez que escuchaba su melodiosa voz.

                ––¿De qué hablas? Nunca pude verte después de la fiesta –respondí fríamente, mirando directo a las estrellas.

                ––Tienes razón, soy una persona muy solicitada, si solo supieras –suspiro– He querido volver a verte, pero no he podido –agachaba la cabeza, cada vez más bajo.

                ––Pero no te debes de arrepentir, a mí también me gusto jugar contigo –¡¿Acaso eres idiota?! ¿Por qué dijiste eso?

                ––Así que solo fue eso... –su voz bajaba de tono, mientras se me acercaba muy lentamente.

                ––No, no quise decir esto, no sabes cómo es estar así, te he extrañado, he querido hablar contigo y a la mínima te veo ¿Crees que esto me hace bien? He soñado innumerables noches contigo y ¿Dónde estabas? ¿Dónde estaban tus caricias? ¡Dónde! –dije desesperado mirándolo.

                Sus manos rozaron mi cintura y nuestras miradas se juntaron en una sola, nuestras almas era una sola, al fin estaba entre sus brazos, entre su respiración entrecortada, entre ese deseo mutuo.

                ––¿Me dejarías enamorarte? –preguntó.

                ––Si solo lo quieres tú –susurré recostándome entre su hombro.

MI CENICIENTO© [REESCRIBIENDO]Where stories live. Discover now