♛ V E I N T E- (2º Parte) ♛

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          ––Permíteme que te abra la puerta –aceleró y cumplió su palabra.

         ––Gracias caballero –sonreí y subí, me sentía algo confundido, mi mente estaba dando vueltas, mi corazón palpitaba a más de mil por hora, estaba a punto de un colapso, mis manos empezaron a sudar siendo estas las delatadoras de mis inmensos nervios, ya que sin darme cuenta, Abel, ya me había cogido la mano derecha, su dedos entrelazados con los míos, era una actuación increíble.

          ––¿Nervioso? –preguntó acercando mi mano a sus piernas.

          ––¿Y-Yo? ¿Por qué debería? –decía una y otra vez, sentía que esto era solo un sueño del que no quería despertar.

          ––Pues al parecer el tartamudeo no se te quita. Tranquilo yo no muerdo, aún no –sonrió cerrando la luna del carro, me estaba a punto de derretirme, quería salir, quería huir, pero ya estaba aquí y no podía cambiar nada, esto era lo que quería desde el principio, y ya lo tenía frente a mí.

          ––No, es solo que tenía tantas ganas de verte que...

          ––Ya te arrepentiste –cortó, agachado la cabeza, alejando su mano de la mía, su expresión cambió tan drásticamente, que me sorprendí. En verdad había cautivado el corazón y alma de Abel. Me daba gusto saberlo.

          ––Dibujando una sonrisa dije–. Tranquilo –acariciando su mentón–. Yo te sigo queriendo y no debes olvidarlo –recalque depositado un beso en su mejilla, la cual ardió después de este movimiento. Se había sonrojado que no pudo soltar ni una sola palabra, esto era tan pero tan mágico que se me dificulta decirle que no, con lo tierno que es.

          ––¿Es verdad? –preguntó muy ansioso por la respuesta. Parecía que los nervios ya no eran míos si no de él, pobre.

          ––Tú no solo iluminas mi vida, la hace un poco más... especial, eres como el impulso en mi destino, el motor que hace que sea mucho más comprensivo. Te he querido decir tantas cosas que hasta ahora me asfixian, piden salir y expresarse, tengo tantas ganas de contarte todo y enamorarme de ti, quiero ser aquella persona la cual a ti te agrade, aquella que a ti te hace volar, el que te inspire a decir "Te amo", quiero ser el diccionario para tu mente y que en cada palabra salga yo –le dije dándole un tierno abrazo.

          ––Te amo –susurró apretando más mi mano, mi oído seguía sordo al escuchar estas palabras. Mi cuerpo se quedó helado, la sangre no circulaba y mi corazón se paralizó por tan solo unos segundos, me quede recostado sobre él un rato más, quería no olvidar esa fragancia que lo distinguía del resto, no su perfume, si no su aroma natural, ese que sin lugar a dudas me vuelve loco. Me separé de él y nada más que una sonrisa salió entre los dos, ni siquiera unas palabras, nos habíamos quedados estupefactos, sin reaccionar, sin respirar, quietos en la infinidad de la limosina.

          Sólo deseaba llegar ya al sitio donde él me había invitado, no sabía a dónde, pero me emocionaba mucho. Vi pasar varias manzanas, calles y avenidas, ni una de ellas era la que quería, y después de unos minutos el auto paró, dejando al descubierto el restaurante.

          Era un sitio con mucha clase, se notaba a leguas del lugar, por eso la lejanía, mi mirada se centró nuevamente el Abel, que sonriendo hizo que abrieran la puerta., no me lo podía creer, el lugar estaba completamente vacío, éramos solo los dos y nadie más. Crucé todo el pasadizo adornado con fotos, Hasta llegar a una única mesa, la cual estaba lista y preparada con todo lo necesario para pasar un hermoso rato, claro, juntos.

          ––¿Qué te parece? ¿Te gusta? –preguntó mirando la cartilla.

          ––Déjame que lo observe mejor –su cara cambió, creo que estaba preocupado–. ¡Tranquilo! ¡Esto me encanta! No se cómo lo hiciste, pero te aseguro que me está encantando, sólo quiero pedirte una casa –propuse.

          ––Dime –respondió bajando la cartilla.

          ––Quiero que disfrutes esto tanto como ¿Aceptas? –dije muy atento a su respuesta.

          ––Trato hecho –guiñó y sonrió, luego pidió a el mesero que trajera nuestro pedido y el rápidamente tomó nota y se desplazó a la cocina.

          ––¿Qué pediste? –preguntó.

          ––Pues nada pesado, después no quiero tener pesadillas –presumí relajándome más de lo que podía, la silla era demasiado tiesa.

          ––Bueno mientras que viene el mozo, pues quería devolverte algo –mágicamente apareció por debajo de la mesa ¡Mi zapatilla! Que descaro de parte mía, no haberla recogido en su momento. Me había quedado sin palabras, me estaban ardiendo las mejillas de vergüenza, era un descuidado y de paso olvidadizo, era peor que Coralay y eso que ella es la peor de todas.

          ––M-Muchas gracias, no sé qué decir, mucho menos que piensas de mí...

          ––Que eres muy tierno –interrumpió mandándome un beso volador, me quedé perplejo viendo su gesto, en realidad si le gustaba a este chico.

          La comida volvió haciendo que la corta conversación se cortara, y antes de que el mesero deje la cena en su lugar, cogí la zapatilla y la deposité en mis piernas, al parecer me sobraba un poco de ética. La cena estuvo exquisita, cada bocado era un éxtasis para mi paladar, la sola presencia de Abel, quien estaba frente a mí, ponía mis sentidos en alerta, cualquier movimiento que hiciera, era una nueva faceta que mostrar, debía tener cuidado.

          Pero en un momento cuando pensé que no habría más sorpresa que descubrir, observé detenidamente la forma de comer de Abel, no tenía vergüenza a mostrarse como él era, así que siguiendo su ejemplo, disfruté la comida, como solo yo lo se hacer.

          ––Vaya, parece que la cena ha sido toda una delicia –presumió.

          ––Sí que lo fue, estoy completamente satisfecho –respondí feliz.

          ––Tienes un poco de carne aquí –me señaló.

          ––¿Dónde? –pregunté sin poder verlo.

          ––Ven párate –dijo acercándose a mí y estirándose logró alcanzar la comisura de mis labios, dejé de lado el sabor a comida y lo disfruté como nunca lo había hecho antes. 

MI CENICIENTO© [REESCRIBIENDO]Where stories live. Discover now