♛ D I E C I O C H O ♛

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      ––¡Nana! ¡Nana! ¿Puedes traerme un café? –la cabeza me estaba a punto de reventar, había estado mareado todo el viaje, cuando a la ida no me había pasado nada, pero ahora me estaba dando una de las peores jaquecas de mi vida ¿Qué estaría pas...

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      ––¡Nana! ¡Nana! ¿Puedes traerme un café? –la cabeza me estaba a punto de reventar, había estado mareado todo el viaje, cuando a la ida no me había pasado nada, pero ahora me estaba dando una de las peores jaquecas de mi vida ¿Qué estaría pasando conmigo? Esperé a que mi Nana subiera, pero en lugar de ella subió una esbelta figura con cabellos desgastados y con pocos rasgos de belleza, aquella señora era indescriptible para mis ojos ¿Quién era ella?

        ––Tranquilo joven, no debe desesperarse, solo quiero cumplir su petición –respondió, quitando las sábanas de mi cama y colocando la bandeja entre mis piernas, se dignó a colocar el café, pero aquel líquido no poseía ni el color, ni siquiera se parecía al café, en su lugar una masa mocosa y de muy mal gusto, con olor putrefacto y podredumbre, estaba colocado frente a mí.

        ––No se preocupe, puede ser que ser me hayan ido las ganas de tomar algo, mejor llévese esa cosa –sugerí saliéndome de la cama con dirección a la cocina, si ella no era capaz de preparar un buen café tal vez pueda que yo sí.

         ––¿A dónde va señor? –preguntó levantándose del asiento, no sé cómo lo hizo pero despertando mi curiosidad, se paró frente a mí, bloqueando el paso y consecutivamente echó seguro a la puerta. Esto se estaba saliendo de lo normal, algo aquí no andaba bien, mis nervios estaban molestando a todo mi cuerpo, volviéndolo más torpe de lo común. Topé con una infinidad de cosas, la cama, el escritorio, el armario, la puerta del baño e incluso con la ventana, la cual poseía demasiado polvo, para que este en esta habitación, todavía sucia, claro.

        ––Que trata de hacer, le dejo en claro que puedo llamar a seguridad cuando lo desee –dije acorralado contra la ventana. Aquella vieja se estaba acercando cada vez más, pero lo que pasó a continuación me asustó más de lo normal. De su manga sacó uno de los cuchillos más grandes de la cocina, lo recuerdo muy bien, con él intenté suicidarme una vez, pero nadie lo sabe y es mejor que siga así, esa noche en la cual me iba a quitar la vida, una luz nació desde mi sombrío destino, esa era mi Nana, pero ahora no era ella, era otra persona, la cual me estaba presionando, no iba a dejar que me ganase, debía encontrar una nueva salida.

        ––Sólo quitaré de una vez esa mala manía de usted, el amar no es bueno y usted lo sabe –murmuro más rápido, una y otra vez. El arma apuntaba al pecho, de seguro al corazón. No sé como pero logré escabullirme entre las cortinas, logrando escapar de esa puñalada que sin lugar a dudas iría completamente dirigida a mi pecho ¿Acaso eso sanaría la ausencia de que no tengo a Jacob cerca de mi vida? Al abrir la puerta, sin darme cuanta había cruzado el límite. Estaba a cayendo a innumerables velocidades, no pensaba en nada más que Jacob, pero como era posible pensar en él, cuando estaba a punto de morir o eso era lo que yo creía. Cuando estaba a punto de caer no di ni un aliento más y cuando esperaba caer contra el pavimento, algo causó sorpresa en mí, el piso se transformó en agua, caí y sumergí en un mar inmenso e inevitablemente imposible creíble, me estaba mareando de tantas ilusiones.

        Las ilusiones habían parado o eso era lo que me hacían creer, reaparecí fundido entre las sábanas de mi cuarto, al parecer todo estaba en orden, lo había pasado muy mal, ahora quería ir yo mismo a prepararme el desayuno, algo me decía que esto me atormentaría cada vez que quiera acercarme a mi Nana.

        ––Buenos días joven Abel, le he traído su desayuno, por favor no se levante, yo misma se lo entrego –¡Era esa señora! Debía escapar antes de que me mate. La desesperación me colmó llegando a tirar todo el desayuno al suelo, corrí hacia la habitación de mis padres, quizá ellos seguían con vida.

        ––¡Papá! ¡Mamá! ¡Ayúdenme! ¡Hay una asesina en casa! –dije saltando de par en par en su cama.

        ––¡¿Qué pasa Abel?! –gritó mi padre.

        ––¿Hijo que te ha pasado? Parece que el diablo se te hubiera presentado –agració mi madre.

         ––No es momento de bromas mamá, en el palacio hay una asesina –refuté cerrando la puerta abruptamente.

         De repente esa voz extraña y retorcida se aferró a la puerta.

         ––Señor Abel ¿Lo asuste?

        ––¡Abel! ¡Ella no es ninguna asesina! ¡Es la nueva mucama! –gritó mi padre zafándose de las sábanas y dejando en claro que había cometido uno de los errores más ridículos.

        ––L-Lo siento papá –dije abriendo la puerta, despacio y desconfiadamente.

        ––¡Abre de una vez Abel! –exclamó mi madre.

        ––Buenos días Elena –dijo mi madre.

        ––B-Buenos días señor y señora –dijo asustada por la situación.

       ––L-Lamento mucho lo que pasó, creí que... lo siento –dije dejando de lado las excusas.

       La mañana se convertiría en un juego de miradas degollantes, listas para cortar tu cabeza sin piedad, pero solo quería dejarlas de lado, después de todo ellos no habían tenido ese horrible sueño ¡Que afortunados! ¿No creen?, lo había pensado y compraría unos cuantos chocolates para la nueva mucama, Elena, lo que me extrañaba aún más era el hecho de que mi Nana no estuviera ¿Se habría tomado unas vacaciones? O ¿La habrían despedido? No quise decir nada pues sabría que vendrían más regaños, que hasta este punto eran innecesarios. Pero de repente mi celular empezó a timbrar, alguien me estaba llamado ¿Pero quién?

      ––¿Halo? ¿Quién es?

     ––Abel, ¿Con quién hablo? –sólo alcancé a escuchar gritos de una chica que a mi parecer se me hacía conocida de algún lugar en especial.

     ––Con Jaco... –la llamada se cortó repentinamente

     ––C-O-B –repetí al terminar la llamada. 

MI CENICIENTO© [REESCRIBIENDO]Where stories live. Discover now