♛N U E V E♛

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        ––Jacob, despierta... ¡Jacob despierta de un vez! No me quiero perder los preparativos, sabes que son importantes para mí –resonaban esas palabras en mi mente, su sola invitación me daban ganas de seguir arropado en mi cama.

        ––Si tanto quieres ir, que te acompañe tu madre, estoy seguro que ella tampoco dejará que te lo pierdas –balbuceaba entre mi almohada.

        ––Como es que puedes ser tan insoportable, de seguro estás con la regla –sugirió Coralay muy seriamente.

       ––Solo déjame descansar...

       ––Esta bien señor "Andrés"

       Pasaron unas horas desde su ausencia en mi cuarto, parecía que ya se había ido, pero algo me decía que no estaría completamente a salvo si es que no miraba yo mismo, con pocas ganas obligué a mi cuerpo, poco a poco me había enderezado de entre las sábanas, notaba que algo viscoso se había adherido a mis piernas pero ¿Qué podría ser? ¿Acaso me ganó? estaba seguro que no podría ser otra cosa, con pocos ánimos de ver qué cosa me causaba aquella incomodidad, levanté de un solo tirón las mantas que me cubrían y para mi sorpresa ahí yacía mi gran desperdicio.

      ––Maldita Coralay, me las va a pagar... –murmuré con voz ronca y molesta.

      Mis sábanas blancas habían quedado teñidas a causa de la pintura roja de nuestra artista celebre, Coralay, sabía que está señorita se dejaba llevar por las ideas locas que le daba su mente, pero esta vez ya se había pasado, veamos cómo le va a ella controlando al "Andrés" mañana. Tuve que llamar a la recepción del hotel, para que me mandasen una joven de limpieza, esperaba poder llegar temprano ya que solo faltaba media hora para que empiece mi verdadero trabajo. Una ducha relajada, vestido al ras del tiempo y un caminar más rápido de lo normal, me ayudaron a llegar a mi trabajo, sin cansancio y con buena vibra, aunque mi mente estaba fijada en la venganza.

       ––Buenos días señor Jacob.

       ––Buenos días señora Agnes –dije levantándome unos cabellos que se habían deslizado por mi frente.

       ––Buenos días Jacob ¿Qué tal despertaste? –sonrió Coralay muy inocente <Ya verás, feliz me sentiré al vengarme con lujo de detalles>.

       ––Bien –correspondí la sonrisa.

       ––Bueno dejémonos de saludos, Jacob, necesito que me fotografíes a todas las modelos, después algunos lugares de las instalaciones y finalmente los vestidos que se van a utilizar en la pasarela ¿Te quedó claro? –preguntó.

       ––Si, claro, no se preocupe, solo una duda ¿Dónde se encuentran las modelos?

       ––El salón de vestuario se encuentra volteando a la derecha, solo no te demores, el tiempo aquí es corto y cada segundo vale oro –recalcó.

       ––Te veo luego –guiñó Coralay.

       ––Claro...

       Está bien, lo admito, la quería colgar de una cuerda, estrangularla si fuera muy severo, pero es que se lo merece, todavía no puedo olvidar la sensación de viscosidad de aquella mezcla de pintura, solo esperaba el día en que mis manos se puedan vengar de mi agresora, ya lo verá, conocerá el verdadero nivel de las bromas. Giré por la derecha como me lo habían explicado, me sentía algo incómodo al ver tantos cuerpos raquíticos y delgados, no sé si era yo, pero siempre he creído que por más que quieras verte a la moda, no debes de irte al extremo realizando dietas o dejando de comer, cada kilo de más no te va a ser fea o más bonita, eso solo tú lo sabes.

      ––¿Tú eres el fotógrafo? –habló una de las "Palito", perdón, modelo.

      ––Si ¿Deseas que empiece fotografiándote a ti? –sugerí sin esperarme la respuesta.

      ––Haber excremento de la sociedad, quiero que me tomes las mejores poses que te haga, si veo que alguna está mal, no querrás sentir mi mano sobre tu cara.

      ––Eso no me sorprendería, lo que me sorprendería es que te metieras a la boca unas cucharaditas más de comida –reí.

       En un segundo, el salón se había convertido en un gallinero alborotado, miles de gritos entre modelos, incluso algunos de esos no estaban dirigidos hacia mí, sino que también se habían puesto a cuestionar su figura entre ellas, todo un chiste para aquel que lo viera, volaron tacones, cosméticos, sombreros, bufandas, hasta ropa interior, entre toda esa multitud una presencia calmo a todas la urracas, su sola imponencia hacía temblar de miedo al más valiente, la dueña del evento había venido a ver a sus modelos y para su sorpresa las encontró en plena discusión. Estaba seguro que las mandaría a volar, pero algo me decía que era más dócil que otras, así eran todas la dueñas que conocí, siempre a las vestimentas elegantes pero también rudas, mostrando su poder y fuerza.

     ––Lo siento señora Natasha, pero ese fotógrafo empezó todo –acusó la raquítica chica.

     ––No me importa quién haya sido, estoy segura de que él solo ha venido hacer su trabajo tú también posees algo de mala fama ¿O me equivoco Alondra? –la mirada de aquella joven descendió como los sueños de un pobre–. Ahora, necesito que todas estén bien coordinadas, este es el evento más importante de la moda en París y del mundo, no quiero errores, cerciórense de que no los haya, yo estaré haciendo lo mismo, en cuanto a ti, más te vale terminara esas fotos, las modelos y vestidos no se promocionan solos –dijo aquel imponente mastodonte, el cual salía cerrando la puerta lo más fuerte posible, haciendo referencia a su disgusto.

     ––Bueno entonces ¿quién empieza?

     ––En tus sueños me tomarás fotos –recalcó Alondra.

     ––Disculpa, ¿Tú eres uno de los fotógrafos de la revista Fashion Edition? –agregó una modelo acercándose un poco más.

     ––Si, por eso estoy aquí, una de ustedes será la que estará en todas las portadas y como tú eres la única que aprecia mi trabajo, bienvenida seas, ya eres la escogida ¡Felicitaciones! –aclaré mirando a Alondra muy pícaramente.

     ––¿En serio? ¡M-Muchísimas gracias! –tartamudeó.

     ––Ahora si me disculpan, debo fotografiarte, ven por aquí, por favor –la cara de Alondra se había quedado paralizada al escuchar la noticia que le había dado a su compañera, parece que todo el ego que poseía no le sirvió de nada.


MI CENICIENTO© [REESCRIBIENDO]Where stories live. Discover now