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Al llegar frente de la casa de tia Cailin, no pude evitar poner mi atención en el griterío de la casa de al lado. La casa de Norman.

Por Dios, cuando quieren, esa casa se puede igualar a un manicomio.

"¡No quiero mamá, me rehuso a ver ese hijo de puta!"

"¡Es mejor que bajes tu tono conmigo Norman! Es tu padre y te exijo que lo respetes. El quiere verte y así lo va a ser ¿Esta claro?"

Al parecer la marea está muy alta en la casa de los Parker, como para ir en estos momentos y buscar a Norman.

Justo cuando necesito alguien con quien desahogarme.

Si Johan estuviera aquí, no sería así. Sería duro contarle mi situación, pero se que el tal vez entendería por la gran crisis en que estoy metida e intentaría darle una solución, así como es mi mellizo.

Me lancé sobre la cama y miro el techo. Hay una imagen que se crea en mi cabeza, una que la verdad me atormenta.

Julián con ella.

Es claro que él y yo no somos nada como para ir a hacer una revolución en su residencia. Un escándalo tipo tia Gloria en Cali, Colombia, ese que le armo a la vecina porque le quito su marido.

" ¡Te voy a matar malparida! ¿Me escuchas? ¡Te voy a mandar a pelar ese culo por sucia y quita maridos!"

Niego con la cabeza al recordar esa escena, cómica pero letal.

Tomé mi teléfono y miré la hora.

Tres de la tarde. Y sola, sin saber bien qué hacer. Julián lo tiene que saber, claro que si, pero mas bien buscare otro momento para decírselo, ya que por ahora no se pudo.

Está con su perra rubia....¡Todas las rubias son unas malditas!

Ah no, esperen, yo soy rubia.

Rayos. Si que estoy muy mal.

Revise mi bandeja de mensajes y el primer normbre que llama mi atencion en la lista de conectados es Darkar Blunt.

Entro en el buzon de mensajes y me decido por escribirle. Al menos para despejarme un poco.

Yo: Hola

Darkar: ¡Hey rubia! ¿Que tal!

Yo: No tan bien como tu... creo.

Darkar: ¿Y eso?

Yo: cosas tontas.

Un embarazo no es algo tonto, estupida

Darkar: Tengo tiempo y unas ganas de salir del amansalocos donde vivo ¿Nos podemos ver?

Ah ¿Por qué no?

Yo: Si ¿En donde?

Darkar: El café del unicornio salvaje ¿Lo conoces? Está en el centro comercial y me encantan los pastelitos con chispas de colores y el rosa.... vaya, creo que eso sono muy gay.

Me burlé ante su último comentario. En serio que este chico no tiene arreglo.

Yo: ¿Entonces nos vemos allá?

Darkar: Claro reina, allí te veo en quince.

Quince.... okey.

Dicho esto. Me coloqué de pie y busqué mi cosmetiquera, aplique algo de maquillaje sobre mi rostro un tanto demacrado y pongo algo de brillo rosa sobre mis labios. Busco dentro de mi cartera un par de billetes arrugados que gane gracias a los mandados que le hago a la tía Cailin.

"Riega mis petunias"

"Lleva mis trajes a la tintoreria"

"Ve al asilo y lleva esto a Eleonora"

"Compra lo que dice en la lista"

Salí de mi habitacion y bajé las escaleras.

— Tia. Saldre un rato, tengo mi telefono encendido por si necesitas algo.

— ¿A donde vas Marice? Hace poco llegas y ya te vuelves a ir

— Al centro comercial.

Medio asiente y vuelve a su labor hilando yo no se que.

¿Como demonios le hace para tejer?

Yo una vez lo intente y termine enredada en medio de una telaraña de hilos de colores. Así más a lo literal pues.

Salí de casa y caminé hacia la parada de autobuses.

En pocos minutos me vi en frente al centro comercial. No dude en ingresar y verme rodeada de un monton de personas.

No era muy difícil saber cual es es famoso café, pues bien, su letrero centelleante llamaba la atención de quien fuera, y si se le sumaba la expresión graciosa del unicornio de cabellos multicolores, se volvía completamente divertido.

Sonreí para mis adentros y afiné un poco la mirada. En la entrada del lugar puedo distinguir una cabellera castaña sin orden.

El famoso Darkar Blunt ¿Quien me hubiera dicho que tremendo payaso sería justo ahora el sujeto para desahogarme?

Parece concentrado viendo algo desde su teléfono.

Camin a pasos normales hasta llegar a su lado captando su atención.

— Oh ¡Hola Jo! — saludó Darkar a la vez que planta un beso en mi mejilla — Vamos. Yo pago las malteadas y los pastelillos.

Entramos al lugar y una campanilla suena. Los colores pasteles es lo que más predomina en el lugar. Por ahora sólo hay pocas personas y una que otra camarera de aquí para allá.

Darkar y yo tomamos asientos frente a una mesa casi céntrica. Inmediatamente, una mujer pelirroja se acerca y nos sonríe.

— Hola, soy Grace y por hoy seré su camarera ¿Que gustan tomar? — dice todo de forma alegre...ni siquiera se ve gota de sarcasmo o así. Es hasta extraño.

— Una caja de pastelitos arcoiris con chispas y una malteada de chocolate... — dice Darkar y luego me mira — ¿Tu que quieres jo? De tomar claro.

— Malteada de... ¿Chicle?

— Muy buena elección. En seguida traigo su orden.

La pelirroja se retira a quien sabe donde.

— Aquí hay buen servicio. Y bueno Jo, a lo que vinimos también ¿Quieres hablar? Tal vez no soy un maldito genio pero entiendo muchas cosas aunque parezca que no...se llegar a casa de regreso ¿Eso cuenta, no?

Me burlé ante su comentario. Idiota.

— Tantas cosas me pasan — comenté con un suspiro.

— Déjame adivinar — apoyó el codo de la mesa y sostuvo su mentón con la mano, eso para luego mirarme fijamente — ¿Ese problema se llama Julián Pembroke?

— ¿Por que todos suponen que mi problema es con él? — Darkar enarca una ceja — Bueno... si. Tal vez un poco.

— Tengo algo que confesarte Jo  — dice de repente serio.

Palabras de ese tipo, no me agradan ni un poco siquiera. 

Proyecto: En busca de la chica ideal  #BrightAwards2017Where stories live. Discover now