20

2.3K 258 9
                                    

Sin previo aviso, Courtney me abrazó. Por mi parte me sentí extrañado ante aquel acto.

¿Desde cuando se volvió el día oficial de abraza a la rata de laboratorio? 

— Sólo... no digas nada por favor — susurró Courtney.

— Descuida.

Esta vez la abracé más a mi. Al parecer esta chica si que lo necesitaba.


Ahora era el momento en que me veía en el marco de la puerta despidiéndo a Courtney. Pues bien, ya luego nos volveríamos a reunir para seguir con la tutoría.

Luego de avanzar unos pasos, Courtney se giró y sonrió mientras levantó los brazos.

— ¡lo intentare! — gritó sonriendo.

Sonreí y asentí.  

Entré a casa al ver que ella se ha ido.

Cinco de la tarde. Era hora de cumplir lo que le había prometido a Jo. Tomé mis llaves y salí de casa.

Di unos cuantos pasos hasta quedar frente a la puerta de la casa de la señora Wood.

Toqué de forma prudente y esperé, rezando para mis adentros que fuera Jo quien abra la puerta.

Para mi desgracia, no lo es.

La señora Wood está parada en el marco de la puerta mientras me mira de pies a cabeza.

— Buenas tardes ¿Se encuentra Marice? — pregunté.

— ¿Para que la necesita jovencito? — preguntó cruzada de brazos.

Vaya que para su edad, su postura resulta un poco intimidante. Cara de esas viejas maestras de pesadilla.

— Un trabajo de la preparatoria, señora Wood.

Parece pensarlo un momento. Con eso mirada verdoza que bien puede escudriñar a cualquiera, dando cierto alo de terror al instante.

— ¡Marice! Te busca — gritó la señora Wood — Buenas tardes.

Dio la vuelta sobre su propio eje y se marchó del lugar.

En pocos segundos, vi a Jo frente a mi. Lleva puesta una sudadera roja de capota, vaqueros azules y zapatillas converse.

— Vamos — dijo mientras salió y cerró la puerta.

Vaya que sí se le nota muy desanimada.

— Gracias por venir, Norman.

— No hay de que, Jo. Vamos al super, allí hay un pasillo de droguería y todo eso.

— Sí.

Caminamos en silencio. Al parecer Jo está sumida en su propia nube de pensamientos. En la cara se le ve que ha estado llorando y lo disimula con algo de maquillaje. Pobre.

En pocos minutos llegamos al super. Ambos entramos teniendo la mirada del vigilante encima. 

Ah si, los adolescentes tenemos una fama. Algunos entran y roban, y por ese número pequeño de individuos, el resto somos vistos como ladronzuelos.

Que cosa...

Guió a Jo hasta la zona de farmacéuticos y todo eso.

Ella se encargó de buscar la prueba mientras yo espero de pie a un lado. Me intimida la mirada del vigilante. Bah, ni que fuera a robarme algo. Es estúpido.

— Ya la tengo Norman. — escuché a Jo detrás de mi.

— Bien, vamos a la caja entonces.

Caminamos hasta la caja, Jo pasó el test de embarazo a la mujer mayor que allí se encuentra. Esta levanta la mirada y nos observa a ambos.

No falta  ser adivinos para saber que se está montando una gran película en su cabeza, donde claramente ha de pensar en que Jo si está embarazada y especialmente yo sea el padre.

— Son seis dólares y cinco centavos —dijo la mujer mientras mira la máquina — ¿Necesita bolsa o lo lleva así?

— Sin bolsa por favor — dijo Jo mientras estiró un par de billetes arrugados.

La mujer le entrega el test, cuenta el dinero y le da el cambio.

— Gracias — dice Jo.

Luego de eso, abandonamos la tienda, aún teniendo la mirada del vigilante encima.

— Tengo miedo, Norman — dice Jo — Si la prueba llega a salí positiva ¿Que voy a hacer? ¿que le voy a decir a tía Cailín? Y peor aún ¿Como se lo voy a decir a Johan?

— Primero, mantén la calma Jo, no te adelantes a las cosas. Si llegas a estarlo pues déjame decirte que no es sólo tu problema, es de Julián también, porque un bebé no lo hace una sola persona sino dos y gustele o no, el tiene responder.

Jo asintió mientras miró al suelo y tenía las manos metidas en los bolsillos de su sudadera.

— Norman ¿Puedo hacer la prueba en tu casa?

— Pues.... si ¿Por que no? — asentí.

No le veo nada de malo a que hagan un test de embarazo en mi casa ¿No?

Llegamos hasta mi casa y aún sigue sola. De seguro mamá esta en una de esas reuniones de última hora y Kevin... no se donde este la verdad, con sus amigos o con alguna chica, llega para la cena de seguro.

— Voy al baño — anunció Jo.

— Okey. Al fondo del pasillo, la puerta gris.

Jo asintió y se marcha.

Tomé asiento sobre el sillón. Vaya que esto si son muchas emociones para un día, cosas que ni siquiera me están pasando a mi, sino a gente de mi alrededor. El tema de Jo, la historia de Courtney. Todo es tan extraño.

Miró un momento la televisión y no encuentro nada interesante. Eso pasar  canales y no ver nada de interés, no resulta para nada entretenido. Lo apagó y justo siento los pasos de Jo detrás de mí.

— Espero haberla hecho bien — tomó asiento a mi lado.

— Y... ¿Donde la tienes? — preguntó.

Palmea el bolsillo de la sudadera. Asiento.

— ¿Cuánto tienes que esperar para saber el resultado?

— Nada...solo que me da miedo sacarla y ver que hay — respondió.

Un silencio un poco incómodo invade el lugar. Ambos estamos sentados en la sala, viendo cada vez como el día se va terminando. Dentro de poco caería la noche.

— Norman — llama Jo — Pase lo que pase tu.... ¿Me apoyarías?

— Pues si ¿Tengo más opción? — bromeo.

— La verdad, no. No tienes más opción. Ya que siempre te estaría jodiendo más a ti que al mismo Julián.

Nos burlamos como dos tontos. Vaya que estamos como el mismísimo Darkar Blunt, ni en los momentos más serios deja de payasear.

Diez minutos pasan y ya ha comenzado a temblar. Parece uno de esos perros chihuahuas que tiemblan y tiemblan cada dos por tres.

— Creo que ya es tiempo Jo.

— Dios...

Jo sacó la mano del bolsillo de su sudadera y sin más, miró el test. 

Proyecto: En busca de la chica ideal  #BrightAwards2017Where stories live. Discover now