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— Tu... tu eres la que superó a Troya en literatura.

— ¿A tu amiguito? — lanzó una carcajada — Hace rato, Norman.

Vaya, con razón Troya se la pasaba maldiciendo a una chica que lo superó en una materia, ah si, el señor es un mal perdedor. Siempre se esmera en sus trabajos escritos y resulta que había una chica que lo superaba por muchas décimas.

Joder, nunca imagine que esa chica era Courtney. Creí que era Astrid Johnson.

— ¿Pero por qué la maestra nunca dice tu nombre? Sólo siempre es "la nota más alta del trabajo es de una chica muy peculiar"

— Hay una reputación que cuidar Norman, y me agrada que Jenny respete eso — contestó.

Asiento.

— ¿Por que te esfuerzas en mantener tu reputación?

Courtney suspiró y dejo mi libreta a un lado.... demonios ¿En que momento ella tenía una pluma roja y tachó todos mi horrores ortográficos?

— Como dije antes, Norman, algunas personas son más fuertes para soportar muchas cosas. La presion social a veces es mucha. Norman, yo no soy la maldita matona o prostituta que muchos creen que soy. Yo misma...me encargué de crear aquella reputación para que nadie notará lo débil que soy, para que nadie tuviera el valor de meterse conmigo...

— Perdona que te diga esto, pero esto es muy estúpido, Courtney, no entiendo el porque fingir ser alguien que no eres.

— Se que es estúpido. Pero ya es bastante tarde.

— Nunca es tarde, Courtney. Fingir no está bien, y ser débil tampoco está mal. Mirame a mi, sufro bullying casi todo los días de mi vida, y eso siempre me vale huevo, he sido la burla de los Parker y aquí estoy. Es duro al principio pero ya luego empieza a valer.

— Yo no soy nadie, a menos de que sea la chica pesada, no soy nada. Soy Courtney Jepsen, la matona de Monroe High.

— Pues la verdad. Creo que como estas ahora mismo, eres mucho mejor. Deberías intentar ir así a la prepa, veras que a todos les dará igual. Sólo pasa en las películas juveniles eso de que todo mundo ponga la mirada en alguien y prácticamente se vuelva popular.

— No lo sé...la verdad.. no lo sé. Pero creo que no pierdo nada con intentarlo ¿Verdad?

— Ese es el espíritu Courtney.

Sin decir nada más. Empecé con toda la paciencia que tengo, explicarle cálculo a Courtney. La verdad que si estoy usando todo lo que sé y puedo, ya que no es un don mío el ser maestro.

Las horas pasan mientras trabajamos y a la vez hablamos de temas triviales. No sabía que Courtney bajo esa chaqueta de cuero era como cualquier chica común, divertida, inteligente en lo que sea literatura clásica e interesante.

Ahora que lo pienso mejor, no es bueno juzgar un libro por su portada. Esa chica sólo esta llena de miedos, oculta en su capullo sin aún querer dejar ver lo que en vedad es.

— ¿Pero por qué el miedo, Courtney? — pregunté.

— Fui de una secundaria totalmente diferente a la de dónde vienes. Una ubicada en Atlanta. Allí el bullying no sólo consistía en hacerte sentir mal, en decirte cosas y ya, no como aquí. Allá se llegaba al punto de ser cogida a golpes y no, no resultaba alguien que te defendiera. Tenía doce cuando una bandada de idiotas me estaban molestando, los ignoraba, ya que no era una chica de armar líos o contestar feo. Eso hasta que el mayor de esos idiota tiro todos mis libros al suelo...¿Sabes? — medio sonrió  — Yo era una chica de esas que le gustaba llevar dos trenzas, me parecen  lindas y pues mi madre era quien las hacía.

<<Recuerdo bien todo. La tarde era soleada y iba camino a casa, iba a pie ya que casi nunca tenía para pagar la ruta. Apretaba mis libros contra mi pecho mientras caminaba a pasos acelerados. Fue luego que empecé a escuchar que me gritaban "Perra""perra". Lo ignore puesto a que no supuse que me lo gritaban a mi. Fue luego que los vi. Todos me rodearon y me atemorice. Eran unos chicos de noveno, obviamente, más grandes que yo. Como era tan común, me tumbaron los libros de la mano. Pensé que luego de eso sólo se iban a largar como lo hacían siempre, pero no, esa vez fue completamente diferente. Recuerdo tan bien la cara de quien me hizo aquello, es inolvidable para mi después de eso. Alto, rubio, grandes ojos verdes, su risa... no era feo. Esa misma tarde, tomó una de mis trenzas en las manos "vaya que si puedes presumir que eres rapunzel" dijo mientras que con sus dedos curioseaba una de mis trenzas. Cerré los ojos porque estaba muerta del pánico. Fue luego que escuche el sonido de una tijera cortar algo. No tuve que ser una genio para saber que había sido..>>

— No lo puedo creer ¿Tan hijos de puta eran esos idiotas? — pregunté casi sin creer lo que cuenta Courtney.

— Me cortaron ambas trenzas, que de por sí eran muy largas, luego de eso, el idiota me dio golpecitos en mi mejilla derecha y después susurró "esto me lo llevo, para así nunca olvidarte muñeca" — repitió ella como si fuera un loro, por mi parte estoy aturdido por esa historia — Mamá casi se muere cuando me vio llegar a casa llorando y con el cabello al altor de mi mentón.

— En serio que esos tipos si merecen arder en el infierno.

— Fue justo allí la razón por la que tuve que volverme más fuerte. Y como empecé a tomar una buena altura, resulte intimidante a simple vista. No busque venganza porque eso no es lo mío. Pero no perdí el miedo a ser herida de esa manera.

— Pues ya que lo pones de esa manera, es muy aceptable tu actitud — admití — Pero
¿no crees que es hora de un cambio? Sacarse la espina no viene mal, Courtney.

— Sola no puedo, Norman.

— Claro que si puedes. De seguro no eres de esas damiselas en peligro que van a necesitar de alguien más. Solo pasa en los cuentos de hadas, eres una chica fuerte, así como no te dejaste llevar por la venganza,  tu solita te puedes rescatar de ese pozo que no esta tan profundo... solo es una ilusión óptica — guiñe un ojo.

Proyecto: En busca de la chica ideal  #BrightAwards2017Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora