30

3.7K 444 140
                                    

NamJoon estaba estresado.

Quedaban quince días para el comeback y estaba muy estresado.


Aun no estaba plenamente convencido de su canción en solitario, y los nervios lo estaban carcomiendo.

Ya había mandado la versión definitiva, no porque sintiese que estaba perfecta, si no porque no había más tiempo. Tenían que grabar los CDs e imprimir los álbumes y NamJoon no tenía más tiempo para seguir dando vueltas en círculos.

«Reflection» iba a salir al público, y aun así, NamJoon seguía intentando arreglar algo que ya no tenía arreglo a las dos de la mañana en un estudio que aun le resultaba extraño y ajeno.


Hacía menos de dos semanas que le habían dado su estudio privado. Lo había bautizado como Mon Studio, lo había decorado a su gusto con sus figurines, sus posters, e incluso lo había enmoquetado para darle mayor comodidad, pero aun no se sentía del todo a gusto trabajando allí. Añoraba la presencia de Suga a su lado, la sensación de trabajar hombro con hombro junto a su mejor amigo y compañero. Llevaban seis años así y ahora le estaba resultando muy difícil acostumbrarse a un cambio tan drástico.

Eso, las fechas límites, las interminables horas de ensayos y grabaciones, las sesiones de fotos y pruebas de vestuario, peluquería y maquillaje le dejaban poco tiempo para poder relajarse. A penas estaba durmiendo aquellos días debido a todas las cosas que había por hacer.

El mes previo a la salida de un nuevo álbum siempre era una maldita locura, pero éste estaba resultando especialmente abrumador.


Casi le dio un ataque al corazón cuando sintió que le arrebataban de un tirón los auriculares que llevaba teniendo pegados a su cabeza desde hacía horas, y no había notado cuanto le dolían las orejas hasta que no estuvieron libres de ellos.

No había sentido que alguien llamaba a la puerta ni que entraba en su pequeño estudio, pero cuando vio a JiMin detrás suyo, con las manos sobre sus hombros, y miró el reloj, comprendió que llevaba demasiado tiempo abstraído.


— Jin-hyung me ha dicho que estabas tan estresado que ibas a explotar, así que he venido en cuanto he podido, antes de que pudiera encontrarme tus restos manchando las paredes... — murmuró JiMin, inclinándose para darle a NamJoon un suave beso en la sien — Ya sabes... Es muy difícil quitar la sangre de la alfombra...


NamJoon forzó una sonrisa que no llegó a iluminar sus ojos. JiMin estaba intentando animarle, bromear para aliviar la tensión que se había acumulado en aquel pequeño espacio, pero ésta era tan grande que una pequeña broma no conseguiría distenderla, y NamJoon no necesitó decir ni una palabra para que JiMin se diera cuenta de que tendría que esforzarse un poco más si quería conseguir su objetivo.


— Ven... Déjame que te de un masaje... — suspiró el bailarín, situándose a la espalda de NamJoon, posando sus manos sobre sus hombros, con delicadeza, imponiendo una firme presión en sus músculos que por un momento hizo tensarse aún más a NamJoon — Necesitas relajarte, Joon... Te vas a hacer daño si sigues así...


NamJoon cerró los ojos y dejó escapar el aire que había en sus pulmones, tratando de liberar algo del estrés que llevaba semanas acumulando, obligando a sus músculos a relajarse para que la presión que hacía JiMin sobre ellos ayudase a aliviar los nudos que se habían formado en su espalda por la tensión.

Burning slow | MinJoon |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora