14

2.6K 426 47
                                    

— Lo siento. En verdad lo siento...


NamJoon los miró a todos y cada uno de ellos, sentados en círculo en el suelo de la sala de práctica, deteniéndose a hacer una ligera reverencia de disculpa, mirándolos a los ojos tratando de transmitirles lo arrepentido que estaba.


— Estas semanas no he sido el mejor ejemplo de un buen compañero y líder, y espero que podáis perdonarme... He tenido un momento de debilidad, pero os prometo que se ha acabado — NamJoon cerró los ojos, luchando con el nudo que se le había hecho en la garganta y que hacía que su voz temblara. Era difícil mirarlos, sentir seis pares de ojos clavados en él, escuchando sus palabras arrepentidas, pero tenía que demostrarles que era fuerte, que había vuelto y que no tenían que preocuparse más por que NamJoon volviera a fallar, porque no pensaba hacerlo — No pretendo que hagamos como si nada hubiera sucedido... Tenéis todo el derecho a desconfiar de mí, de hecho, me extrañaría que no lo hicierais... Pero voy a volver a ganarme vuestro respeto. — Abrió los ojos y trató de que hubiera decisión en ellos, quería que vieran la determinación y la firmeza que NamJoon intentaba demostrar para que creyeran que estaba decidido a no decepcionarlos de nuevo — Os prometo que el problema de la chica de las Converse se ha solucionado. De hecho, creo que no va a haber chicas para mí en mucho tiempo. Me he dado cuenta que es sólo una distracción, y lo más importante para mí en este momento somos nosotros. — NamJoon tuvo que hacer un esfuerzo muy grande por no fijar su mirada en JiMin mientras decía esas palabras — No soy perfecto, voy a equivocarme muchas veces, de eso estoy seguro... Pero estamos juntos en esto, así que, por favor, no dudéis en venir a hablar conmigo. Corregidme si veis que me equivoco, golpeadme si hace falta, si veis que vuelvo a perder la cabeza, no dejéis que me vuelva loco de nuevo. No quiero que entremos en crisis por una tontería como la mía...


Se hizo un silencio estremecedor durante unos segundos hasta que HoSeok gritó atronadoramente y se lanzó a abrazar a NamJoon, sin importar que estuviesen en lados opuestos del circulo y por el impulso terminara aterrizando dolorosamente sobre NamJoon.


— ¡Nuestro NamJoonie ha vuelto! — berreaba HoSeok sin parar, apretando a NamJoon con tanta fuerza que casi no le dejaba respirar.


La sala estalló en risas y parloteos, pasando en un segundo de la absoluta seriedad a la algarabía que siempre los había acompañado como grupo. Los parloteos incesantes y el candor de los abrazos hicieron imposible para NamJoon seguir estando serio, acompañándolos en las risas que escuchaba a su alrededor.

El peso de HoSeok incrementó cuando TaeHyung y JiMin se lanzaron encima de él, abrazándolo por los flancos y apretando aun más el agarre, sofocándolo de una manera agradable y cariñosa de la que NamJoon no podía quejarse.


— Te dije que lo que necesitaba era una buena hostia — escuchó decir a YoonGi, y se forzó a abrir los ojos y tratar de mirar entre el nudo de brazos y piernas que lo rodeaba para ver que se lo estaba diciendo a SeokJin, quien seguía sentado de brazos cruzados, pero que parecía incapaz de reprimir una sonrisa satisfactoria viendo cómo NamJoon estaba siendo abrazado por los menores con tanto cariño.


NamJoon sonreía, a pesar de lo desdichado que se sentía por dentro.

Se había pasado la noche llorando en el baño y apenas había dormido, no sabía cómo se iba a mantener en pie para la práctica ni como iría a disimular las oscuras ojeras y las bolsas bajo sus ojos, pero aquel discurso parecía haber distraído lo suficiente a sus compañeros para que no lo notaran, o tal vez eran tan conscientes del malestar de su líder como para que no lo mencionaran.

NamJoon no lo sabía, pero aun así, lo agradecía con toda su alma, así como no podía evitar sentirse profundamente conmovido por lo fácil que lo habían perdonado y lo rápido que parecían haber vuelto a la normalidad.

No se lo merecía, pero aun así quería pensar que podía disfrutar de ello, quería pensar que sonreír y quererlos tanto, ser abrazado por ellos como si no hubiera mañana no estaba mal, porque todos cometían errores y todos sabían perdonar.


Pero de repente, entre tanto lío de brazos, NamJoon sintió una mano tomando la suya, entrelazando sus dedos y apretando con fuerza, y NamJoon sintió explotar una oleada de amor y afecto en su corazón.

No necesitaba mirar para reconocer los deditos cortos y gruesos, la palma que encajaba perfectamente con la suya, el diminuto meñique, los nudillos suaves y carnosos y la piel como la seda a su tacto para saber que era la mano de JiMin.


El pensamiento de no ser merecedor de aquello volvió a él.

NamJoon había prometido ser un buen líder a sus compañeros, y con la mano de JiMin entrelazada con la suya, debía prometerse que esa sería la última vez que permitiera ese afecto.

Burning slow | MinJoon |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora