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Ciertamente, era extraño encontrarse en el estudio de baile a la una de la madrugada. Pero más extraño era que él, Rap Monster, Kim NamJoon, autoproclamado el peor bailarín de Bangtan, estuviera en el estudio de baile, dispuesto a practicar solo, por el simple hecho de que podía hacerlo.


La sala de ensayo estaba vacía esa noche cuando, normalmente, siempre estaba ocupada por HoSeok o JiMin, o los dos juntos, o acompañados por los demás integrantes de Bangtan, que no descansaban nunca intentando perfeccionar sus coreografías.

Pero no era tan extraño si se paraba a pensar que justo aquella noche, habían ganado su primer premio en un programa de música, y, aunque estuvieran cansados, estaban todos celebrándolo como si no hubiera un mañana.


El primer premio era algo grande. Algo que iban a recordar toda la vida, y aunque fuese el único de sus carreras, ese premio significaba que por fin sus esfuerzos estaban dando frutos. Y si por un casual, aquel llegaba a ser el primero de muchos que vendrían después, ese seguiría en sus memorias como el más especial.


Si se paraba a pensarlo, lo extraño era que NamJoon estuviera allí solo en lugar de estar con sus compañeros, los productores, y el resto del equipo celebrándolo en el piso de abajo.

Bang-PD había preparado una gran celebración en cuanto se enteró de la noticia. Había comprado cantidades ingentes de comida, cerveza, soju y refrescos para los muchachos, y se encontraban todos celebrando la primera victoria en el salón más grande de la empresa.


Todos habían llorado como bebés. Aunque YoonGi no quisiera aceptarlo, NamJoon estaba seguro que hasta a él se le había saltado alguna lágrima de felicidad.

NamJoon recordaba haber llorado en el escenario mientras daban el discurso de agradecimiento, también creía haber llorado en el ascensor, y se le volvieron a saltar las lágrimas cuando regresaron a la empresa y todo el staff los recibió con un gran «¡FELICIDADES!».

Pero ya no tenía más ganas de llorar.


Había disfrutado de la fiesta durante un buen rato. Había recibido felicitaciones de todo aquel que se cruzaba en su camino. Su teléfono no dejaba de sonar en su bolsillo con las felicitaciones de familiares y conocidos ajenos a la empresa. Había brindado y había agradecido a todo el mundo por su duro trabajo. Pero llegó un momento que aquella fiesta se le hizo abrumadora y necesitó escaparse un momento para respirar.

Sus pies le llevaron al segundo piso, donde estaba aquella sala acristalada y llena de espejos, cuyo suelo había absorbido su sudor y sus lágrimas durante años, aquellas paredes habían visto todo el trabajo duro y el sacrificio que habían hecho hasta llegar a donde estaban ahora.

Y cuando NamJoon se miró en aquellos espejos, no eran lágrimas lo que emergían de él, si no risas.


NamJoon sonrió a su reflejo y de repente, estaba riéndose solo. Parecía que estaba loco, pero no podía parar de reír. Estaba tan feliz que no podía contenerlo, saltaba giraba y gritaba, y se moría de ganas por bailar.


Activó el estéreo, y por supuesto, la primera canción que empezó a sonar fue «I NEED U», aquella que les había proporcionado la victoria.

Si le hubieran preguntado por ella cuando se levantó aquella mañana, NamJoon habría contestado que estaba harto de escucharla, pero en aquellos momentos le pareció el perfecto himno para expresar su felicidad bailando.

Burning slow | MinJoon |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora