Depredador Sexual. [ChanHun/ SeYeol]

Luna de Miel (Epílogo)

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Finalmente, la boda había salido bien.

Los trámites legales estaban terminados y ahora sólo quedaba disfrutar de la pequeña reunión que habían hecho para que luego los recién casados viajaran a celebrar sus tres días de Luna de Miel.

Porque, ¿qué clase de persona insensible dejaría a su pequeño por más de tres días?

Ambos se negaron rotundamente a salir de viaje, colocando como base que no podían dejar a XunLiè. Sin embargo, todos se colocaron de acuerdo a que lo cuidarían y mimarían. Además de que les mandarían fotos de su pequeño retoño.

A regañadientes habían aceptado. No la semana que todos deseaban, pero al menos con tres días podrían descansar de aquel ajetreo de tener que cuidar a su hermoso retoño hiperactivo.

Yeol estaba terminando de colocar el equipaje en el baúl del taxi mientras SeHun repetía los cuidados que debían tener con XunLiè.

El menor estiró sus bracitos a su madre mientras se le escapaban algunas lagrimitas. SeHun sonrió con cariño y lo separó de los brazos de MinSeok, porque al parecer XunLiè no se quería separar de sus brazos.

Le apegó a su pecho, acariciando su espalda con cuidado mientras dejaba suaves besos en su cabecita.

Acomodó con cuidado su gorrito y su bufanda a la vez que besaba las mejillas de su retoño. Aún hacía mucho frío en Seúl, y lo que menos quería era que su pequeño se enfermara.

Los sollozos de XunLiè le partían el alma y más si le miraba de aquella manera. Con aquellas regordetas mejillas abultadas y sorbiendo sus moquitos por la nariz mientras se restregaba los ojitos con lástima.

Le daban ganas de no irse y quedarse con su chiquito, pero eran necesarios esos tres días. Yeol y él necesitaban recargar baterías para así seguir adelante.

Estaban agotados, la jornada de Yeol se había vuelto más pesada debido a que lo habían ascendido como decano, y SeHun estaba retomando sus clases con el fin de graduarse.

Ambos al final del día llegaban tan agotados, que a penas comían y al tocar la cama se quedaban dormidos, sin contar, los días que XunLiè no tenía pesadillas o se levantaba llorando porque tenía hambre.

Ya en los ojos de SeHun se notaba el cansancio, al igual que ChanYeol, así que necesitaban esos días con urgencia, ¿y qué mejor regalo de bodas que la luna de miel?

Ambos estaban agradecidos con sus amigos, porque, pagar un viaje a la Polinesia Francesa no era muy económico, adicionándole el hecho de que cuidarían a su hijo.

Yeol se hizo al lado de SeHun y besando sus cabellos castaños susurró: -Ya esta todo listo.

XunLiè sollozó más fuerte y ambos se miraron con tristeza. Cómo podía moverles el corazón el llanto de su bebé.

Yeol tomó al menor y fijó su mirada en aquellos hermosos ojos ámbar llenos de lágrimas.

- Muy bien, campeón. -El menor secó sus ojitos y se acurrucó sobre su padre.- Te tengo una misión especial.

El pequeño subió su mirada rápidamente y fijó toda su atención en Yeol.

- Mamá y papá se tienen que ir por unos días... -Empezó mirando los ojos cristalinos del bebé.- sin embargo, tenemos una misión para ti.

Todos se miraron confundidos para luego fijar su mirada en Yeol que seguía hablando.

- Te quedarás con tus tíos y abuelos, pero, tienes que ayudarles. Tienes que salvar al mundo pequeñín, está en tus manos.