Capítul⌖ 43

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ALEXANDRA

Observo como Nash habla con alguien por teléfono mientras conduce. Podría prestar atención a su conversación, pero mi cabeza era un completo caos. Apenas lograba estar escuchando mis pensamientos como para ponerle atención a él. Él cual, aunque le habían arruinado el final de la boda, parecía mas molesto por tener que huir del lugar que porque los matones de Blanco fueran los causantes. Y aquello, era raro.

Natasha en cambio, había permanecio a su lado en completo silencio, de vez en cuando, acariciaba su barriga, gesto que no tomé en importancia. A veces estar nerviosa, hacía que tuvieras impulsos motores extraños, como los míos, desde que entre en el coche, no pude dejar de mover mi píe derecho ni un solo segundo.

Yo iba en el coche de nuestro jefe. A su lado, su ahora ya mujer, Natasha. Y yo, detrás, justo en medio.
Detrás de nosotros, iba el coche de Duncan, el cual iba acompañado con Dylan a su lado. Quién había decidido los puestos en los coches, había sido Nash.

¿Y Shopie? Con todo el caos desde el principio de la boda no la había visto. ¿Y la verdad? que descanso visual.

De un momento a otro, todo había sido un caos. Fuego por todo el lugar, miles de sirenas sonando y coches por doquier intentando salir antes de que llegara la policía. Incluso gente que no era de la zona, se había acercado solo por el morbo de saber que era lo que se estaba incendiando.

Nikolay, hermano de Natasha, había sido el mas listos de todos. Se había puesto en marcha con el coche antes de que las salidas hacía la autopista se colapsaran.

Escuché el gruñido molesto de Nash y volví mi vista hacía él, dandole mí atención. Ya había colgado el teléfono y su rostro estaba ligeramente molesto.

Fruncí el ceño al verlo tomar una salida que no era. Esa, no conducía a nuestra urbanización.

–¿Donde vamos?—Pregunté con timidez observando el esfuerzo de Nash al ir con alta velocidad esquivando todos los coches que se interponían.

Estaba concentrado. Sabía que debíamos salir de aquí lo antes posible. Era cuestión de tiempo que los agentes policiales descubrieran aquellos cuerpos calcinados e intentaran buscar al cura para conseguir información. Cura, él cuál era amigo de Blanco y se había marchado con él.

Por desgracia. Blanco no era uno de los cadaveres que se calcinaban.

—A la mansión de Evil.—Murmuró por lo bajo como si decir aquello le costara.

¿Que? ¿Porqué?

Y como si hubiese leido mi mente, continuó hablando ante mi silencio.

—Las salidas hacía nuestra urbanización estan bloqueadas, podríamos tomar otra pero sería hacer el camino mucho mas largo, y mira nuestro aspecto.—Los observé.—Rápido se darían cuenta que nosotros somos los novios recien casados en la iglesia en llamas con cadaveres dentro.—Gruñó esto último.

Natasha se giró hacía mi y dibujó una mueca en sus labios. Su pelo rubio se encontraba un tanto alborotado y su vestido, el cual antes era de un blanco perla deslubrante, ahora por los bajos, se encontraba manchado de ceniza.

—¿Él, lo sabe?—Pregunté tras varios segundos en silencio.

—Acabo de hablar con él, Alexandra.—Bramó con molestia. Así... que era con quién hablaba.—¿Donde diablos tienes la cabeza?

EVILDonde viven las historias. Descúbrelo ahora