Capítul⌖ 41

51.6K 4.1K 761
                                    

ALEXANDRA

Su mano tatuada, la cuál sostenía mi arma, la dejó caer sobre la comoda donde yo tenía mis manos apoyadas. Su respiración chocaba contra mi oreja, continuaba pegado a mi trasero y espalda. No sabia en que momento, pero mi respiración se encontraba acelerada por su cercanía—como de costumbre cuando lo tenía a centímetros de mi— pero el estar escuchando al cura, al otro lado de la falsa pared de la capilla tras el altar de ceremonia, lo hacía todo mas extraño.

—¿Por qué estas aquí?—Murmuré bajo, sabiendo que me habia oído.

Volvió a llevar sus manos tatuadas a mi cadera, donde la derecha, se coló por mi vestido topandose con mi muslo desnudo, el cuál seguía sutilmente adolorido por el liguero que arrancó de el.

—No deberías haberme seguido.—Su voz ronca, sacudió mi timpano derecho. Enviandome corrientes eléctricas al bajo de mi abdomen.

Mordí mi labio con lentitud disfruntando el toque delicado, que nunca antes había tenido sobre mi piel. Apenas movía sus dedos sobre mi muslo, pero se rozaban las yemas ásperas de sus dedos contra el. Como si se contuviese por repasar cada centímetro de mi piel.

—¿Por que?—Ignoré por completo el hecho de que hubiera ignorado mi pregunta.

Y no fue rapido al contestarme. Dejó que largos segundos pasaran sin respuesta, apenas, lo único que se escuchaban, eran los votos del matrimonio de mi jefe. La voz del cura, hizo que tomara conciencia de la falta de respeto a la iglesia por encontrarme en esta posicion con Evil.

Pero apenas pude empujar mi espalda hacia delante para ganar distancia con él, su mano, la cuál no abandonó en ningun momento mi cadera, me apreto mas contra él. Y juré escuchar un gruñido bajo, molesto, por aquella intención de separarme.

—Porque me distraes.—Su aliento caliente impactó contra mi oreja.—Y no tolero las distracciones.—Mordí mi labio sin poder evitarlo al sentir su calor quemandome la parte baja de la espalda.

Y de nuevo, ahí se encontraba la voz del cura, apenas a una pared de distancia, pero lejana para mis oídos. Pues todos mis sentidos se hallaban en la mano tatuada que subía de mi muslo a la cara interna de estos.

Supe su intencion.

—Evil...—Murmuré intentando sonar en advertencia. Pero apenas me salió un murmuro ronco.

—No debiste venir.—Volvió a repetir, con mucha mas dureza que antes.

Y acertó a la primera cuando sus dedos frios, se colaron bajo la tela de mi ropa interior. Aquel toque, me hizo respingar sobre mi sitio y chocar contra su cadera, notando algo que lejos de asustarme, aumentó la calentura que comenzaba a sentir por su cercanía y sus dedos acariciando la suave piel de mi parte íntima.

Pero su toque en mi, era distinto. Era un toque contenido, un toque precavido. Algo que jamás había sentido en mis anteriores encuentro con él. No me refería a que fuera ahora delicado, en absoluto. Su bestialidad en sus palabras y su toque continuaba con él. Pero hoy, contenía sus impulsos conmigo. Como si aunque estuviera a centímetros de mi, recorriendome con sus manos, su mente, estuviera mas alla a esto. Atento, a todo lo que sucedía a nuestro alrededor. Y lo confirmé, cuando el suelo de madera de la iglesia tronó a nuestro lado izquierdo, y su rostro, se giró salvajemente hacía el sonido.

Y fue cuando aproveché ese descuido por parte él, para voltearme y separar sus dedos de mi zona íntima, pero no pude hacer mucho mas, puesto que tan solo notar mi movimiento me apretó mas a él, pero ahora, nos veíamos cara a cara y aquel bulto pronunciado, ya no chocaba contra mi espalda, sino contra mi vientre.

EVILDonde viven las historias. Descúbrelo ahora