Capítul⌖ 30

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EVIL

Recargo el fusil de asalto que descansa en mis manos esperando que el último furgon de federales se posicione a nuestro lado. Una vez lo hace, abren sus puertas correderas y asoman de ella dos hombres completamente vestidos de negro y encapuchados apuntando al camion blindado que conducía uno de mi hermano. No lo dudo cuando descargo el AK-47 contra sus cabezas, haciendo que caigan y se pierdan a lo lejos de la carretera.

Sacar a Caimán de la carcel se complicó un poco mas de lo que esperaba, pero un trato es un trato, y me había pagado bastante bien con aquellas coordenadas.

Caimán es el encargado de deshacerse del próximo furgón federal que aparece a nuestra derecha. Yo me termino por acomodar en el asiento del copiloto y observo mi brazo derecho, el cuál hacía un rato, empezaba a sentirlo entumecido.

Estaba perdiendo mucha sangre.

Un federal que sostenía una M16, disparó en ráfaga hacia mi dirección justo cuando subía al furgón al salir del perímetro policial de la cárcel, y aunque podría haber sido mucho peor, dos de las tres balas que salieron, impactaron en mi brazo derecho.

—¿Cuanto falta?—El rostro de Caimán se asomó entre los dos asientos delanteros.

—¿Tienes prisa?—Murmuro observando a mis hombres seguirnos por detrás.

—¿Me estas jodiendo?—Su tono burlon hizo que lo observara a través del retrovisor.

—Después de siete años encerrado, ¿no echabas de menos la acción?—Mi voz salió ronca ante aquello.

—He echado de menos mis millones, no que me persigan dandome tiros.—Tras aquello, soltó una risa acompañado de la fémina que tenia al lado y yo tenía en mi asiento trasero.

La melodía de mi teléfono resonó en todo el blindado. Pues tenia mi movil conectado a este.

—Habla.—Determiné descolgándolo.

Hemos revisado las camaras tal y como ordenaste.—Habla Jake por la otra línea, causando que reine el silencio en el coche.—Tenemos a quienes atacaron aquella noche a los hombres de Nash.—Alzé una ceja.

En menos de veinticuatro horas, ya los tenía, no fue muy difícil pues tenía bastantes camaras por todo mi territorio. Aún mas, en mis propiedades, donde no había rincón donde no hubiese camara con micro, como era mi casa, el hospital y mis almacenes. Especialmente en esos lugares, no sucedia nada, que yo no terminará sabiendo.

No les vimos las caras ni ningún indicio que nos pudiera resolver aquello, pero vimos la matrícula marcada. Son hombres de Blanco.—Aprieto la mandíbula.

El jadeeo de sorpresa de la fémina de atrás me hizo ladeear el rostro hacía ella. Era Alice, la hermana de Caíman. La cuál también se dedicaba a esto con su hermano y había querido participar en su fuga. Pero ella no vivía en el pais, había venido expresamente para sacar a su hermano.

¿Que quieres que haga?—Preguntó al no recibir mi respuesta.

—Citalo para dentro de dos horas. Que venga a la mansión.—Tras aquello, cuelgo la llamada.

—¿Por que querria Blanco hac...—Interrumpo la pregunta de mi hermano. Él cual se situaba al volante del blindado.

—No ha sido Blanco.—De aquello, no tenía ninguna duda.

EVILDonde viven las historias. Descúbrelo ahora