Cap. 19

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—Venga, niños. Entremos al avión que se nos escapa —nos ordena la madre de Henry, quien tiene ganas de subirse y poder llegar a la casa de verano.

Sí, por fin es verano, el momento que tanto estábamos esperando para estar todos juntos por un buen tiempo.

Estamos todos. Larry, Maya, Henry, nuestros padres y el cachorro, que está dentro de una jaula espaciosa para que pueda entrar en el avión.

Ya todos preparados, se encargan del cachorro que hemos llamado Vainilla por su color de pelo, como si fuera un helado, el favorito de Henry. Antes estaba sucio, pero ahora que lo hemos estado cuidando está totalmente limpio y feliz, a la vez que juguetón.

Caminamos por un corto pasillo que conecta al avión, llegamos y vemos que hay un montón de asientos desocupados, pero nos dicen que tenemos que estar en los que ponen los billetes.

Al final nos hemos quedado así. Nuestras madres están en un lado, formando un cuadro de asientos, ya que son dos delante y otras dos detrás, en los asientos centrales están todos los padres juntos, y nosotros estamos como nuestras madres, haciendo un cuadro perfecto.

—¡Me pido la ventana! —grita Maya y corre a ponerse en su sitio.

—¡Yo también! —corre Henry a ponerse también.

Larry y yo al final nos ponemos en el lado que no hay ventanilla. Se está muy cómodo, así que nos da igual si nos ponemos en un lado u otro mientras veamos felices a estas dos personas que sonríen con tan solo querer ver las nubes.

Ya sentados, nos abrochamos los cinturones, esos cinturones que las azafatas nos han puesto para nuestra seguridad.

Notamos los motores en marcha, el avión se mueve y siento como mis nervios van aumentando. Al ver en la ventana que estamos alzando el vuelo, me tranquilizo un poco y dejo que sea lo que el destino quiera.

Ya volando, nos quitamos los cinturones y nos dejan pasear por el avión con total tranquilidad, pero nosotros nos quedamos en los asientos, mirando por la ventana y jugando un poco.

—¿Qué se parece a esa nube? —pregunta Larry, señalando una cercana.

—Parece un hombre manejando una pala —Maya me está dando miedo por lo que ve.

—Yo veo un perro de lado —respondo.

—Yo creo que es una letra —responde Henry—. La "k" al revés.

—¿Y esa? —señalo una que parece una casa con una chimenea echando humo.

—Parece un horno antiguo —responde Larry, acomodando sus gafas.

—¡Es una casa, Larry! —le lleva la contraria la chica de su lado.

—A mí también me parece eso —me da la razón Henry—. ¿Qué os parece esa nube?

—Me parece una consola —suelto lo que primero se me viene a la cabeza.

—Un ladrillo.

—Una maleta.

—Bueno, es porque es cuadrado, pero a mí me parece un libro de dibujos —sonríe sonrojado.

—¿Tienes uno? —le pregunto.

—Sí, está en mi maleta, pero no podemos sacarla hasta que lleguemos.

—¿Por qué no?

—Porque mis padres me han dicho que me prepare lo que quiero hacer en el avión durante el corto trayecto... Y se me olvidó el cuaderno.

—Vaya... ¡No pasa nada! —dice Larry— Creo que puedo pedirle a mi padre el móvil para jugar un juego todos juntos.

A todos nos parece una buena idea y se va junto a su padre para pedirle su móvil. Primero se niega, pero después de suplicarle todos juntos con nuestras caras de ángeles, acepta.

Trae el móvil y buscamos en su carpeta de juegos.

—Mi papá me deja descargar juegos, así que tengo varios. ¿Qué queréis?

Miramos toda la carpeta de juegos y al final nos decidimos por un parchís, es lo que sabemos jugar.

UN RATO MÁS TARDE

—¡No te comas mi ficha, por favor! —le pido a Larry, quien ha sacado un número exacto para comerme una de las fichas.

—Lo siento, es la única que me queda por llevar a la meta —elige la ficha y veo como pasa a cámara lenta mi ficha hacia la base.

—Vaya... Ahora tengo que esperar a sacar un cinco. Gracias, Larry.

—¡De nada!

—Lo decía con ironía.

Maya y Henry ya han terminado de meter todas sus fichas, les ha sido difícil, ya que había una matanza, una guerra que al final acabó conmigo el último.

Larry termina y acabo siendo el último, no he sido muy listo a la hora de mover mis fichas, así que es normal que haya perdido.

¿Cuánto llevamos de vuelo? No me he fijado en la hora cuando habíamos subido y no sé si hemos tardado mucho o poco.

Al final acabamos por jugar a otro juego, pero este es con equipos. Como no, Henry y yo somos un equipo y Maya y Larry son nuestros enemigos.

Mientras el avión va haciendo su trayecto, nosotros estamos jugando para que no nos sea tan duradero.

A ver quien gana esta partida.

Mi Querido GorditoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora