CAPÍTULO 1: ESTA ES LA ÚLTIMA VEZ

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Entra Sawyer al armario mientras Belinda y yo seleccionamos qué fué lo que trajo la lagartija y qué le regaló el jefe, porque no la dejaremos que se lleve un dólar de él.

-Mujeres... Me van a matar.- jadea Sawyer.
-¿Qué pasó?- pregunta Belinda.
-Nena, se bloqueó el ascensor, y recuerdo que el jefe dijo que teníamos diez minutos...
-¡Llamaré al señor Sullyvan!- exclama Belinda.

Mi bruja interior está tomando el mando y le doy la oportunidad ya que por lo regular, la diosa de mi Jason es quien tiene las riendas, pero la ocasión lo amerita...

-¡Hey! Deténganse.
-¿Qué?- replican a la vez.
-Ayúdenme a llevar esto al balcón...
-¿Qué piensas hacer, Gail?- me pregunta Luke confundido.
-Tomaremos la ruta corta.

Todos levantamos los bultos improvisados con las porquerías de la lagartija y Belinda se asoma hacia abajo cuando estamos en la cornisa.

Nos interrumpe el teléfono y voy tan eficiente a contestar.

-¡Gata de mierda! ¡El puto ascensor no sirve!- grazna Susannah al otro lado de la línea.

Tomo aire y me decido a decirle que sucede.

-Buenas tardes, lagartija. Por órdenes del señor Christian Grey usted no vuelve a entrar al Escala.- le respondo con voz cantarina.

Escucho su respiración agitada y de pronto vuelve a vociferar.

-¿Qué? ¡Esto lo va a pagar! ¡Es un estúpido! Déjame subir por mis cosas...
-En seguida se las hago llegar, lagartija...

No le doy tiempo a que me vuelva a insultar y me acerco al balcón con el teléfono en la mano. Le arrebató a Luke una caja con unas porquerías de cerámica que saqué de su armario y me acerco a la cornisa para dejar caer la caja al vacío. Y solo se escucha como el golpe de una gota de agua en el vidrio.

-En seguida le envío el resto, señorita Parker.

Es lo último que digo y corto la llamada. Belinda y Luke me miran emocionados y parecemos niños en dulcería y decidimos mandarle el resto de sus cosas a la lagartija Parker.

POV ANASTASIA

Decido salir con Kate a comprar los últimos detalles para la cena que prepararé mañana que llega Paul a Seattle.

Vamos camino al mercado de Ernie y veo que una pareja se besa sobre la acera. Se ven tan lindos.

-Ana... Dime loca, pero creo que el rubio que le arrima el camarón a la plana esa es Paul.- me dice Kate incómoda.

Tiro de su brazo y la llevo lejos pero esta loca no se contiene...

-¡Paul! ¡Paul Clayton!- grita Kate.

El tipo se aparta y busca quién lo llama. Al darse cuenta de mi presencia veo que se pone pálido.

-¡Que perro eres, Clayton!- le grita Kate.

Se aparta la mujer y entra a una tienda.

-Ana... Ana... Espera... Esto no es lo que parece.- Se acerca a nosotras Paul.

Me acerco a él y le doy un rodillazo en las pelotas.

-¿Es así como me exigías una prueba de amor? Vete a la mierda Paul.

Sale la mujer, y mira a Paul en el suelo.

-¿Qué te pasa, cariño?- se arrodilla la mujer a lado de este despojo de ser humano.
-Se desmayó...- responde Kate con indiferencia.
-Si, se desmayó... Cómprele agua. Pobrecito...- mascullo y tiro de su piercing que encontré tras su camisa y lo hago gemir.
-¿Tiene un dólar que me preste? Me acaban de cancelar mis tarjetas...- nos dice agobiada la zorra.
-No, nosotras ya nos vamos... Suerte.

Me levanto del suelo y me voy con Kate.

-¿Quieres que llame a Ray?- me dice Kate unas calles adelante.
-No, vamos a casa y de ahí, me voy contigo a Barbados...
-No, mejor yo me voy contigo a Savannah.- me dice mi siempre incondicional amiga.

Ese tipo nunca me cuadró, y mi padre también lo notó, solo Carla la ingenua no lo supo ver, pero no me van a traumar. No me cerraré al amor



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