Así que ¿eso era?, ahora era claro para mí que muchos sabían sobre los lados de luz. Nadie lo había mencionado antes.

—La sacaremos de aquí —dijo Damon—. Podemos mandarla de nuevo a ese lugar, y que se quede ahí hasta que sepamos cómo vencer a los Zerkjis.

—¡Tú no tomas decisiones aquí Damon! —Adrián estaba rojo por el coraje— No tomarás control de la vida de Alexia.

—Tú tampoco lo harás. He tenido más apoyo en cualquiera menos en ti, tú solo finges y tratas de manejar a todos.

—¡Y qué si quiero hacerlo! Fue por eso que volví —Damon me miró— ¡Volví por ella, por mi hija!

El oírlo de su propia boca fue como un shock. Todos nos miraban a nosotros tres. Entonces... ¿era verdad?

—Hasta que por fin estás diciendo la verdad, hermanito —Adrián me miró con furia como si hubiera leído mi mente, pero había algo más—. Ya lo oíste Alexia, Damon es tu padre.

Todo este tiempo...

Damon aventó a Adrián al suelo. Daniela corrió para detenerlo antes de que siguiera golpeándolo, pero el orgulloso rey no se defendió.

—¡Siempre lo supiste! —le gritó, Daniela estaba haciendo un gran esfuerzo por detenerlo— ¡Por eso la trataste así todos estos años!

—¡Cómo te atreves a reclamar algo siquiera! —Adrián se levantó del suelo— ¡Te acostaste con mi esposa y la dejaste preñada para colmo!

Damon tomó a Adrián del cuello y lo lanzó con toda la fuerza posible a una silla y un látigo de luz lo rodeó. Pegó un grito de dolor al sentirlo sobre su piel.

—¡Deberían agradecerme! —miró a Katrina— Sobre todo tú maldita zorra. Te mantuve a mi lado aun cuando me engañaste con mi propio hermano, ¡y salvé a tu bastarda!

—¡Aún amabas a Lucinda! —gritó Katrina— Solamente fui una excusa para que Baltazar te dejara en paz. ¿Pero esto?, has ido muy lejos Adrián.

—Siempre fuiste tan estúpida Katrina, siempre creyendo en mí. No me tomó mucho darme cuenta —dijo con una sonrisa burlona—, después de unos días supe por qué Alexia sufrió ese ataque al nacer —Damon apretó más el látigo—, este maldito nació con eso y después de un tiempo se curó. Fue cuando supe que no eras mi hija, pero ya era muy tarde; el trato con Solara ya estaba hecho.

"Ella te dio la vida y tomaría provecho de ello. Necesita toda una línea de sangre para poder vivir, es por eso que no podías embarazarte. No iba a permitir que mi familia se condenara. Pasé cada noche pensando en qué momento Solara vendría a exigir tu cuerpo, a exigir su pago. Fue por eso que cuando desapareciste, no intenté hacer nada. Yo sabía que estarías a salvo lejos de este lugar.

—Me condenaste —susurré— ¡Mi vida y la de todos los que nazcan de mí, están atadas a esa bruja!

—Traté de impedirlo Alexia, lo juro, pero tus poderes comenzaron a tomar más fuerza y pensé que sólo había una forma para detenerte.

—¿Detenerme? —pregunté. Esto era casi un chiste— ¿Encerrándome, golpeando cada parte de mi cuerpo y destrozando mi alma pedazo a pedazo?

—Yo sabía que no era buena señal —Daniela me miró—, cuando me dijeron que Solara te bendijo creí que era una broma. La han venerado como una Diosa de la vida cuando no lo es, es una tomadora de almas y has vuelto a Alexia una de ellas. No tienes ni idea de cuán oscuro es el poder que Solara maneja, y ¿pasarlo a alguien más?, es un arma de destrucción y dominación Adrián, las leyendas sobre ella se están volviendo ciertas. Esa magia, está tratando de salir y esas marcas en sus manos son solo el comienzo.

Daniela jamás me había mirado así, pero ahora lo hacía casi con miedo. Miré mis manos. Las líneas del látigo aún se veían negras y Vanessa había dicho que eso pasaba cada vez que yo sacaba a flote todo mi poder o al menos del que tenía control.

—¿Y qué querían? —Adrián dijo molesto—, pude dejarla morir, pero no lo hice, al menos sentí algo de compasión y deberías sentirte dichosa por eso. Te veía todos los días, te veía sonreír y venir hacia mí, pero no eras mi hija. Te odiaba y a veces trataba de amarte incluso ahora que volviste traté, pero jamás funcionó. Y puedes culpar a Katrina por eso, Alexia.

—¡No trates de salir de esto! —Katrina le dio una bofetada.

—Tú le causaste ese daño a Alexia —dijo Damon.

—Ahora es muy tarde, pero podemos encontrar a alguien que nos ayude —Daniela se unió a lo que decían.

Puse las manos en mis oídos. Todas esas voces eran como un martillo en mi cabeza. Me estaban volviendo loca. Lena se dio cuenta y fue con ellos, pero no la escucharon.

—¡Ya basta! —gritó Lena— Debe haber una manera de arreglar esto sin... —Lena dejó de hablar.

Escuchamos las risas de Luvia. Todos se callaron por un segundo. Lena miró a Robert. Todo el problema de Adrián y el asunto de Solara quedó en segundo plano.

—¿Por qué Luvia no está en su alcoba?

Lena salió corriendo del salón y fue al cuarto de música. Casi me atreví a regañarla por eso. Estaba recién parida pero quizás no era lo importante ahora. La seguimos y cuando llegamos quedamos paralizados en la puerta. Luvia estaba muy concentrada tocando el piano y Dëni estaba con ella, mi hermana tenía a Anthony en brazos y una cara de querer morirse. Pero no estaban solas. Había un hombre con ellas.

—Vamos mi niña, toca de nuevo.

Luvia pasó sus deditos por las teclas del piano mientras aquel hombre estaba detrás de ella y la miraba casi con admiración. Vi como Robert llevaba su mano a la empuñadura de la espada. Todos estaban muy quietos.

—No lo hagas —puse mi mano en la suya para detenerlo.

Me miró por un momento como si quisiera ignorarme, pero al final quitó su mano de la espada. Mientras tanto, Luvia parecía muy tranquila tocando el piano bajo las indicaciones de ese hombre. Dëni me miró aterrada. Creí que se había ido. ¿Por qué rayos estaba aquí con él?

—Volviste a equivocarte, hay que repetir. Uno, dos, tres...

—Luvia —la llamó Lena—, ven con mamá, anda linda.

—Pero estoy jugando mamá, no me molesten ahora —respondió y siguió concentrada en el piano.

—Claro, Alteza —dijo el hombre—. Estoy teniendo un momento muy agradable con esta hermosura y el pequeño príncipe, ¿cierto cariño?

¿Cariño? Dëni sólo asintió levemente y eso me llevó a recordar lo que Nathan dijo acerca de la relación de ella  con... Oh por Dios. Ya sabía quién era.

—Luvia —Lena la llamó de nuevo—, te he dicho que vengas para acá.

—No hay que ponernos así —el hombre se levantó del banco y tomó a Luvia en sus brazos—, pero déjenme presentarme, mi nombre es Eric Zerktai, lider de los Zerkjis.

"El Elemento Perdido #2: Agua" ⚠️ Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Where stories live. Discover now