"CAPÍTULO 25"

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—No puedo creerlo —nos sentamos de nuevo en la cama—. Ten cuidado.

—Cedric no voy a romperme —le dije para que me quitara las manos del vientre.

Era muy gracioso verlo así.

—Es que no puedes hacer esfuerzos, además nada de magia, me dijeron lo que hiciste y...

—Basta —corté la conversación.

Ni yo me estaba preocupando tanto. Dëni, Vanessa y Greta se habían encargado de eso. Cada mañana desde que la noticia quedó confirmada me trataban como si fuera a romperme y honestamente era muy estresante. No necesitaba que Cedric se uniera a eso.

—No debes preocuparte, todo está bajo control.

Me metí de nuevo a la cama. No tenía ganas de levantarme. Clara me había dicho que los síntomas se presentaban de manera muy distinta y al parecer con muy pocos meses, mi único síntoma era que parecía oso. Dormía todo el maldito día. Y eso había sido muy difícil, pues Adrián insistía en que un médico me viera. Creía que se debía a el esfuerzo que había hecho cuando los Zerkjis atacaron el palacio. Pero no era así.

—Ok, pero, ¿cómo lo has ocultado?, ¿o es que acaso ya saben? —preguntó.

—No, obviamente no lo saben —respondí de mala gana—. Además, no han estado prestando mucha atención. Los problemas con los ataques es algo primordial.

En el último mes, el número de ataques subió como la espuma. Pero ya no eran hacia nosotros. Atacaban pequeñas aldeas, dejando una devastación total. Vanessa y Dëni estuvieron un tanto aliviadas al ver que Nath no volvió con ellos. Se había quedado con Cara. Pero incluso ellas sabían que el que se quedara aquí no significaba que ya no estaban con ellos. Ahora podía tener órdenes muy diferentes. Sólo abandonó el palacio para ir por Henrietta que insistía en ayudar. Pero no había nada ni nadie a quién ayudar.

—Lo sé —Cedric se levantó y fue a la ventana—, jamás había visto una situación como esta, es tan, rayos, no tengo ni palabras para describirlo.

Se giró hacia mí y trató de darme su mejor sonrisa. Se veía tan cansado. Sus ojeras eran muy notorias, una discreta barba comenzaba a asomarse, todo su aspecto era desaliñado. Y él no era el único. Todos en el palacio nos encontrábamos así. La situación se estaba saliendo de control y poco a poco ganaba terreno. Los planes militares de Adrián ya no eran tan precisos y Damon apenas y podía interferir. Incluso Daniela; pidiéndole a sus hermanos dejarla dirigir algunas de las misiones, pero todas esas peticiones fueron rechazadas. Ya no querían ni siquiera mandar a las tropas. Se iban en grandes números y eran muy pocos los que volvían.

—Mi padre le recomendó a Robert que no vuelvan —agregué—. Al parecer las tierras de tu familia no están siendo blancos fáciles como las nuestras.

—¿Quieres decir que Lena no sabe acerca de tu estado? —preguntó sorprendido.

La verdad no estaba muy segura de cómo iba a reaccionar Lena con todo ese asunto. Y no tenía ganas de enfrentarla en estos momentos. Lo mejor era que ella permaneciera con los Hathaway por un tiempo al menos. Nuestra familia estaba siendo blanco principal para los ataques. No necesitábamos a Luvia aquí ni a Lena. Ellos tenían que estar a salvo.

—Se fueron antes de que incluso me diera cuenta. Ya llegará el momento, pero ahora que ya volviste, tenemos que decirles a mis papás.

...

La cena estaba muy tranquila a decir verdad y aunque me hartaba a veces, extrañaba a Luvia. Nos encontrábamos Adrián, Katrina, Damon, Daniela, Cedric y yo y una gran sorpresa, Carl también estaba ahí. No habíamos hablado mucho desde la muerte de Jillian pero al menos parecía un poco más animado. Daniela le platicaba algo con mucho entusiasmo y Carl sonreía cada vez que decía algo típico de ella. Tenía un buen presentimiento de estos dos. Lo cual era algo intimidante.

"El Elemento Perdido #2: Agua" ⚠️ Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora