Capítulo 18

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Baltimore, Maryland 10:05 pm.

"... es así, como tras la carta de El Profeta, el Destripador de Chesapeake ha decidido mantenerse en silencio, ¿será que éste nuevo asesino en serie logró intimidar al Destripador? O tal vez su evidente mutismo se debe a que ya lo han capturado, y la incompetencia de las autoridades en el caso hace menos probable encontrar un patrón, aún con la singular ayuda del agente especial Will Graham."

El cursor se mantuvo intermitente al lado del punto final en el texto de Freddie Lounds, sus delgadas manos seguían sobre el teclado, la última oración no le agradaba del todo, quería algo con más fuerza, incluso incendiario, lo suficiente para llamar la atención al menos, "la singular ayuda de Will Graham", no, tal vez "la aborrecible peculiaridad del agente especial Graham" se leería mejor. Tecleó la oración reformulada y justo en ese momento llamaron a la puerta de su habitación de hotel. Freddie soltó una exhalación pesadamente, debía ser el idiota de Brian Zeller esperando pedir disculpas por su comportamiento del día anterior, algo completamente fuera de lugar, después de todo ella sólo lo había usado para obtener información de Will Graham, ¿qué caso tenía hacer un drama sobre eso?

Sin embargo, sabe que es necesario contar con un buen informante, así que podrá su mejor cara para parecer herida y tras hacer las paces, podría obtener una exclusiva de las imágenes del reciente trabajo de El Profeta. Se acomodó los risos antes de abrir la puerta y permitirle al viento helado que entrara, en el umbral de la puerta no se encontraba Zeller como suponía, por el contrario, era una mujer blanca de cabello rubio y rostro aniñado. La miró de pies a cabeza sin mostrar nunca un atisbo de sorpresa, tardó apenas unos segundos para deducir que se trataba del FBI y apenas unos pocos más para saber de quién podía ser.

—Buenas noches señorita Lounds. Soy Miriam Lass del FBI.

—Ah, la aprendiz de Crawford— dijo Freddie con una sonrisa socarrona.

—Así es. Quisiera hablar sobre la carta que recibió hace algunos días.

—Pasa— le indicó haciéndola entrar en la habitación, dentro era sobriamente acogedor, más grande de lo que Miriam hubiera supuesto para una habitación de hotel en Baltimore. Lounds se sentó en uno de los sofás que estaban frente a frente en medio de la estancia, y Miriam hizo lo mismo.

—Bien señorita Lounds...

—Puedes llamarme Freddie.

—Freddie, con respecto a la carta de El profeta, ¿sospecha de alguna razón por la que él decidiera enviarle la carta a usted?

—Tattle Crime, es una vía muy factible de comunicación, si él quería ser conocido sería por supuesto a través de mí.

—Fuiste la primera en llegar a la escena del crimen en el asesinato de Richard Rimers, según tu declaración hubo una llamada anónima, la voz de un hombre, ¿crees posible poder reconocer la voz en caso necesario?

—Es posible, aunque tal vez podría ser cualquiera, incluso Will Graham.

—¿Will Graham?— cuestionó Miriam frunciendo el ceño.

—¿Y por qué no?, ¿has visto su rostro al contemplar los asesinatos?, estoy segura de que los disfruta, su rostro se transforma, he visto demasiados psicópatas en mi tiempo como periodista, Will Graham es uno de ellos. Y lo cierto es que justo después de su aparición como consultor en el caso del Destripador, también lo hizo El Profeta.

—No podría decir lo mismo, lo he visto más tiempo aterrado e inestable que complacido con las escenas de crímenes. Aunque existe un punto, tanto El Profeta como el Destripador intensificaron su actividad en el momento en que el profesor Graham se unió al equipo de investigación.

EternidadWhere stories live. Discover now