Capítulo 1

3.7K 333 137
                                    

El sonido del metal al chocar con furia producía un estruendo ensordecedor, la lucha contra los woads para defender territorio conquistado por Roma, más allá de la muralla de Adriano, es encarnizada; aún con ello Arturo y sus caballeros tienen la ventaja, la lluvia se avecina y la lucha parece que no se detendrá. Montados en sus grandes corceles los veinte caballeros del centurión Artorius dan batalla aun cuando los enemigos los superan cinco a uno.

En poco tiempo la cantidad de nativos se va reduciendo hasta que deciden escapar por el bosque, donde los caballeros no pueden perseguirlos, dejando a sus muertos y heridos en el campo. En la retirada, uno de los nativos woads logra tirar a Galahad de su caballo, en el suelo entre el barro, el hombre camuflajeado con pigmentos azules intenta encestar un golpe con su hacha al más joven de todos los caballeros. Del otro lado del campo, con sus sagaces ojos, Tristán el experto espadachín, mira caer a su amigo y ser atacado, no duda ni un momento en poner a galopar su caballo y llegar hasta donde se encuentra Galahad; Tristán desmonta de un salto, sin embargo, al encontrarse con una lucha igualitaria se limita a observar. Sabe que Galahad es bueno peleando, desafortunadamente su nobleza innata se extendía a sus adversarios, ello siempre lo ponía en apuros.

Tristán era su mentor y su amigo más íntimo, cuando Galahad llegó a las filas romanas era apenas un niño arrancado de los brazos de su familia sármata, mientras Tristán le llevaba ya varios años de experiencia en la batalla, los ojos azules de Galahad lograron despertar cierta simpatía en Tristán por lo que lo tomó como su protegido, cuidándolo y ayudándolo a perfeccionar el arte de matar, aunque siendo honestos Galahad nunca tuvo madera de asesino. Si peleaba o mataba, era bajo la estricta regla autoimpuesta de ser necesario, nunca por motivos vanos o propios.

Tristán escupió al piso cuando la lluvia cayó sobre el campo de batalla, detestaba el clima siempre cambiante de las regiones altas de Britania, Galahad seguía sin lograr deshacerse del woad quien comenzaba a aventajarlo, por fin el joven caballero sármata tomó una piedra y golpeó la cabeza del nativo midiendo su fuerza para hacerlo caer a un lado. Aún vivo por supuesto. Galahad se levanta de entre el barro y le dice que sería mejor que se marchara y le da la espalda, caminó unos pasos hacia Tristán que se acercaba también pero más rápido y desenvainando su espada, por un momento Galahad pensó que lo asesinaría a él cuando la espada de Tristán le pasó por un costado, hundiéndose no en su cuerpo sino en el dorso del nativo que estaba detrás de él sosteniendo el hacha en alto.

Galahad se quedó pasmado, observando el rostro de Tristán siempre sereno y calculador.

—Cuántas veces debo decirte que no le des la espalda a un woad.

—Se supone que se marcharía.

—No se deja ir a un woad, o lo matas o te mata a ti— contestó Tristán envainando de nuevo su espada.

—No tiene porque ser así, ellos también tienen honor.

—Por los dioses Galahad al menos agradece que te salvé— le dijo el hombre mayor tomándolo por la nuca y robándole un beso agresivo. Galahad se resistió furioso y lo mordió en el labio inferior, la sangre brotó inmediatamente y Galahad la saboreo. Tristán lo miró enfadado y ...

De pronto la escena cambia, Galahad mira a Tristán inerte en sus brazos, el humo negro de la brea quemaba sus ojos, a su alrededor la batalla se movía en cámara lenta, las lágrimas salían de sus ojos sin poder contenerlas, no sabía si eran por el humo o por su amante que yacía sin vida con un enorme corte en su pecho producto de la espada del jefe sajón.

—¡Tristán, Tristán!— Gritaba y se aferraba al cuerpo de su maestro, amigo y compañero de armas. —No me dejes Tristán, prometiste que me llevarías contigo, iríamos a nuestro hogar— seguía diciendo, a lo lejos divisó al jefe de la tribu sajona, que lo miraba burlonamente, tomó el sable de Tristán y con rabia se dirigió a la batalla de nuevo...

EternidadWhere stories live. Discover now