Lauren: Pasa. -Indicó mientras le abría la puerta de la habitación del fondo. Camila entró lentamente. Dentro había una cama que podría haber sido considerada enorme de no haber tenido recipientes de pintura, lienzos y paletas sobre ella. También podría haber sido blanca de no haber estado completamente manchada de pintura. Las paredes no estaban en mejores condiciones. Y en el suelo, además de todo lo antes mencionado, había tantos libros que Camila pensó que estaba viendo el mismísimo paraíso- Es mi cuarto. -Murmuró con neutralidad, colocando un lienzo en blanco en el caballete frente a la cama y tomando todos los elementos que necesitaba para comenzar a pintar- Tú te sentaras en esa cama y yo te pintaré. Es papayita (muy fácil).

Por supuesto, decirlo es más fácil que hacerlo.

***

Camila estaba de espaldas a Lauren intentando quitarse su chompa de cuello de tortuga con las manos temblorosas. No le había pedido a la pintora que se marchara. De todos modos, iba a verla desnuda.

Lauren: Apúrate mamita, No tengo todo el día. -Murmuró impaciente. Y tomando una bocanada de aire se quitó la prenda, al igual que el resto de la ropa. Lo hizo con tanta rapidez que juro que podría haber roto un record.

"El récord de desnudarse más rápidamente otorgado a Camila Cabello" -Se burló- No suena mal.

Se dio la vuelta lentamente, sintiéndose sonrojar. Tal vez, ella no sería tan hermosa como Lauren pensaba. Tal vez, no le gustaría su cuerpo. Tal vez, pensaría que era muy delgada o que tenía los pechos muy pequeños. Tal vez, la ordenaría vestirse de nuevo e irse, pues la pintora no iba a malgastar su tiempo en ella. Fue entonces cuando sus ojos se fijaron en los de Lauren, que estaban fijos en ella. Se sonrojo aún más y se mordió el labio.

Lauren miraba su cuerpo con mucha más admiración que al cielo nocturno o las caricias de sus manos. La miraba como si fuese un ángel. La miraba como si estuviese enamorada. Camila no pudo evitar sonreír. Tal vez así se veía ella cuándo Lauren había estado desnuda frente a ella en ese mismo departamento.

Camila: Em... Lauren... -La llamó luego de unos segundos. Lo cierto era que cada vez sentía a sus mejillas arder más y más, así que necesitaba que Lauren dejara de mirarla de esa forma, aunque fuese un espectáculo sublime. -Lauren alzó la mirada de inmediato y sacudió la cabeza. Sus mejillas debían de estar casi tan rojas como las de Camila- ¿Quieres pintarme o seguir mirando? -Pregunto, y aunque intento darle a la oración un pequeño toque del humor de Lauren no lo logro. En su voz había una inevitable timidez.

Lauren: Tienes unos pechos bastante bonitos. -Fue lo único que dijo mientras miraba fijamente el lugar indicado. Luego su mirada fue descendiendo- También tienes una bonita...- Camila dejó escapar un leve gritito cuándo vio el lugar al que la pintora miraba y se cubrió con las manos.

Camila: Oye, ¡eres una pervertida!

Lauren: OK, está bien, sorry por eso. -Y fue extraño escuchar esas palabras salir de sus labios, pues ella no era de las chicas que parecían lamentarse solo por hacer algo que querían- Ahora siéntate en la cama y comencemos con esta jarana.

***

El primer paso, según Lauren y cualquier artista, era dibujar el boceto. Camila estaba cruzada de piernas, con sus manos a ambos lados presionando el colchón, con el rostro ligeramente ladeado y el cabello cayendo sobre sus pechos, mientras Lauren estaba sentada sobre una banca frente al lienzo, trazando los contornos con grafito. Miraba a Camila muchas veces durante bastante tiempo, y la tatuadora no sabía si lo hacía para captar bien su figura o porque quería hacerlo. Prefirió no preguntar.

Lauren: ¿Te molesta si fumo? Me ayuda a concentrarme.

Camila: No, no me molesta. -Contestó, pero se sentía tan expuesta que su voz salió de sus labios con un débil susurro. Lauren simplemente sonrió en su dirección y busco un cigarrillo y un encendedor que tenía sobre la cómoda. Lo encendió antes de llevárselo a la boca.

La Tatuadora De Libélulas - Versión PeruanaWhere stories live. Discover now