{9.3} If you want to be, you can be with me

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Sonrió con la vista que tenía. Graham estaba tumbado en su cama y le devolvía la sonrisa. Intentaba cubrirse con las sábanas, pero él no lo dejaba, se las quitaba con una sonrisa traviesa que le iluminaba el rostro. Graham comenzaba a lanzar mil insultos que no eran en serio. Reían. Luego él se recuesta a su lado y le desordena un poco el cabello con cariño. Se miran.

— Eres lo mejor que me ha pasado —confiesa—. Lo mejor que me pudo haber pasado —suspira y cierra los ojos, preparado para dormir.

— Entonces ¿Por qué me dejaste solo cuando te necesitaba?

* * *

2001

Abrió los ojos y se encontró con otro escenario. Una habitación oscura, una cama grande y a Suzi dándole la espalda en el lugar que le correspondía a Graham. Dormía, el reloj digital en su mesita de noche marcaba las cinco de la mañana con algunos minutos.

Suspiró y se cubrió los ojos con una mano. Esa noche había sido un infierno, primero porque no podía pegar ojo sin ver a Graham, segundo, porque al día siguiente, cuando se levantara, se bañara, se despidiera de Missy y Suzi, iría al estudio a encontrarlo en persona. Sí, Graham volvería y no tenía idea de qué hacer.

Quizás por eso sus sueños seguían repitiéndole momentos realmente perfectos que se convierten en pesadillas. Quizás ese era su castigo, pero ¿Había hecho algo mal en verdad? Su ego le decía que no, que toda la culpa seguía siendo de Graham, pero...

Se dio vuelta y enfrentó a la pared, intentando cerrar los ojos pero no sentía cansancio alguno. Otra noche de insomnio gracias a él.

* * *

No eran felices.

Graham había vuelto y nada se sentía correcto, pero continuaron con eso porque son una banda y porque se supone que todavía se respetan. Debían hacer el disco nuevo porque ya tenían un contrato y eso era todo lo que importaba, no más peleas, no más gritos, nada, solo trabajo, pero eso era peor que pelear hasta querer asesinarse, el silencio era peor que cualquier cosa en ese momento.

Graham no le hablaba y si le hablaba era solo para decir algo sobre su guitarra, sugerencias sobre cómo debería ser una melodía, alguna improvisación en la que ha trabajado, etcétera. Había soñado tantas veces con recuperarlo y en realidad no había pasado nada, ni mierda, nada de nada, solo vacío.

No eran felices.

Una semana y algo después de la vuelta de su compañero, Alex y Dave, qué va, también él, acordaron que no podían seguir así.

— Será mejor que le hablemos al manager y él lo solucione —propuso Dave, el más cuerdo de todos por lejos.

Damon simplemente asintió, ausente.

— Mira, yo sé que si le habla y... no sé, le dice que hay problemas de comunicación, que está costándonos mucho esto, llegaremos a un acuerdo —continuó.

— Estoy de acuerdo —dijo Alex—. Ha hecho un buen trabajo... musicalmente hablando, digo. No es como si lo fuéramos a echar o algo.

— No —se escadalizó Damon—. Nadie está echando a nadie aquí.

— ¿Pero no sería lo mejor? —los tres se miraron—. Él no estuvo durante mucho tiempo y eso nos desorganizó como banda, a la vez que nos unió también como... algo nuevo.

SingWhere stories live. Discover now