{9.1} If you let me live my life, I'll stay with you to the end

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Su vida social apestaba, era un hecho. Jamie había salido por quinta vez en la semana de juerga con su grupo de amigos bohemios y dibujantes y él había escogido, por quinta vez también, rechazar la oferta de ir con ellos a pasarla bien. Cada vez que se encontraba solo comenzaba a escucharlo, sí, a Graham, y no, no estaba sufriendo de ningún trastorno psicótico, sino que había comprado su primer disco solista y lo escuchaba en repetir hasta que se dormía como un pobre idiota. Había declarado esa como su la etapa más patética de su vida y ni siquiera Suzi podía sacarlo de ese estado de aturdimiento constante al que se había sometido por voluntad propia.

No era para menos, tampoco. Todo había sucedido como una ráfaga de disparos que no daban en el blanco hasta que el último fue mortal. Graham se había enterado de Gorillaz y Suzi, vale, lo primero lo hizo enfadar bastante, que se convirtiera en el compañero creativo de Jamie era como decirle que ya no quería ser su compañero creativo, o así lo había interpretado el guitarrista, cosa que Damon jamás siquiera pensó, pero estaba tan cansado de pelear que no se defendió. Lo segundo, después de los años con Justine, le pareció algo normal.

"Está más asustado de Jamie que de cualquier mujer que se cruce por tu camino" dijo Alex hace un tiempo, medio broma, medio verdad, y Damon terminó creyéndoselo. A Graham le importaba muy poco la mujer que tenía a su lado, y eso cambió rotundamente con la última noticia. La noticia final.

Marzo, 1999, invierno, un frío que te calaba los huesos y Suzi tocando a su puerta. La abrió con una sonrisa, siempre era agradable ver sus rizos atados en una coleta despeinada, o sus ojos oscuros, las pecas en su rostro, la jardinera suelta y las Doc Martens que le regaló por navidad, las cuales había usado tanto en esos meses entre viajes y aventuras que lucían como si hubieran pasado por años y años de uso.

— Qué temprano —observó inclinándose para besarla cortamente como saludo.

— Necesitamos hablar.

Oh-ou, Damon pensó, se quedaría soltero o hablarían de algún secreto sobre él descubierto recientemente, y esperaba que no fuera el que tenía que ver con sus preferencias y pasatiempos a espaldas de ella y de todas las anteriores. Eso sería un desastre, y se quedaría soltero de todas formas.

— Pasa —dijo, aterrado al pensar en ello.

— No pongas esa cara, no quiero matarte —bromeó ella con su voz angelical. Bueno, si supiera su "secreto" no estaría actuando de ese modo, razonó, cerrando la puerta y caminando tras su novia hasta que llegaron al salón.

— Siento el desorden, ya sabes, Jamie...

— Damon —Suzi se volteó—. Estoy embarazada.

Hay momentos y momentos en la vida de un ser humano en donde sus vidas pasan por sus ojos con rapidez, ese momento fue el de Damon. Todo lo que quiso se encontró concentrado en las palabras de Suzi, su novia, la futura madre de un hijo o hija que llevaría su sangre, descendencia, familia, hogar. Cuando la revisión de su vida pasada se detuvo, abrazó a Suzi hasta levantarla del suelo y hacerla girar con una sonrisa boba en el rostro y los ojos llorosos. Para alguien que había sufrido tanto durante toda su jodida vida esa era la noticia más gloriosa y hermosa del mundo, tenía que disfrutarla.

Imaginó la infinidad de nombres que podría tener ese bebé, si sacaría sus ojos o los de Suzi, si le gustaría lo que hacían sus padres, los viajes, la vida salvaje, la pintura, la música, el arte, cómo sería enseñarle a vivir, darle las herramientas para desenvolverse en un mundo tan injusto y horrible. Cerró sus ojos, tenía un futuro, lo tenía en sus manos, por fin tenía algo que no se iría justo ahí.

SingWhere stories live. Discover now