{3.2} You and I collapsed in love

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Parte 2

Fue un día de verano, cuando los señores Albarn acordaron salir juntos a distraerse ya que sus hijos eran lo bastante grandes como para cuidarse solos durante un día y una noche, el que Damon escogió para realizar también su propia velada. Jess sabía parcialmente sobre el plan —la parte más bonita e inocente— y no había tenido problema en aceptar irse donde una de sus amigas para que su hermano lograra su cometido y todo fuera como tenía que ser, su condición había sido que Damon lavara los platos por una semana, no la fastidiara y le enseñara a jugar a la pelota, condición que este aceptó de inmediato sin pensarlo mucho.

El día comenzó con un Damon tremendamente nervioso, nunca en su vida se había sentido así de nervioso, de hecho. Mientras desayunaba junto a su familia —porque sus padres se irían luego de aquella comida— pensaba en todo lo que tenía que hacer; pretendía robar algunas botellas de vino que tenían abandonadas hace un buen tiempo en la despensa y hacer sándwiches de diferentes tipos para hacer un picnic tras su casa, en un pequeño claro que llevaba a una laguna preciosa que de seguro le encantaría a Graham.

— ¿Y qué pretenden hacer mientras no estamos? —les preguntó Keith a sus dos hijos— Les recuerdo que si se les ocurre hacer alguna tontería como una fiesta, los vecinos están avisados y nos enteraremos de todos modos.

— Sí, papá —contestaron los chicos al unísono.

— Yo iré a ver a Frankie porque me invitó a su piscina —explicó Jess enviándole una breve mirada a su hermano, quien le sonrió levemente.

— No juegues ni de broma cerca de lo más profundo de esa piscina, Jessica, que no sabes nadar... Llamaré a Marie para que las cuide —le advirtió Hazel, preocupada, pensado en marcarle a la madre de Frankie para recordarle que echara un ojo extra sobre Jessica.

— Awg, si tan solo Day me hubiera enseñado —refunfuñó la menor.

— ¡Te enseñaré a jugar futbol! —protestó su hermano.

— Ya, ya, solo estoy diciendo que te cuides, ya habrá tiempo de aprender —Hazel los acalló— ¿Qué harás tú, Dames?

— Pues creo que jugar videojuegos con Graham o algo, puede venir ¿Verdad? —preguntó con inocencia.

Sus padres no sospecharon nada.

— Claro, confío en Graham, no en ti, sé que él velará por tus ti mientras haces todas las locuras que se te ocurren —Damon gruñó ante la afirmación de su madre y la familia rio.

Tras haber terminado el desayuno los chicos se encontraron pronto despidiendo a sus padres en el jardín delantero, mirando cómo se iban retirando en la camioneta familiar mientras ellos alzaban sus manos y hacían caritas hacia los adultos hasta que desaparecieron por una esquina.

Cuando ya no quedó ni rastro de sus padres, a quienes no verían hasta la mañana siguiente, Jess se volteó hacia Damon con una mirada curiosa.

— ¿Se lo dirás? —consultó.

— Sí —suspiró él, preocupado.

— ¿Qué tienes?

— ¿Qué tal si me dice que no siente lo mismo? Tiene un año menos que yo, quizás ni siquiera sepa lo que significa, quizás no está preparado y estoy siendo un tonto... o un apresurado. Por ejemplo, el otro día fuimos a una fiesta en casa de Jason, un amigo, y yo casi se lo digo... bueno, creo que tomé un poco más de cerveza de lo que esperaba, pero él lucía muy molesto —soltó de golpe, era un poco difícil no tener con quién hablar sobre eso así que usualmente Jess era su consejera, pues a pesar de ser menor que él sentía que lo comprendía y apoyaba, y se lo agradecía mucho, era una de las pocas cosas que los hacían unirse aún más como hermanos, como si fueran gemelos.

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