{7.3} Should have stayed away

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Parte 3

— ¿Cómo está él? —Damon no podía mentir, aún sentía recelos cuando se trataba del hombre que tenía en frente esa noche, pero había resultado que conversar con él era una maravilla, Hewlett era talentoso, dinámico, no se podía quedar quieto, eran iguales.

Sí no hubieran llegado a hablar de Graham, la velada hubiera sido espléndida, y eso que había asistido a esa fiesta sin más ánimos que salir de casa, emborracharse, y dejar de pelear con Justine porque se les acabó la droga por la mañana, pero bueno, nada podía ser perfecto. Cuando se había encontrado con Jamie no lo había podido creer, primero se le pasó por la cabeza que podría darle la paliza que le debía por lo que le hizo a Graham con su antigua novia, pero luego se preguntó si realmente valdría la pena, después de todo, Jamie y Jane desaparecieron de su camino justo cuando él no podía pensar en otra manera de eliminarlos —sí, sonaba bastante mafioso, pero esos dos lo exasperaban de una manera horrible cuando se encontraban cerca de Graham, era como si no pudiera compartirlo con nadie más—; Jamie, impecable esa noche, formal pero relajado, cabello hacia atrás, barba de tres días, ojos brillantes, totalmente fumado, se le acercó y la charla se fue dando, Damon estaba hipnotizado luego de un par de minutos.

Podía comprender a Graham, cualquiera podría sufrir de un enamoramiento si se trataba del excéntrico dibujante.

— Bien —respondió escuetamente—. ¿Cómo está tu relación con Jane? —preguntó de forma ácida. Jamie, sin embargo, se lo tomó con humor, o eso decían sus facciones gatunas cuando este sonrió y meneó la cabeza de un lado a otro, dándole un sorbo a su copa de Martini.

— Terminada —dijo, sin dejar de sonreír—. ¿Cómo está la tuya con Justine? —le devolvió la mano.

— Casi terminada —contestó Albarn sintiendo que de algún modo ese hombre podría comprender su estado "agridulce", por así decirlo, en lo que respecta a sus relaciones personales.

— Realmente disfruté tu último álbum —observó el dibujante con amabilidad—. Es un poco diferente a todo el material anterior.

— Básicamente refleja a Graham —confesó Damon, pensando en el moreno de gafas, quien aún se veía sumido en el alcohol, era como una ruta sin salida, un espiral descendente, la gira por el disco Blur, su quinto álbum de estudio, había sido extremadamente cansadora con un Graham así de insoportable, las cosas habían tomado un rumbo oscuro del que ni siquiera quería acordarse.

Suerte que todo había acabado, las conferencias de prensa, los conciertos, el tener que estar pegado a Graham, Dave y Alex las veinticuatro horas del día, ahora podía respirar.

— Pude verlo —le aseguró Jamie vagamente—. Pero debo insistir en que tu voz fue lo más excepcional del disco, Damon.

Sus ojos azules atravesaron al artista antes de sonreír de medio lado.

— Gracias —se bebió la poca cerveza que quedaba en su vaso—. Bueno, creo que es hora de ir a casa —supuso, cansado, quizás cuando llegara Justine ya estaría dormida y no presentaría ningún problema para él.

Jamie había llegado al lugar con un par de amigos así que no le sería difícil quedarse en la fiesta y seguir disfrutando hasta el amanecer, pero odiaba decir que había disfrutado de la compañía del vocalista de Blur ese par de horas y probablemente ya no lo encontraba tan engreído y molesto como cuando eran más jóvenes y Graham estaba en medio de ambos, haciéndolos enemigos sin una razón sólida para ello.

— Ya sabes... —comenzó a hablar mientras lo observaba pagar su cuenta—. Si las cosas se ponen un poco más feas con Justine, puedes darme una llamada, me estoy mudando por aquí cerca, en Westbourne Grove... comenzando desde cero nuevamente.

SingWhere stories live. Discover now