{4.2} I must be dreaming

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Parte 2

— ¿Escogiste a Alex... sobre mí? —musitó jadeando mientras se alejaba de sus labios para besar la suave, pálida y lisa piel de su cuello. Graham gimió silenciosamente ante los primeros besos que dejaba Damon sobre él.

— N...No —le aseguró.

— ¿Por qué estabas aquí con él? Tan juntos en ese piano —continuó Damon, demandante, bajando una de sus manos peligrosamente por debajo de los jeans de su amigo. Graham tenía conciencia de que debían detenerse porque no era el lugar, ni el momento, pero no sabía cómo hacer el pedido, cómo detenerlo si le gustaba tanto.

Se aferró más a Damon y este sonrió triunfante.

— No... no significa nada —volvió a hablar cuando sacó toda la voz que pudo reunir, intentando no gemir aunque de algún modo no podía evitarlo y terminaba haciéndolo igual— Yo... uh... Dames...

— ¿Mhm...?

Damon bajó lo suficiente con su curiosa mano hasta encontrarse con la erección de Graham, todo lo que le había provocado concentrado ahí, en su maravilloso miembro totalmente listo para él. Oh, si tuvieran más tiempo, si estuvieran solos, si no estuvieran en un baño de invitados... sí, podría hacerle tantas cosas.

De todos modos su mano se enredó en su masculinidad y comenzó a sacudirlo con lentitud mientras con la otra desabotonaba sus jeans para liberarlo. Graham no se opuso, en ese momento gemía sin medir el volumen de sus sonidos, concentrado en el placer que le daba cada sacudida que Damon le proveía con mucho cuidado y suavidad.

— Dames... más... —gruñó echando su cabeza hacia atrás— más rápido...

— Jesús Gra —Damon sintió su propia erección apegarse a sus pantalones y le dolía, era doloroso sentir tanto placer junto a una sola persona.

No podía esperar.

— Gra —musitó haciendo que el moreno volviera a mirarlo, entonces Damon volvió a besarlo al tiempo que bajaba sus pantalones y ropa interior para masturbarlo con rapidez y libertad. Graham gimió en su boca, jadeó junto a él y apegó su frente a la de él.

— Day... Day... Ahh... mierda, Day...

— Graham —volvió a llamarlo él, acalorado, fijando sus ojos en los ojos color chocolate de su amigo- S... sé que no... no deberíamos estar haciendo esto... pero...

— ¿Q-Qué?

— Quiero... —trago sonoramente y continuó con su tarea— Quiero... Gra, te deseo tanto, no puedo evitarlo...

Graham sintió que perdía todo el aire que apenas podía colectar entre jadeos rápidos ¿En realidad eso no era un sueño? ¿No era uno más de sus alocados y tontos sueños? Todo era tan real, era... era la realidad y Damon lo deseaba al igual que él, no lo había olvidado, nunca lo olvidó. Pestañeó y sonrió débilmente.

— Tienes que... oh Dames —gruñó sonoramente, olvidando haberle avisado, se había venido en su mano y un poco de sus jeans— Cielos, Damon lo-lo siento, en serio, déjame...

— Ol-olvídalo —Damon lo soltó y se miró, estupefacto, una sola imagen se le había pasado por la mente al ver el semen caliente de su amigo sobre su jeans azul oscuro.

El mismo líquido, en su boca.

Dios, era un pervertido, un maldito maniaco, y solo por Graham, eso era enfermo, no había funcionado con nadie por su culpa, por estar siempre en sus pensamientos, en todo lo que hacía.

Graham, por su parte, aún avergonzado de lo que había sucedido, subió sus pantalones y se arregló en silencio, queriendo desaparecer del planeta. Damon observó todo eso y sonrió.

— ¿Tengo que...? —preguntó.

— ¿Qué dices? —el moreno lo miró y fue por un poco de papel higiénico para dárselo y que se limpiara.

Damon lo aceptó silenciosamente y comenzó a remover la mancha.

— Antes de lo que pasó, me dijiste "Tienes que..." ¿Qué tengo que hacer, Gra? —preguntó en voz baja.

— Oh —Graham lo recordó y enrojeció, Damon volvió a sonreír dulcemente ante eso, le encantaba que Graham se avergonzara de cosas tan tontas— Dijiste que querías... bueno, que me deseabas.

— Sí... —lo animó el rubio.

— Yo solo pensaba que... tienes que acabar con lo que empezaste —soltó el moreno atropelladamente y evitó la mirada de su amigo en todo momento, pues miles de reacciones se le pasaron por la mente en ese instante, y ninguna de ellas era buena para él.

No, no, estás loco, esto no puede volver a suceder ¿Recuerdas? No. Nosotros ya hemos hablado sobre esto, esa etapa loca... simplemente ya pasó.

En la realidad, una sonrisa tremendamente satisfactoria apareció en el rostro de Damon, quien ya había planeado absolutamente todo en su mente con una rapidez asombrosa.

— Oh, vas a venir conmigo al local que arrendé —soltó, un aviso, ni siquiera era una pregunta.

Graham alzó su mirada con curiosidad.

— ¿Dave aún nos espera? —preguntó inocentemente, la sonrisa de Damon se ensanchó.

— Le dije que mañana nos viéramos luego de almuerzo, y creo que dejaré a Alex seguir con sus sonatas en piano hasta que se le dé la gana, pero tú... —se acercó— Tú me has pedido algo y lo tengo que hacer.

El guitarrista se pasó una mano por el cabello y se sonrojó, sonriendo tímidamente.

— ¿Ya no estás enfadado?

Damon chasqueó la lengua y acortó la distancia para darle un suave y corto beso muy cerca de los labios.

— Nunca puedo enfadarme por mucho tiempo contigo... tampoco separarme de ti —confesó abiertamente.

Se sonrieron y salieron del retrete para salir también de aquella fiesta silenciosamente, ni siquiera Alex se enteró en toda la noche qué diablos había sido de sus dos compañeros de banda.


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