—¿Qué quieres?

—Oh, lo siento Alteza —hizo una reverencia—, ¿era eso lo que querías?

Había esperado esto. Tenerlo frente a mí para poder abrazarlo, tenerlo de nuevo conmigo y comenzar desde cero  pero ahora me daba cuenta de que no sería posible. Ya lo había arruinado con Dëni. Estaba 100% segura de que con él no había que esforzarse mucho.

—¿Qué quieres, Nathan? —pregunté de nuevo.

—Quería verte desde hace mucho. Tenía que saber si lo que me decían era cierto y ahora veo que sí.

—No sé de qué rayos hablas- Se firme Alex. Tú puedes—. Así que lárgate, vine aquí a estar sola.

—Cierto, no te vimos en el funeral. Fue una lástima. Era tan joven y murió por ti. Igual que otros.

Sus palabras surtieron el efecto deseado. Sabía a quiénes se refería: a ellos mismos.

—Pero ustedes están vivos ¿no? —solté sin pensarlo—, creo que ya no deberías quejarte.

—Nadie ha dicho que me estoy quejando, buscar culpables de las desgracias en nuestras vidas, no es quejarse.

No se lo digas. No se lo digas.

—Tranquilizate Zerkji, no hay porqué hacer tanto drama.

Se puso blanco cuando escuchó "Zerkji". No quería meter en problemas a Dëni, pero él no sería el único que trataría mal a alguien. Después de todo, yo lo tenía en mis manos y haría lo que fuera para mantener esto en calma.

—Debí suponer que Dëni no mantendría la boca cerrada. Igual que siempre.

—Yo me di cuenta —defendí a mi hermana—. No hubo necesidad de que ella me dijera algo.

—Así que, ¿para eso nos mantienen aquí?, para matarnos —no fue una pregunta—. Digno de tu familia.

—Están aquí, gracias a Cara, ¿cierto? —mi pregunta no pudo sonar más resentida.

—Ella nos ayudó eso es todo —dijo en tono cortante —. Déjala fuera de esto.

—Ella es mi amiga, no le haría nada —o eso me decía mi autocontrol—, pero no creas que no tendré un ojo en ustedes.

Soltó una carcajada. Ok. Me estaba sacando de quicio. Me di la vuelta y comencé a caminar dejándolo atrás. En estos momentos deseaba haber traído un estúpido caballo. Pequeñas gotas de lluvia comenzaron a caer y de repente se volvieron como de tormenta.

—Maldición.

—¡Espera! —me tomó del brazo—, no hemos terminado aún.

Mire su mano por un momento. A pesar del agua fría, su toque se sentía muy cálido en mi piel.

—Claro que terminamos.

Lo empujé con toda la fuerza que pude. No tenía ganas de soportar nada de esto. Sólo quería desaparecer.

—¿Estás así por Cara?

—¡No estoy así por nada! —grité— ¡He pasado casi tres años pensando que había perdido personas que amaba! Me pasé noches llorando, culpandome una y otra vez por lo que pasó en esa maldita fiesta. A Vanessa, a Dëni y a ti.

—¿De verdad me amabas? —rió—, Alexia, todo eso era un simple juego entre nosotros, no puedes creer que yo me enamoré de ti enserio. Era bueno al principio, todo aquel juego y el coqueteo pero nada de eso era verdad.

—¿De qué demonios estás hablando?

—Nada de eso duraría, yo no podía estar con alguien como tú. Una drogadicta que no le importaba en lo más mínimo la vida, porque lo tenías todo.

No sabía si era por la lluvia, pero los ojos me ardían y no permitiría que este idiota me viera llorar. Todo es mentira. No es verdad.

—Dime que en verdad la amas.

—¿Quieres que te lo diga? —preguntó—, muy bien. Amo a Cara. Aunque creas que la estoy utilizando, no me importa. Es una chica amable, linda y se preocupa por los demás y no tiene que pretender nada como otros.

Sus ojos eran tan fríos pero por más que quería encontrar algo en ellos no pude. Él estaba diciendo la verdad. Bien.

—Aleja a mi hermana y a Nessie de esto, o juro por Dios que te mataré Nathan.

—No lo harías —acercó su rostro hacia el mío—, porque a pesar de todo lo que te he dicho, aún sientes algo por mí y ni siquiera Cedric Hathaway, hará que eso desaparezca. Además, nunca le harías algo a ellas.

—Créeme, me conoces muy poco, soy muy distinta ahora y quizá tengas que hacer caso a todo lo que te han dicho de mí —traté de sonar lo más fría posible—. Lo digo en serio Nathan, si algo llega a ocurrir por esos malditos, tu cabeza rodará primero.

—Ya lo veremos.

—No me retes.

—Puedo hacer miles de apuestas, princesa y aún asi ganaré. Eres débil y con la más leve tentación te romperás.

—Te equivocas.

—Claro que no.

Me tomó de la nuca y me besó.
Recordaba haber besado a Nath otras veces. Pero este beso no era igual. A pesar de que era muy intenso, no sentía nada.

—¡Déjame! —me aparté de él y le di un puñetazo en la cara—, cuídate la espalda y no hagas estupideces ¡si no quieres acabar muerto!

Corrí lejos de ahí. La lluvia había aumentando y el terreno era muy resbaloso. Tenía el vestido lleno de lodo y se pegaba a mi cuerpo de manera muy molesta. Cuando casi llegué, pude ver que en la entrada había mucha gente. No podía pasar por ahí. Se suponía que estaba indispuesta. Mi aspecto diría lo contrario. Tenía que entrar por otro lado. Di la vuelta entre los árboles y me dirigí a los establos. Podía esperar un rato mientras todos se largaban. Abrí la gran puerta y la cerré rápidamente para que nadie se diera cuenta. Quería estar sola.

—¿Qué te ha ocurrido?

Cedric salió de la parte trasera. Fue de inmediato hacia mí.

—¿Alex que te pasó? —preguntó preocupado.

—Yo...

Y entonces todo se volvió oscuridad.

"El Elemento Perdido #2: Agua" ⚠️ Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Where stories live. Discover now