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Mi móvil comenzó a sonar. Abrí los ojos con pereza, los sentía hinchados y pesados, había pasado la tarde llorando hasta que me quede dormida, cansada de pensar en qué estaba mal conmigo.

—Hola —froté mis ojos.

¿A penas te despiertas, señorita?

—Lo siento, papá. Me acosté tarde ayer y me quedé dormida viendo películas —mentí.

Está bien. Creo que nos quedaremos un poco más de tiempo, pero prometemos volver antes de que entres a la Universidad.

—Agh —rodé los ojos—. Mi correo de aceptación para la escuela de Arte llegó hace días. Habíamos quedado en que me acompañarían a Nuevo México.

Lo siento mucho, nena —dijo mi madre—. Haremos lo posible para acompañarte.

Sabes perfectamente que si de nosotros fuera estarían contigo siempre —dijo seriamente mi padre.

—Lo sé —suspiré—. Ya veré sola donde me quedaré mientras me asignan una habitación en el campus.

¿Estás sola? —preguntó mi madre cambiando el tema.

—Sí, ¿por qué?

¿Cuándo vuelve Dylan?

—Hoy en la noche. O eso espero.

Sigues peleada con Thomas. Todas las parejas tiene discusiones, mi niña. Debes hablar con él dijo mi mamá cálidamente.

—Mamá, papá, yo y Thomas no vamos a volver... —«Mierda como diré esto. ¿Cómo les darás razón de por qué terminaron?» tragué saliva—. Thomas y yo terminamos ese día.

¿Por qué? Ese chico comenzaba a agradarme. ¿Te hizo daño? comentó mi papá.

—No, no, no, no. Nada de eso. Creo que... —pensé un momento en mi respuesta—. No, no creo nada. Yo fui la culpable.

¿Por qué, mi niña?

—Yo amm... Estuve con alguien más —«Tu mejor amigo abogado, por cierto

—Ay, hija. Bueno, sabes que eso estuvo muy mal de tu parte. Debes aceptar las consecuencias.

—Vanessa y yo discutimos, tampoco me habla.

Oh, Ami. En serio que a tu padre y a mí nos gustaría estar contigo en este momento. ¿Estás bien?

—Sí, supongo. Me duele mucho quedarme sin ellos, pero sé que es mi culpa. Y debo aceptarlo —un nudo apareció de nuevo en mi garganta.

Me tomé un momento para pensar, recordé muchos de los momentos que había pasado a lado de ese par. Las risas, las bromas, lágrimas, consejos, discusiones, abrazos, beso, borracheras, noches en la cárcel, gran parte de mi vida se había ido con ellos.

Me encantaría poder hablar contigo todo el día, hija. Pero... la interrumpí.

—"Tenemos que trabajar". Sí, claro. Lo sé. Vayan a hacerlo. Yo estaré bien.

Te amamos, hijas. Cuídate mucho.

Colgaron la llamada, me levanté con pereza de la cama, estiré mi cuerpo y me dí una ducha rápida. Comí, no me sentí muy bien, no tenía ánimos de nada realmente.

Salí a correr, de nuevo. Sin nadie conmigo es muy aburrido y monótono todo. Pasé por casa de Vanessa, me quede un momento fuera de ella, discutiendo mentalmente entre golpear o no la puerta, pero al final decidí simplemente seguir corriendo.

Fuck me, Mr. O'Brien (+18)On viuen les histories. Descobreix ara