2.22

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Sujetó el borde de mis bragas jalándolas con fuerza hacía abajo, pero se enredaron en mis muslos así que las rompió con brusquedad dejando marcas en mi piel.

—Carajo, Sr. O'Brien. Sí sigue así me quedaré sin ropa interior —dije en medio de jadeos

—Eso sería perfecto. Así no me estorbarían —su mano comenzó a dar círculos sobre mi clítoris mientras uno de sus dedos acariciaba mis labios vaginales.

Ese hombre era un experto en el sexo, sabía exactamente lo que debía hacer para excitar a una mujer.

Gemí/grité ante sus caricias encorvando mi cuerpo contra el suyo, sintiendo su dura erección. Sus labios salvajemente besaban mi cuello y parte de mi mandíbula.

—Por favor —rogué jadeando tratando de tranquilizarme.

—Eso quería oírte decir —su voz sonaba profunda y ronca por la excitación.

Mi cuerpo giró bajo el de él, su mirada era intensa y llena de lujuria, supuse que la mía debía lucir igual.

Deslicé mis manos hasta el comienzo de su pantalón, y desabroché su cinturón torpemente mientras mis labios y los suyos se devoraban.

Sus pantalones y bóxer desaparecieron en el piso de mi habitación, esto era lo que menos importaba por el momento.

Con su mano dirigió su miembro a mi entrada y penetro de una, haciéndome soltar un grito de placer. Se movía una y otra vez de manera profunda, feroz, pasional.

—Tranquila, ¿quieres despertar a todo el vecindario? —susurró a mi oído.

—L...Lo...Lo siento. —No podía dejar de jadear, su movimientos me volvían loca.

Sus labios sabotearon mi cuello, mordiéndolo y dejando marcas. «A este hombre le encanta reclamar lo suyo».

—Me encanta oírte gemir —para evitar soltar gritos mordí su hombro, mientras seguía sintiéndolo dentro de mí.

Me corrí, no una ni dos veces, como 4, gracias a aquella manera en la que él me había follado por un par de horas, tomando intermedios para respirar. Era tan salvaje, sin amor, simplemente lujuria y deseo.

Mis piernas temblaban, mi cuerpo sudaba como nunca antes, me quedé ahí tirada sobre la cama intentando respirar. Él se levantó y fue al baño tranquilamente. «Es un hombre, ¿cómo puede estar como si nada? Yo me estoy muriendo».

Todos los que conocía duraban minutos en correrse y después de eso no se volvían a levantar hasta el día siguiente. Y definitivamente, lo no hacían después de mucho tiempo de sexo.

—¡Jo...der! —grité.

—No malas palabras, hermosa —escuché su carcajada. La puerta estaba abierta, podía verlo ahí, recargado en el espejo lavando su cara—. Tengo los brazos acalambrados —rió haciendo movimientos de relajación.

—Si quieres puedes tomar una ducha, con la condición de que dejes la puerta abierta —me miró unos segundo sonriendo y le guiñé un ojo.

—Eres muy inteligente, Amara. Ven a ducharte conmigo —estiró su mano llamándome.

Me puse de pie, corrí había él y nos dimos un largo baño en la bañera, no era muy grande, pero cambiamos cómodamente. Yo y él bajó el agua tibia, sin preocupaciones, sólo uno con el otro.

Él inclinó sus cabeza dejándola colgada sobre la loseta del baño con los brazos a cada lado, completamente relajado. No podía dejar de mirar su perfección, pero se me ocurrió comenzar a picar su brazo con mi pie y luego deslizarlo por su pecho, una y otra vez repitiendo mis acciones.

—Ya basta, aleja tu pie de mí —comencé a reírme a carcajadas.

—No —puse ambos pies en su pecho, los miró un segundo y lo sujetó mordiendo mis dedos haciéndome cosquillas—. ¡Basta!

—Ven aquí, amor —me acerqué lentamente provocándolo.

Me besó, suavemente. De manera corta, teníamos todo el tiempo del mundo.

—Creo que debo ir a mi casa —comentó de saliendo de la bañera.

—No te vayas, quédate conmigo. Podemos dormir juntos —comenté colocando una antigua camiseta grande de mi papá en mi cuerpo.

—Está bien, amor. Pero me iré mañana temprano para terminar el trabajo que tengo pendiente.

—Sí —le varios besos cortos.

—Míranos. Hasta parecemos una pareja normal —sonrió abrazándome por encima de los hombros

—Ni siquiera somos una pareja oficial —comenté sarcástica rodando los ojos.

—Cierto —llevó su manos a su barbilla "pensando", sus ojos cafés brillaban a pesar de la poca luz.

Se dio la vuelta dándome la espalda, tiro de su mano y me miró.

—No es un anillo de compromiso, pero... —se colocó de rodillas frente a mí, sonriendo. «Qué mierda». Llevé mis manos a mi cara sin poder contener mi reacción emocionada y conmovida.

—¿Qué es eso, Sr. O'Brien? —Me sentía la mujer más afortunada.

—Es un símbolo, Amara —lo colocó en mi dedo anular de la mano izquierda—. Quiero dártelo, porque te amo, Amara. Y quiero comprometerme a que algún día sea un diamante y tu serás mi esposa —sonrió asomando sus hoyuelos.

—¡Yo también lo amo! —grité cayendo de rodillas abrazando su cuerpo y besando su mejilla.

—Vaya —miró el suelo—, quién lo diría. Es la primera vez que estoy de rodillas ante una mujer y no es para algo relacionado con sexo —rió.

—¡Dylan! —alargué avergonzada.

—Tenemos que comentarle a tus padres. No podemos seguir escondiéndonos.

—¿Qué?, ¿pero estás loco? Les costó meses aceptar mi relación con Thomas por ser menor que yo. ¿Cómo crees que actuarán al saber que estoy con alguien 10 años mayor? —No queria ser cruel, porque el intentaba se lindo, pero fue mi primera reacción.

—Amara, ya no importa si es legal o no. Yo te amo y quiero poder tomar tu mano, salir contigo cada vez que quiera, besarte sin temor, ¿no lo entiendes?

—Wow, alto —era una hermosa fantasía, pero era sólo eso, una fantasía—. Yo lo amo demasiado, pero sé que las cosas no resultarán así con mis padres. Usted terminará en la cárcel y yo en un reformatorio para señoritas o algo parecido. —Hasta a mí me dolió decirlo.

—Está bien, Amara. Pero debemos hacerlo en algún momento. Y quiero que a partir de ahora me llames Dylan, porque eso es lo que hacen las parejas —sujetó mis manos y depósito un beso en mis nudillos.

—Está bien, Dylan —me sentí sonrojada como tomate. «Dijo que somos una jodida pareja oficial. Es mi novio. ¡Mío! ¡OMG, no me lo creo! Dylan O'Brien es mi novio!».

—Amo tus mejillas rojas —nos acostamos en mi cama—. Buenas noches, amor

—Buenas noches —le di un corto beso.

No podía creer que todo esto en verdad acabará de suceder, estaba segura que debía ser un sueño, uno del cual no quería despertar.

Aquella sensación placentera de dormir a lado de la persona que más amas, es indescriptible. No sentía miedo cuando él estaba cerca, me sentía plena, hacia que me olvidará por completo de todo lo demás, mis padres, mi ex-novio, absolutamente todo más allá de él a mi lado.

Fuck me, Mr. O'Brien (+18)Where stories live. Discover now