2.17

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Entré a mi casa cerrando la puerta muy lentamente, para evitar hacer ruido. Y, por un contrario, escuché algo de cristal se hizo pedazos contra el suelo de madera en la cocina.

Entré corriendo y encendí la luz, encontrando a mis padres en ropa interior con un bote de crema batida y un tazón de fresas. «Oh, mierda». Abrí la boca lo más posible y me cubrí la cara con las manos.

—Por favor díganme qué preparaban fresas con crema —comencé a reír como loca.

—Cre...Creí que te quedarías a dormir con Julia —la cara de mi madre estaba completamente roja.

—Amm... no, pero los dejo solos. Me voy a casa de Vanessa, antes de quedar traumada de por vida —dije tomando mis llaves para ir a la cochera por mi auto.

(...)
Unos minutos después estaba en casa de Thomas.

Arrojé pequeñas piedras a su ventana hasta que lo ví asomarse por esta.

—¿Qué haces aquí a esta hora? —se paso la mano por el cabello y después se abrazo a si mismo por la corriente fría de la ventana.

—Larga historia. Déjame entrar.

—Lo siento, mi madre se puso de loca y atrancó la puerta. Tendrás que entrar por la ventana, como antes. —No era algo que me sorprendiera, mi querida suegra Bonnie era un tanto paranoica.

—Mierda —susurré.

Me colgué del árbol, dándome algunos leves rasguños en los brazos y piernas, tomé el borde de la ventana y como pude, entré.

—¿Estás consiente que pesaba mucho menos hace años? —dije dejándome caer dentro de la casa.

Cuando éramos niños solía escabullirme por la ventana de su habitación cuando escapaba de casa, hasta que a mi suegro se le ocurrió cortar la enredadera por el cual subía, pero como ya había crecido de nuevo.

—Lo siento —comenzó a reír—, la puerta no está cerrada, pero quería hacerte sufrir por despertarme.

—Eres un estúpido, Johnson —le di un buen golpe en la nuca.

—Cuéntame, ¿qué te trae por aquí? —ambos nos sentamos en la cama, su mano acarició mi muslo con suavidad y cariño.

—Se supone que me quedaría con Julia, la vecina, pero mejor no. Así que volví a casa y mis padres estaban... —hice cara de asco recordando ese concepto.

—Lo entiendo —con la misma expresión que yo—. ¿Cuándo entrarás a la Universidad?

—En menos de unos dos meses —suspiró triste—. Hey, yo no me voy a ir para siempre, lo sabes.

—Pero ya no podré tenerte conmigo todos los días, ni abrazarte en la noche que no te sientas bien —hizo un tierno puchero.

—Sé que siempre lo estarás, y yo me escaparé de ahí para venir a verte y darte muchos besos —le di un beso corto en los labios— y abrazos —otro beso— y mucho amor —un beso más largo.

—Eso si me convence —con una gran sonrisa—. Te amo.

—Y yo a ti —sus manos sujetaron firmemente mi rostro y devoró mis labios salvajemente—. Espera, detente. —No podía hacerle esto, no podría seguir besándolo mientras pensaba en alguien más. Pero no podía estar lejos de él.

—¿Qué pasa? ¿Hice algo malo? —«¡No, yo soy una estúpida! Todo está bien contigo».

—No, no me siento muy bien —me levanté rápidamente y entré al baño.

Fuck me, Mr. O'Brien (+18)Where stories live. Discover now