Precipitado Encuentro

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Una voz nasal en el aire me despertó de repente anunciando que el avión estaba a punto de tocar tierra. Me arreglé el cabello, me miré al espejo y guardé mis cosas en mi bolso, había sido un viaje largo y molesto, llovió y hubo mucha turbulencia, esto hizo que mis nervios casi me provocaran un infarto debido a mi miedo a los aviones, pero, en fin, ya estaba en tierra y viva que era lo más importante.

Al bajar del avión, hice los trámites de rutina y al venir de Sudamérica, debía pasar por revisión, una vez hecho esto, una linda rubia me miró con cara de incredulidad con las mejillas coloradas y me dijo "Bienvenida Srta. Meyer", yo le sonreí triunfante y orgullosa y me di la vuelta sonriendo no tan modestamente sabiendo que me ha reconocido. ¡Si! No lo niego, amaba cuando la gente sabía quién era yo: Avril Meyer. La vida quiso que fuera la hermanita (aunque odiaba que lo dijeran así) del guapo y talentoso futbolista Max Meyer, cosa que amaba ser, él y yo éramos muy unidos, mi madre nos tuvo con solo un año de diferencia y casi crecimos como gemelos, él se encargó de hacer muy pública nuestra hermandad subiendo fotos nuestras en muchas ocasiones y circunstancias, por lo tanto, sus fans con facilidad podían reconocerme, si no hubiese sido por eso, nadie se hubiese imaginado que era su hermana, ya que, físicamente éramos muy distintos, él, rubio como papá y yo, morena latinizada como mamá, en personalidad sí nos parecíamos bastante y por eso estaba segura de que ninguno de los dos era adoptado, o al menos eso creía.

En fin, ubiqué un taxi y le di la dirección del departamento de Max, donde solía vivir con él desde que terminé la escuela, ya que mis padres vivían matándose verbalmente o nunca estaban, así que él decidió "rescatarme" de aquel espectáculo y llevarme con él. La temperatura estaba bastante agradable podía ver el sol brillar en el cielo casi despejado, me sentí extraña de volver a la ciudad y se me hacía un nudo en el estómago al recordar el día en que me fui hacía poquísimo más de un año, casi iba a derramar el llanto cuando el chofer me sacó de mis pensamientos para anunciarme que habíamos llegado. Le pagué el viaje y uno de los trabajadores del edificio me ayudó con el equipaje; al llegar al departamento miré que todo estaba igual que cuando me fui.

Max y yo éramos algo básicos y metódicos para todo, el lugar del jarrón, siempre sería el lugar del jarrón, a menos que nos diera un arranque de fastidio y decidiéramos voltearlo todo, solo había algunas cosas tiradas porque, un hombre viviendo solo tampoco es que sea muy organizado. Suspiré de alivio al entrar, estaba cansada, pero moría por verlo así que entré a mi antigua habitación, saqué algo de ropa y me metí a la ducha, Max aún debía estar en el entrenamiento así que si me apuraba podía sorprenderlo a la salida.

Cuando llegué al lugar de entrenamiento y mostré mi identificación, el de seguridad me dio acceso al edificio y me indicó que ya habían terminado y se encontraban el área de los vestidores; al llegar a ese pasillo había un chico moreno, muy simpático, por cierto, que se me quedó mirando y se dirigió a hablar conmigo,

- ¿Me buscabas hermosa? 

-Hola, de hecho, busco a Max. 

-Rayos, ¿por qué siempre Max? ¿Él te está esperando?

-No, quiero darle una sorpresa. Soy su hermana y acabo de llegar a la ciudad. 

-Oh, eres Avril. Un placer conocerte al fin, soy Thilo Kehrer. 

-Mucho gusto. - Me extrañó eso de "al fin" pero pensé que Max le había hablado de mí, así que lo ignoré. 

- ¡Hey, Max! - Gritó al asomarse a la puerta –Hay una morenaza aquí afuera preguntando por ti y quiere entrar. 

-Cállate Kehrer, dile que se vaya, estoy de mal humor ahora y no hay ninguna chica sobre la tierra que pueda quitármelo. -Respondió Max. 

-Oh sí, Créeme que esta sí puede. 

-Oh no, créeme que no puede.

Me harté del jueguito y entré a la habitación y Max estaba solo allí adentro, estaba de espaldas así que me crucé de brazos en la puerta y le dije - ¿Ni siquiera yo?. -Max volteó sorprendido y abrió los ojos como luna llena y me regaló una de sus sonrisas de comercial, nos acercamos y fue tan fuerte nuestro abrazo que casi nos fracturamos las costillas.

-Mayo, ¿qué hace aquí, pequeña? -él casi nunca me llamaba por mi nombre, siempre me decía el nombre de algún mes o incluso un día de la semana, a veces solo se limitaba a decirme "AV". 

-De tantas cosas bonitas que podrías decir, ¿sólo te sale eso? 

-Lo siento, es solo que me sorprende verte aquí, ¿por qué no me avisaste que venías? Te hubiese ido a buscar. ¡Cielos, mírate, estas hermosa! 

-Gracias, tú estás bello como siempre. Y bueno, no te avisé porque quería sorprenderte y qué hago aquí, pues te lo resumo en esto: me peleé con tu madre, organicé todo y me vine, prefiero pelear contigo. 

-Yo también amo pelear contigo, te extrañé tanto.

Hubo unos minutos de cursilerías de hermanos mientras él terminaba de vestirse y guardar sus cosas y salimos de allí. Ya casi todos los compañeros de mi hermano se habían ido y no había a quien saludar así que caminábamos hablando hacia el estacionamiento, pero pude notar que él estaba algo ansioso y nervioso como buscando con la mirada algo o alguien. Por fin salimos al estacionamiento y cuando estábamos a centímetros de su auto, juro que casi morí.

Mis piernas se aflojaron y sentí como si todo el peso del universo cayó sobre mi cabeza, el estómago se me encogió y un escalofríos me recorrió de arriba a abajo, mi corazón se detuvo y luego comenzó a latir quizás más rápido que las revoluciones de las turbinas del avión del cuál había bajado hace unas horas; aclaré mi vista borrosa por si acaso estaba viendo mal, pero no, era correcta mi visión, Ahí estaba frente a mí, "El"... miré como tomaba por la cintura a una chica de  piel blanca y cabello lacio y mal teñido, por cierto, y la besaba tiernamente mientras la apretaba a su cuerpo.

Tragué seco y miré a Max que tenía cara de decepción, eso era lo que había estado buscando, él quería evitar que yo viera eso, pero no pudo y lo pude leer en sus ojos y justo cuando él iba a abrir su boca para decir algo, escuché como alguien gritaba una expresión familiar para mí.
-¡Meyersita-Meyersita!... ¿Oye pequeña Meyer, cuando pensabas avisarme que estabas de vuelta?

A tiempo que volteé y sentí unos brazos largos y algo delgados apretarme con fuerza, pude confirmar que se trataba, efectivamente de Julian Brandt, o "mi Brandi" como solía llamarlo. Nos fundimos en ese abrazo, pero de reojos pude mirar como la pareja que había observado se separaba y nos miraban caminando hacia nosotros. Fue un abrazo efusivo y lleno de complicidad a pesar de que mi cabeza estaba en otro universo, Julian era un  amigo de esos que adoras por cómo es contigo, podía pasar horas enteras con él hablando tonterías y ser tan feliz, él era especial conmigo y yo trataba de serlo con él, así que estaba feliz de verlo. Pero en medio de todo, escuché "esa" voz que me estremeció por dentro:

-Maxi, pensé que te habías ido ya. -Dijo. 

- ¿Pensaste que me fui y dejé mi auto aquí para que le hicieran una estatua? - Max dio una típica "Meyerespuesta" de esas que nos gustan a nosotros. En ese momento volteé y los miré a ambos; mi mirada y la del otro chico se encontraron y sentí un latigazo en el corazón, fue entonces cuando una voz chillona y molesta interrumpió la conexión.

- Leon, voy a llegar tarde si no nos vamos ya". -Pero él pareció no escucharla y se acercó a mi discretamente y sentí que el mundo se paraba cuando sus labios dijeron - "Avril" - solo eso, y me miró de la manera más fría e incrédula que alguien lo había hecho hasta ese momento. Entonces, Julian que lo entendía todo y con quien Leon no tenía una muy amistosa relación rompió (o al menos trató de hacerlo) la tensión diciendo:

-Tranquila Melissa, Goretzka tomó clases privadas con Schumacher, así que en dos minutos estarás en tu escuelita. -Leon lo miró mal y ella hizo un gesto infantil. 

-Además -agregó Julian- Aprovecha este célebre momento para que conozcas a la hermana del amante de tu novio. Es un honor presentarte a la Srta. Avril Meyer. Y Avril te presento a Melissa Apellido Desconocido, la niña, digo, la novia de Leon. 

Yo me quedé paralizada, ¿en serio? Esto en serio no podía ser peor, esa chica parecía una chiquilla y por el comentario de Julian era casi seguro que lo fuera; reaccioné y la vi extender su mano hacia mí y por un microsegundo me quedé mirándola, entonces recordé quien era yo, así que mi "Meyer-ego" se apoderó de mí, le tomé la mano con toda la clase que pude y le sonreí levantando la ceja izquierda.

-Un gusto conocerte, querida.  

-Igualmente, espero que nos podamos llevar bien. 

-Seguramente, seguramente. -Dije fríamente.

Por fin Max abrió su boca.
-AV, vámonos ya, estas cansada y yo también lo estoy -Casi me cargó para subirme al auto y vi como Leon y su "novia" se alejaban de nosotros, mientras Max encendía el auto, Julian me gritaba 

-Escríbeme Meyersita. -A lo que asentí con la cabeza y sacudí mi mano izquierda despidiéndome.

¿Por Qué No Te Olvidé? ~ Leon Goretzka 💙Where stories live. Discover now