14.

47.4K 3.4K 108
                                    


Ashley.

Oh. Dios.

No.

- No...- murmuró, hundiendo el rostro en la almohada.

El bulto cálido sobre el que estaba apoyada se movió y alzó la cabeza, atenta a si se despertaba, pero volvió a quedarse totalmente estático y pudo respirar con tranquilidad.

¡¿Pero en qué estaba pensando?!

Muy despacio, apartó los brazos del cuerpo desnudo de Giovanni, rodando sobre el colchón para separarse de su asombrosa calidez.

Se masajeó las sienes con un leve gemido, intentando no quedarse embobada con la perfecta ondulación de los músculos de su torso.

- Tonta, tonta, tonta.- se repitió en voz baja mientras se levantaba para ir al baño anexo a su habitación- Al menos esta vez estás en tu casa.

Apoyándose contra la encimera, se miró en el espejo.

- Eres idiota.

Cerró los ojos para intentar concentrarse en recordar qué había pasado la noche anterior.

Se había subido en su bonito Porsche negro en casa de Thomas y había conducido las pocas manzanas que los separaban de su casa. Una vez allí, él se había acercado para peinar un mechón de su cabello que se había deslizado hasta el lado contrario y... bueno, el final era obvio.

Se lavó la cara con abundante agua y peinó su cabello rubio bruscamente antes de salir.

D'angelo se había vuelto hacia el lado contrario y ahora tenía una visión perfecta de su amplia espalda. La vez anterior no había tenido ocasión de admirar sus tatuajes, pero ahora se tomó su tiempo en recorrer con la mirada las decenas de escenas que decoraban gran parte de su cuerpo.

Era bastante impresionante.

Sentada sobre la linde del colchón, estiró la mano hasta tocar con un suave roce las líneas que formaban una frase entre sus hombros: 'Nessun limite', no hay límites.

- Ummmm...

Se apresuró a enfundarse el fino camisón de seda blanca que guardaba en el cajón de su mesilla.

Giovanni se revolvió entre las sábanas antes de erguirse, estirando los largos brazos por encima de la cabeza.

Se giró para no mirarle, volviendo de nuevo al baño.

- ¿Sales corriendo?- le escuchó decir con ese acento tan estúpidamente sexy.

Se asomó por la puerta con una sonrisa irónica.

- Eso es cosa tuya.

- Yo por lo menos sí te dije quién era.

Negó con un cabeceo, echándose agua en el pelo para poder peinárselo hacia atrás.

Lo que fuera para no estar cerca de él. Estaba claro que no se podía fiar de sí misma.

Pero, cuando apareció por el umbral de la puerta, no pudo evitar un respingo.

Intentó no mirar cómo se apoyaba contra la pared, totalmente desnudo y sin ápice de vergüenza.

- ¿Por qué no me lo dijiste?- preguntó, demasiado cerca.

Soltó una carcajada, alzando la barbilla en su dirección.

- ¿Y perderme la cara de espanto que pusiste al verme?

- Fue juego sucio.

Abrió la boca para replicar, pero boqueó como una adolescente hormonada cuando él se inclinó sobre ella y apoyó la mano contra su cuello desnudo.


Giovanni.

Acarició muy despacio la suave piel entre su garganta y sus hombros.

Sus bonitos ojos azules se clavaron en él con una seguridad que la hizo aún más atractiva si era posible.

- Me duele no haberte visto cuando Thomas te dijo quién era mi padre.

Sacudió la cabeza con una sonrisa, intentando no pensar en su querido entrenador.

Si West le viera...

No, no debía pensar en eso.

- Fui a buscarte- cambió de tema-, a la discoteca.

Ashley sonrió, inspirando profundamente.

- Eso he oído.

Incapaz de contenerse un minuto más, deslizó las manos hasta sus caderas por encima de la seda blanca, apretándola contra su cuerpo, famélico, ansioso.

- Te estás sobrepasando, D'angelo.- se burló ella, curvando los labios en ese gesto que tan a fuego se había gravado en su memoria.

- Creo que ya me sobrepasé mucho anoche, por un poco más...

Ella pasó los brazos por sus hombros, alzándose sobre las puntas de los pies.

- Supongo que tienes razón.

¿Por qué tenía que utilizar aquel tono de voz tan sensual?

No, con ella no podía reprimirse.

Agarró con fuerza sus piernas, enredándolas alrededor de su cintura mientras la levantaba con facilidad del suelo.

- Me gusta más tu pelo así.

Ashley sonrió de nuevo.

Caminó con ella hasta la enorme cama de su habitación, acariciando su espalda desnuda entretenidamente.

Antes de poder sentarse sobre el colchón, un agudo timbre resonó por toda la planta y se volvió hacia la puerta.

- ¡Ash!

Ella saltó al suelo con rapidez.

- Joder, es mi padre, había quedado a desayunar con él.

Sintió cómo un escalofrío recorrió su columna vertebral.

- Quédate aquí- siguió diciendo ella.

- ¿Que me quede... aquí?

Ashley le empujó hasta sentarle sobre el colchón mientras sonaba un nuevo timbrazo.

- ¿Quieres bajar y explicarle a Jordan West que te tiras a su hija?

Se tumbó con un gemido y ella salió corriendo escaleras abajo.

Esconderse en la habitación de una chica para que no le viera su padre...

Joder, pero... ¿cuántos años tenía?

Placaje al corazón © -Amazon-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora