13.

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Ashley.

Incluso a pesar de tener que aguantar a Giovanni y a su estúpido atractivo, el resto de la cena fue tranquila, e incluso divertida.

El humor de Thomas era algo contagioso. Era capaz de animar cualquier situación, incluso aquélla.

Acababan de servirle el postre, un delicioso yogurt helado con frutos rojos, cuando la pequeña Lilly apareció arrastrando los pies por el comedor.

- Papá...

Thomas se levantó para ir hacia ella.

- ¿Qué te pasa, cariño?- escuchó que decía con su voz más tierna- Deberías estar durmiendo.

- No tengo sueño...

Adoraba a aquella niña.

Antes de que a su amigo le diera tiempo a cogerla, la alzó ella misma en brazos, apoyándola contra su cadera.

- Ven, que yo te ayudo a dormir.

Lilly se agarró a su cuello y subió con ella las escaleras a toda prisa.

- ¿Qué tal el cole, enana?

- ¡Bien, tengo profe nueva!- exclamó la pequeña.

- ¿Y qué, te gusta?

Ella asintió con un cabeceo, acariciando con su cabello claro su mejilla.

Una vez en su habitación, toda ella decorada con motivos acuáticos: sirenas, peces, barcos, piratas, enormes animales marinos...

- Es muy maja, y sabe muchas cosas.

Con una enorme sonrisa, la acostó sobre la cama y pasó la sábana estampada con estrellas de mar por encima de su cuerpecito, sentándose en el borde de ésta.

- Me gusta tu pelo largo.- dijo Lilly, alzando la mano para tocar sus puntas.

- ¿Quieres que me lo deje crecer?

Ella asintió y la imitó con una risita.

- Largo entonces.

La pequeña se acurrucó contra ella con un suave ronroneo.

- He oído decir a papá que ya no tienes novio.

Thomas y su enorme bocaza...

- No, ya no tengo ningún novio.

- No me gustaba...- la escuchó murmurar con la cabeza contra su pierna.

¿Era a la única a la que Lloyd no le parecía un capullo?

Incluso una niña de cinco años se había dado cuenta antes que ella.

Era vergonzoso.

- No vas a tener que verle más.

Lilly cerró los ojos, apretando su muslo con una mano.

- Gio me gusta...

Apretó los labios para no reír.

- ¿Ah, sí?- preguntó con una media sonrisa.

- Es muy guapo.

- Sí que lo es...- se sorprendió diciendo.

¿Pero qué narices le pasaba?

Sí, era guapo, eso era indiscutible, ¡pero había conocido a hombres igualmente atractivos y no se había puesto así de tonta!

Es por la ruptura, se dijo.

- Podría ser tu novio.

Abrió la boca para contestar, pero estuvo tanto tiempo buscando una respuesta que le dio tiempo a Lilly a dormirse.

Giovanni D'angelo su novio...

Estúpido.

Muy lentamente, se levantó y la arropó hasta la barbilla antes de salir de la habitación y entrecerrar la puerta.

- Esta niña... murmuró mientras bajaba las escaleras.

Estiró las arrugas inexistentes de su vestido antes de entrar de nuevo en el comedor.

- ¿Ya se ha dormido?

Asintió en dirección a Lisa y se dejó caer sobre su silla.

- Sólo necesitaba un poco de cháchara.

- ¿Qué te ha contado?

- Pues... que le gusta su profe nueva y...- le echó una mirada cómicamente enfurruñada a Thomas- que como ha oído que ya no tengo novio, tengo que buscarme otro, uno que a ella le guste.

Vio a Lisa señalando discretamente a D'angelo a su lado y carraspeó para evitar una carcajada.

- Yo no he tenido nada que ver.- protestó Perks.

- A ver de dónde ha sacado la niña esas ideas.

Thomas se encogió de hombros con una risita irritante.

- Y... ¿te ha sugerido algún candidato?

Lisa volvió a inclinarse hacia Giovanni, que observaba tranquilamente la escena sin dejar de comerse su postre.

- No- mintió.

- Gio le gusta mucho.

El susodicho alzó la mirada, curvando aquellos apetecibles labios en una sonrisa socarrona.

- Es un encanto.

- No te ofendas, D'angelo, pero también siente ese amor tan profundo por Zac Efron y por John Smith, el de Pocahontas.

- ¿A quién no le gusta Zac Efron?- bromeó Lisa.

- Amén a eso, hermana.

Chocó la mano con ella sobre la mesa, riendo.

- Anda ya, hasta yo sé que nosotros dos somos mucho más guapos que ese niñato.- protestó Thomas- Venga, Gio, levántate la camiseta.

Antes de que nadie hiciera el amago de moverse, se puso en pie, evitando la mirada de D'angelo y, por supuesto, de esa camiseta que pretendían que se levantara.

- Yo me voy a casa antes de que empecéis con el exhibicionismo, mañana madrugo, y vosotros también.

- Sí, es hora de irse.- apostilló D'angelo, levantándose también.

Afortunadamente, nadie puso objeción y los anfitriones les acompañaron a la puerta.

- ¿Has venido andando?- le preguntó Thomas.

- Claro, como siempre.

- Gio, llévala a casa, por favor, no quiero que vaya sola por la calle a estas horas.

Cruzó los brazos sobre el pecho.

- No digas tonterías, soy mayorcita, y vivo a quince minutos de aquí.

- Prefiero llevarte.- escuchó decir a Giovanni tras ella.

Quería contestar, responder que no necesitaba niñeras, que había hecho aquel camino mil veces y que si le pasaba algo sabía defenderse, pero calló al ver el gesto severo de Thomas, muy parecido al que usaba su padre para reprenderla.

- Joder, vale, pero deja de mirarme así.

Placaje al corazón © -Amazon-Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin