10.

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Giovanni.

No podía parar de mirarla.

- ¡Te has cortado mucho el pelo!

Ashley dio un par de vueltas sobre sí misma, sacudiendo la cabeza para mover su cabello.

No llevaba aquel conjunto que tan sexy le había parecido esa noche en Roma, sino unos vaqueros, zapatillas y una sencilla camiseta; pero debía reconocer que le resultaba aún más sensual.

Apretó fuertemente los músculos del rostro para no mostrar gesto alguno que pudiera delatarle.

- ¿Has visto el entrenamiento? – escuchó que preguntaba su amigo mientras veía a Jeff alejarse con el teléfono en la oreja.

- Sí, claro, tengo que echaros un ojo de vez en cuando.

Thomas se echó a reír, señalándole con un gesto.

- Bueno, a éste le tendrás muy visto.

Ella clavó aquellos bonitos ojos de un turquesa intenso en él y sonrió ampliamente.

- Desde luego- la escucho decir-, es mi trabajo.

- Eso es algo que se te pasó decirme.

Ignorando su protesta, Ashley se adelantó para dar un beso en la mejilla de su compañero.

- Nos vemos luego, Thomas.

- Tienes que venir a cenar un día de estos.

Ella esbozó una amplia sonrisa antes de mirar en su dirección.

- Adiós, Giovanni. – murmuró con esa voz baja tan sensual.

Abrió la boca para contestar, pero no le dio tiempo siquiera a pensar en qué decir cuando ella giró y se marchó con paso firme hacia el edificio de oficinas.

- ¡Vaya, colega, parece que has visto un fantasma!

Aspiró trabajosamente, lanzando una retahíla de improperios en su lengua materna, antes de poder contestar a Thomas.

- Es ella, joder.

- ¿Ella?- inquirió su amigo mientras caminaban hacia el vestuario.

- Sí, coño, la chica de Roma.

Observó cómo abría los ojos desmesuradamente y gruñó por lo bajo.

- ¡¿Me estás diciendo que la tía a la que te follaste y luego dejaste tirada es Ashley?!

- No grites.- replicó, golpeando su hombro.

- No me jodas.

Negó con un cabeceo.

Era increíble.

- Como se entere West...

Volteó hacia Thomas con una pregunta en el rostro que él contestó sin dejar de reír.

- Ashley no es sólo la principal ojeadora de los Thunders- empezó a decir, ya en la puerta del edificio-, también es la hija de Jordan West.

Se llevó una mano a la cabeza con un jadeo.

Lo que le faltaba.


Ashley.

Saboreó su dulce venganza con una suave carcajada mientras cerraba la puerta de su despacho con el pie, encendiendo automáticamente los televisores que tenía en la pared frente a su mesa.

Placaje al corazón © -Amazon-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora