Salí y él estaba completamente dormido en su cama, esperaba que no se hubiera dormido con la idea de que había hecho algo malo. «¿Qué mierda estás haciendo con tu vida, Amara?». Me metí en la cama con él y lo abracé sintiendo su cuerpo tibio junto al mío.

(...)
—Amara, despierta —entreabrí los ojos y vi a Thomas borroso.

—¿Qué? —me senté frotando mis ojos y bostezando.

—Tu padre ha estado llamando, desde hace 10 minutos, pero me dio miedo contestar. Deben pensar que estás con Vanessa, ¿cierto? —«¡Rayos!» Di un salto de la cama y corrí al buro.

Tomé rápidamente mi móvil de su mano y contesté.

—¿Hola?

¿Dónde estás, señorita? Tengo media hora llamando —«Exagerado»—. Tenemos una gran noticia y tienen que venir. ¡Habrá fiesta!

¡Dile a Vanessa, a Virginia, a Thomas, a Bonnie, a David, a todo mundo! —escuché a mi madre gritar al otro lado de la línea.

—Ok, no me dejen sorda. En un rato más llegaremos.

—¿Qué sucede? —sus cejas se movieron haciendo una ola de manera graciosa en su frente.

—Creo que voy a tener un hermano —dije sin gracia, pero mi novio rió—. Ven, vamos a invitar a tus padres.

—Está bien.

Bajamos, les contamos el plan a mis queridos suegros. Siempre me la paso muy bien con ellos, además son buenos amigos de mis padres, así que​ aceptaron gustosos.

De igual manera invité a Vanessa, a su madre y el nuevo novio de su madre.

—¿Qué está sucediendo aquí? —dije entrando al patio y viendo a mis padres acomodando la mesa.

—Tenemos una noticia, pero primero hay que comer.

—No estás embarazada, ¿cierto, mamá?

—Claro que no, ¿por qué todos creen eso?, ¿estoy gorda? —Miró a mi padre—. ¿Estoy gorda, Andy?

—Para mí, estás perfecta —le dio un beso y se fue a abrir la puerta. «Awwww, que diabetes».

Thomas y sus padres llegaron. Nos sentamos a conversar, 20 minutos después llegaron Vanessa, su madre y el novio de su madre, un stripper.

—Está bien. Estamos muy felices de compartir esto con ustedes, porqué son como de la familia —mi madre sujetó la mano de Vanessa y mi padre el hombro de Thomas, poniéndolo realmente tenso.

—Ya, no hagan drama. Díganos. —Quería saber si iba a tener un hermano o no.

—Sí. Compartan su felicidad —dijo Virginia.

Bonnie con esa gran sonrisa característica de ella, por otro lado David era completamente inexpresivo. Hacía 10 años que lo conocí nunca le había visto reír y difícilmente decía algo, estaba muerto en vida el pobre hombre.

—Hemos firmado. Ahora somos socios y accionistas del bufete de abogados más grande del país —la sonrisa de mis padres se agrando.

—¿Es en serio? —dije sorprendida. Llevaban años buscando ese convenio y al parecer por fin se los habían otorgado.

—Eso era más que obvio. Ya se estaban tardando en hacerlo. Ustedes son los mejores abogados del estado —comentó mi suegra.

—Claro que no, Bonnie —dijo mi madre sonrojada.

—No es momento para ser humildes. Se merecen un poco de reconocimiento de vez en cuando. Han llegado hasta aquí gracias a sus esfuerzos y trabajo —comentó Thomas

—Gracias, muchacho —mi padre lo abrazo con brusquedad. Como siempre. Empiezo a creer que lo hace inconscientemente.

—Estoy muy feliz por ustedes —me acerqué y les di un beso en la mejilla a cada uno.

—Yo digo que esto merece un brindis —Virginia levantó a lata de cerveza y todos la seguimos—. Porque los Gillies sigan triunfando.

Nos quedamos en el patio platicando, esperando a que Dylan y Julia lleguen.

—Sentimos el retraso —nos giramos ante el Sr. O'Brien y Julia—. Pero alguien —haciendo referencia a su hermana— tarda demasiado arreglándose.

—No me molestes. —Lucía hermosa, era obvio que eso llevaría su tiempo.

—Les dimos la noticia del contrato —le comento mi padre al Sr. O'Brien.

—Me alegro mucho por ustedes —dijo abrazándolo y después a mi madre.

Por último a mí, susurrándome al oído. «Te espero después en tu habitación».

Nos sentamos a cenar tranquilamente, entre risas y anécdotas. Todos ellos eran mi familia, desde el novio de Virginia hasta Julia.

—Discúlpenme, voy a pasar al baño —el Sr. O'Brien desapareció por las escaleras. «Esa es mi señal».

Espere unos minutos para que no pareciera nada sospechoso.

—Ya vuelo, necesito algo de mí habitación —subí a mi habitación, tomé un suéter y sentí su manos sujetar mi brazo.

—Tardaste una eternidad —me besó mi nuca.

—Lo bueno siempre tarda un poco más —sonreí y lo volví a besar.

Mis manos estaban enrolladas en su cuello, intensificando aquel beso. Devoraba sin piedad mis labios y yo los de él, sería muy sencillo que mis padres nos descubrieran, pero poco nos importa realmente.

—¿Amara? —me giré ante aquella voz y todo se me cayó encima.

Fuck me, Mr. O'Brien (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora