"Supongo que a veces las personas necesitan su tiempo y tienen que alejarse de todos, incluso de las personas que las aman. Fui un imbécil al dejarla" se dijo Elliot mientras se bañaba, se repetía una y otra vez lo mismo. Terminó de bañarse y seguía sin poder quitarse las palabras de Liv de su cabeza.

—A dormir —dijo Elliot tratando de sonreír cuando se acostó a su lado pero no era una sonrisa genuina, auténtica, no era una de felicidad como siempre.

Besó su cabello, le dijo que la amaba y cerró sus ojos para dormir. Olivia se recostó sobre su pecho como siempre pero sentía que algo le pasaba.

—Ell...

—Mmm —mantenía sus ojos cerrados.

—No estás durmiendo.

—Mmm... ajaa. Descansa, mañana nos espera un caso.

"...necesitan su tiempo y tienen que alejarse de todos, incluso de las personas que las aman. ¿Por qué dije eso? Justo ahora" pensó recordando la cena. —Lo siento.

—¿Qué cosa? —preguntó sin saber a que se refería.

—Lo que dije en la cena.

—No tienes por qué —contestó mirándola a los ojos también.

—Si, si tengo.

—No Liv, mejor descansemos. Todo está bien.

—No quise decirlo...

—Si quisiste y lo entiendo. Te amo y sé que te hice daño. Quizás no puedo hacer que lo olvides pero de ahora en adelante lo único que quiero en la vida es hacerte feliz así que no toquemos el tema —besó su frente.

—Te amo —dijo y se acercó a sus labios a besarlo.

Olivia despertó con náuseas y corrió al baño, por suerte no vomitó la cena. Elliot le preguntó si se sentía bien y ella le aseguró que si, que sólo necesitaba ir al baño urgente. En el desayuno Olivia no quiso comer mucho por lo que él le riñó hasta hacerla comer mas que una tostada y un té.

Noah empezaba la escuela ese día, bueno era inicial así que no serían tantas horas. Olivia estaba nerviosa por tener que dejarlo.

—Se va a divertir Liv —aseguró Elliot tomando su mano mientras estacionaban en la nueva escuela.

—Estoy igual que cuando lo dejé en la guardería el primer día, no puedo sentir como si nada —dijo mirando hacia atrás y acariciando la carita de su hijo.

—Lo sé cariño, crecen muy rápido —le dio un corto beso—. ¿Listo para ir a la escuela campeón?

—¡Sí! ¡Papi si!

Olivia rió.

—Estoy mas nerviosa que él —reconoció antes de entrar en la escuela. Una escuela algo costosa, con muy buena educación y excelente reputación.

Llegaron al nuevo salón de clases de Noah, era amplio. Ya habían unos cuantos niños ahí. Por suerte permitían entrar a los padres de familia. Unos señores hablaban con una rubia en una esquina del salón. Olivia acomodaba el abriguito de Noah mientras le indicaba que tenía que portarse igual de bien que con Lucy y que se comiera lo que le había preparado de lunch.

—Buenos días, mi nombre es Bárbara Castillo. Soy la profesora —saludó una rubia muy guapa acercándose a ellos. Tenía unos 35 años, usaba una blusa blanca con cuello alto ceñida al cuerpo, una falda beige a la rodilla y zapatos bajos. No era como cualquier profesora de primaria. La profesora no pudo evitar mirar a Elliot de arriba a abajo, cosa que no pasó desapercibida a los ojos de Liv. Elliot solo sonreía amablemente.

Reencuentros amorososOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz