Veinticinco (✔️)

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Una llamada inesperada

Killian

| Aviso: Este capítulo tendrá ciertas escenas subidas de tono, PG +14. Si lo lees es bajo tu responsabilidad. |

Luego del almuerzo con los Ferrer's creo tener suficientes razones como para asegurar que el patriarca de su familia, es el hombre más genial y al mismo tiempo tenebroso que he conocido en mi vida.

Ambos hermanos quedaron por completo asombrados con las revelaciones que su padre, el señor Ferrer, fue explicando y dando a conocer poco a poco acerca de su turbulenta juventud.

Logramos conocer la razón por la cual se casó con su antipática esposa y el por qué complació a sus padres estudiando la carrera que ellos querían.

Sin duda alguna, Kevin Ferrer era una caja llena de sorpresas y secretos.

La malhumorada quedó en shock.

Asher quedó en shock.

Y por supuesto, yo también quedé en shock.

De pronto empezó a sonar esa hermosa melodía a piano que poseo de tono de llamada, proveniente de mi película favorita: El Curioso caso de Benjamin Button, rompiendo el hilo de mis pensamientos.

Me fijé en la pantalla táctil y me extrañé por completo a leer el contacto.

Estaba a punto de recibir una llamada de Philip Fitzgerald, el hijo del CEO que nos auspicia.

¿Debería contestarle o ignorarlo?

Él no me cae particularmente mal pero su actitud sobrevalorada siempre me ha resultado batanee incómoda y en muchas ocasiones fuera de lugar. Y francamente es mucho más amigo de Casper que mío.

Respiré hondo y le di aceptar.

― ¿Diga? ―pregunté sin saber que debía de esperar de su llamado.

Pero no obtuve una respuesta inmediata.

¿Se le habrá caído el teléfono o algo?

Pero en el momento que estaba a punto de colgar escuché un coro de gemidos.

¿Qué?

―Vamos, mi pequeña perrita. Sé que te encanta jugar conmigo, en especial con esa parte de mí, quiero escucharte gemir, ―murmuró una voz cargada de un acento británico.

Era él.

Philip Fitzgerald.

Y por más que mi parte racional me pedía que cortara la llamada, fue la curiosidad y morbosidad por saber cómo tenía sexo quién ganó esta batalla.

― ¡No te escucho maldita sea! ―exclamó al tiempo que se escucho un gemido ahogado proveniente de su pareja, ―Es divertido que ya no estés en tus dominios, ¿o no perrita? ―lo que me sorprendió fue escuchar el sonido de la carne siendo impactada.

Jamás imaginé a Philip Fitzgerald como alguien que fuera amante del BDSM.

Asumo que las apariencias engañan.

―No voy a parar, perrita, deja de mirarme así y obedece, ―me percaté el sonido del movimiento... ¿Esas eran cadenas? ―Coloca ese culo dónde pueda verlo y acepta de una vez la la realidad... ¡Ya no estás es casa! ¡Estás en Europa! ―logré escucharlo pronunciar.

Diferencias AbrumadorasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora