Trece (✔️)

11.4K 1K 201
                                    

Señora Queens

Killian

Ese "lo voy a pensar" logro ponerme de un excelente humor y siendo honesto conmigo mismo, no estaba seguro de qué tipo de esperanzas y teorías estaba desarrollando tanto mi optimismo abrumador.

Peyton Ferrer era tan diferente a cualquier mujer que se me hubiera cruzado en mi vida, ella es tan petiza y delicada como una muñeca de porcelana, y al mismo tiempor extrañamente adorable con su peculiar vibra de odio hacia mi persona.

Y sólo la diosa del amor, sabía como eso me atraía.

Es más, me encantaba.

Y precisamente por ese motivo debía de ser más cuidadoso.

―Preguntaría el por qué tienes esa cara de idiota en el rostro pero en cierta medida me preocupa un poco saber la razón de tu felicidad, ―escuché decir a una voz que reconocería en cualquier lugar.

Me volteé para encontrarme con Lewis Káiser hasta el cuello de equipaje, vestido con un traje a medida quizá demasiado caro y elegante para este lugar.

― ¡Lele! ¡No me lo puedo creer! ¿En verdad te has decidido por descansar en estás vacaciones? ―cuestioné al tiempo que me acercaba para darle al tonto un abrazo.

― ¡Aléjate de mí! ¿Acaso estás ciego? ¡Esto es Armani! ―gritó antes de que pudiera si quiera tocarlo.

En estos instantes estoy pensando con detenimiento si fue una buena idea el invitarlo, después de todo, Lewis Káiser es un hombre lleno de reglas y parámetros delimitados.

Le gusta que todo sea a su manera y a pesar de que en más de una ocasión pensamos diferente manera, debo de admitir que varias de sus ideas y consejos nos han servido y salvado en situaciones comprometedoras.

―Casper, reapareció, ―murmuró frunciendo la nariz. ―Y luego de lo que hice me estoy preparando mentalmente para renunciar, ―agregó haciéndome abrir los ojos de par en par.

Esa no era una buena señal.

¿Qué rayos había hecho ahora?

¿Otro tatuaje en el culo?

O mejor dicho, ¿en la otra nalga?

― ¿Qué pasó ahora? ¿La policía lo tenía? ¿Lo secuestraron? ¿Alguien pidió rescate? ―cuestioné al borde de la histeria por no obtener ninguna respuesta en retorno.

Lele por su parte se limito a observarme por completo inexpresivo.

―Se casó, ―respondió mientras se masajeaba la sien con bastante rapidez dejándome sin habla de la impresión. ―Y creo que no hay dinero suficiente en el mundo para que siga participando en este circo. Lo quiero, es como mi hermano pero llegue a mi límite. No puedo más.

¿Casper Queens estaba casado?

¿Qué seguía?

¿Qué el tripero de Santa Claus lo jalen lobos?

¿Cómo mierda pasó esto?

La prensa lo comerá vivo apenas se enterará de esto, tanto a él como a esa pobre desafortunada.

¿Y qué rayos pasaba con Channel?

¿Ellos tenían algo no?

Negué con la cabeza, no debía de ir por ahí, ese no era mi drama.

―Por favor, no digas nada porque aún sigo sin creerlo del todo, ―sentenció el rubio ocultando su rostro. ―Él muy condenado estaba borracho y tuvo un ridículo flechazo de la noche a la mañana mientras estaba divirtiéndose en Las Vegas. Honestamente jamás creí que Queens fuera tan estúpido cómo para caer en esa trampa, pero, ¿ya qué? ―murmuró mientras se desplomaba en mi sofá y daba un grito de exasperación. ―Pronto este ya no será más mi trabajo.

Diferencias AbrumadorasWhere stories live. Discover now