Capítulo 48

105 14 3
                                    

Sollozo. Estoy segura de que mis doloridos alaridos pueden escucharse en kilómetros a la redonda.
Estoy abrazándome a mi misma mientras lloro desconsolada en el umbral de Becca.
El día ha llegado y sigo ahí, dejando que el dolor me queme.
La puerta se abre y oigo una voz familiar que susurra mi nombre.
Una mano en mi pierna me hace saltar en mi sitio y aferrarme más a mis extremidades. 

—Jane, ¿qué ha pasado? —Sus ojos mieles están llenos de preocupación. Los tiene algo hinchados y es porque imagino acaba de despertar.
—No lo he hecho, Rebecca. No pude. —Sollozo y oigo mi voz romperse.
—Tranquila, cariño. Estoy aquí. —Tira de mi para abrazarme y poner mi cabeza en su pecho.
Olfateo su aroma y lloro aún más.
—No es justo, no es justo.

Sigo hablando pero mi voz sale amortiguada y supongo que ella no logra comprender lo que digo. Y ya no logro seguir.
Abro los ojos, estoy en una habitación que conozco.
La cama parece querer envolverme y bostezo.
Me incorporo y me doy cuenta de que está amaneciendo.
Pero eso no es posible porque hace cinco minutos era puramente de día.

—Buenos días, Jane. —La morena entra en la habitación y me da un café.
—¿Qué ha pasado? —Pregunto y me oigo cansada, agotada más bien.
—Ayer viniste aquí y te quedaste dormida. Me costó pero te traje a la cama y has dormido todo un día. Glory cree que estás con la gripe así que todo bien.
—Asiento despacio.
—¿He dormido todo un día?
—Ella sonríe y asiente.

—¿Qué vas a hacer ahora? —Me cuestiona, acariciando mi brazo.
—No lo sé... —Confieso honesta.
—Tal vez creas que es una mala opción pero deberías hablar con tu familia. —Me aconseja con total naturalidad, como si fuera lo más obvio del mundo.
—¿Hablar con ellos? ¿y decirles qué? ¿qué he estado a punto de asesinar a alguien? —Suelto sarcástica. Ella suspira.
—No sabes lo que hará Drew ahora y es mejor que estés preparada, ¿no te parece?
—Maldita sea, tiene razón.

—No sé como voy a hacer eso... Es tan fácil de decir pero tan difícil de hacer. —Apreta los labios.
—Sea como sea, ellos te quieren y harán lo que sea para protegerte. —Me refuta.
—¿Moira? —Moja sus labios.
—No, sigo creyendo que dejarla fuera de esto es lo mejor.
—¿Y qué pasará cuando ella no vea a Drew y se extrañe? —Decir su nombre me rompe. Siento como hierve en mi lengua.

—Le diremos que le dijiste que no sentías lo mismo y decidió alejarse. Lo complicado vendrá si él decide seguir con su rutina normal... ya me entiendes.
—HeladoWorld, es a lo que va.
—No creo que lo haga. Se alejará y... no volveremos a verle. —Le aseguro con el corazón en un puño.
Una sonrisa nostálgica escapa de sus labios.
—Éramos felices, ¿verdad?
—Frunzo el ceño.

En ese momento me doy cuenta de que no sólo mi vida ha cambiado sino también la suya.
Creamos una familia, con defectos y mentiras pero una familia.
Y éramos felices con ella, incluso sabiendo que un día todo acabaría.
Porque a veces vives dentro de algo, sabiendo que terminará pero no te importa. Sólo deseas vivir el presente.
Aunque sepas que todo cambiará.
Me levanto de la cama y estiro mis brazos, agarro mis cosas y me dirijo al salón.
—¡Jane, tía! ¿qué haces aquí? —La voz de Moira atraviesa mis oídos. Frunzo el ceño y enfoco a Becca, ésta me hace gestos con la cabeza para que invente algo.
—Estoy enferma, como ya sabes. Y Becca siempre enferma una vez al año así que quería que se lo pegara para pasarlo cuanto antes. —No sé si sueno creíble pero intento estornudar un par de veces.

—Oh, vale, que raras sois.
De todas formas yo no quiero enfermar así que mejor me voy. —Disimuladamente, doy un paso hacia adelante y "estornudo" más cerca de ella.
—Dios, que asco.
¡Échate para allá! —Suelto una pequeña risa pero no me alejo.
—Este es un espacio para enfermos. Los no enfermos, deben salir de aquí. —Veo como frunce el ceño y se tapa la boca con ambas manos.

Dulce venganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora