Capítulo 18

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—No, no y no. —Repito, una vez más. Me reafirmo como si fuera a servir de algo.
La rubia no abandona su sonrisa arrogante, me mira sabiendo que al final cederé.
Trago saliva y me propongo usar alguna excusa.
—Tengo mucho que hacer, Moi. —Le doy mi mayor intento de mentira pero no es tan estúpida como pueda parecer.

—Todo el mundo está encantado de que por fin tengas una cita. No seas aburrida. —Ruega, rodando los ojos.
—No quiero tener una estúpida cita doble con un estúpido que me cae mal y otro estúpido al que no conozco. —Bufo.
Una carcajada sale dispara de su garganta.

—Es sólo una cita, no una fiesta de compromiso. —Bromea. Me anima dándome un codazo.
—A mí no me parece una mala idea. Necesitas conocer gente nueva. —Asesino con mis oscuras orbes a Becca y ella sonríe con inocencia.
—Si toda la gente es como él, prefiero quedarme sola. Gracias. —La de ojos verdes vuelve a poner los ojos en blanco y resopla.

Le doy una mirada suplicante de ayuda a Drew, que permanece con un gesto medio aburrido medio cansado.
Mis ojos gritan "ayúdame" pero no parece muy receptivo al grito silencioso.
—A mi no me parece bien. Ese tío no es más que un capullo.
—Sonrío ampliamente y le agradezco interiormente por la ayuda.

—Tú eres un chico. A muchos chicos les cuesta decir algo bueno de otros chicos. —Argumenta la morena. La codeo con levedad pero me ignora.
El castaño bufa, se deja caer hacia atrás en su silla y se cruza de brazos.
—Me voy a casa, mañana a las 17:00 estoy aquí. —Guiña una de sus orbes y recoge su bolso.

El ambiente queda tenso y silencioso durante unos minutos y carraspeo antes de mordisquear mi labio con insistencia.
—Bueno... estoy sobrando, me voy. —Demasiado directa, Becca.
La pelinegra se despide con la mano y cierra la puerta tras salir.
—¿En serio harás eso? —Suelta justo cuando la puerta se cierra.

Sus ojos lucen tan intensos que podría atravesarme con su mirada.
—No quiero, lo sabes. Pero Moira es una pesada. —Admito en tono de queja.  
—Es tu decisión, Jane. No la suya. —Me recuerda. No quiero hacerlo, realmente no quiero.
—Pero no hacerlo supondría tener que aguantarla hasta el año que viene. —Suspira y niega.

Mi teléfono comienza a vibrar y frunzo el ceño.
Es un número no guardado. Apreto el botón verde y me lo llevo al teléfono.
Hola, preciosa. —La voz de Matt inunda mis oídos y mi primer instinto es poner los ojos en blanco.
—Matt. —Siso entre dientes.

Mañana. y yo. —Mis ojos se desvían a Drew y una mezcla de decepción y asco se distingue en su semblante.
—Escúchame bien, Matt. No eres más que un payaso con demasiada autoestima que se cree importante cuando en realidad no lo es. Crees que puedes tener a todas pero ni en tus mejores sueños, así que mañana iremos a esa mierda y sonreiremos. Pero no volverás a verme en tu miserable vida.

Según voy hablando, el ojiazul comienza a sonreír y sus ojos se iluminan. Le imito.
Cuelgo el teléfono sin dejar que responda y me siento aliviada.
—Eres absolutamente increíble. —Admite, fijando su vista en mí.
—¿Crees que he sido algo cruel? —Agarro mi barbilla en un gesto dubitativo.
—No. —Respondo al instante, siendo tajante.

—Te veo mañana, ¿vale? Deseame suerte. —Ruego, uniendo mis manos en el aire.
Le veo y oigo bufar.
—Romperé sus dientes si se te acerca. —Largo una risa y niego. —Suerte, Jane.
Su figura se va perdiendo en la neblina y cierro la puerta cuando mis ojos le pierden de vista.
Me apoyo en la madera y me dejo caer al suelo.

Todo está saliendo tan bien y al mismo tiempo siento que estoy haciéndolo mal.
Resoplo. Tobi camina hasta mí, moviendo su cola y me olisquea.
Lo cojo entre mis brazos y me levanto, ando hasta el sofá y me dejo caer en éste.
La noche es helada y pasa despacio, dándome tiempo para cavilar.

Dulce venganzaTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang