Esperanza.

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Camila's POV

Las personas tenemos esa especie de manía en que relacionamos absolutamente todo, y un ejemplo de ello es nuestra forma de relacionar a los sentimientos con colores. Vemos a la tristeza azul o gris, la alegría amarilla, el enojo o el amor de color rojo. Y, por supuesto, la esperanza siempre sería verde.

Mi madre siempre se había referido a la esperanza como aquel color, y siempre me había costado comprenderlo. ¿Sería porque las hojas nuevas de un árbol son verdes? ¿Marcaría un nuevo comienzo? Si el azul y el amarillo formaban el color verde, ¿la esperanza se obtenía de la mezcla entre la alegría y la tristeza? ¿O eran esos sentimientos la causa y el efecto de la esperanza?

¿Por qué nunca había sentido nada especial al ver el color verde como cuando vi aquellos ojos?

Era un día triste.

Mi madre había fallecido hacía dos años, y desde entonces siempre encontraba al mundo de un sólo color, gris. Ella era una mujer cuyo aura desprendía tanta alegría y tanta vida que cualquiera que la vea sabía que era del más puro amarillo, que podía iluminar tu día con solo ofrecerte una sonrisa y podía sanar cualquier herida con un abrazo. Jamás entendería por qué el mundo querría llevarse a alguien como ella, por qué querría privar a las personas de llenar sus vidas de color.
Caminaba de vuelta a casa cuando sentí un ligero toque en mi hombro, me volteé en su dirección, y ese fue el momento en el que hallé el más puro verde.

Mirando ahora al pasado, puedo analizarlo desde otro punto de vista, y es ahora cuando pienso en que tal vez la alegría perdida de mi madre y la tristeza que se había apoderado de mí pudieron haberse fusionado en aquella esperanza, en aquel verde intenso que me miraba como si también hubiese descubierto algo de igual magnitud.

Resulta que la esperanza se había perdido. Literalmente, quiero decir.
Aquella chica no sabía cómo llegar exactamente a mi calle. Sonreí débilmente antes de ofrecerme a acompañarla, porque la dirección que me enseñó era la de la casa de los Jauregui, la familia que se había mudado al lado de mi casa hacía tres años.

–Soy Lauren.– Se presentó, con una amplia sonrisa, haciendo que el verde de sus ojos brillase aún más y que yo no pueda evitar pensar que mi azul se desvanecía y caía a mis pies mientras veía aquel espectáculo. Había oído sobre Lauren Jauregui, la hija mayor de los vecinos que estudiaba en el exterior.

–Es un gusto conocerte, soy Camila Cabello.– Asintió sin borrar su sonrisa al tiempo que estrechaba mi mano con firmeza, en un tacto que contenía cada una de las gamas de todos los colores existentes. Provocando esa sensación en que sentí que siempre habría un verde tras perder la alegría y caer en el azul.

Caminamos hasta llegar a nuestras casas, y entonces me despedí de ella.

¿Y quién iba a saber que el verde que siempre existiría en mi vida sería el más puro de todos?

La hija mayor de los Jauregui había venido para quedarse. Y no podía hallar otra explicación para ello que no fuera el destino. Cada vez que salía con mis amigas, ella estaría ahí, y una de esas tantas veces, fue en la que borró mi azul por completo con sus labios rojos. Era cierto que en su tacto llevaba todo, y me provocó en ese momento la sensación de que todo nuevo comienzo siempre sería posible porque sus manos en mi cuerpo eran pinceles y yo su lienzo que había quedado en blanco, y me estaba llenando de colores. Me estaba llenando de vida con la pintura abstracta llena de color que fue su amor.

Cuando mencionó entre las sábanas con la vista perdida en uno de los tantos amaneceres que habíamos presenciado que siempre había apreciado la mezcla de colores y tonos del Sol naciendo, no pude evitar sonreír. Porque yo estaba abrazando a la Luna que tanto había admirado a lo largo de mi vida con todas mis fuerzas, y me sentía increíble, me sentía del amarillo más brillante. Agradecí que el amarillo y el verde no fueran capaces de formar el azul a lo largo de todo lo que se mantuvieron juntos. Agradecí también cada día que su mirada siempre brille al posarse en mí, y que su cuerpo multicolor se vuelva blanco cada noche para dejarme pintarla una vez más.

OneShots CamrenWhere stories live. Discover now