OneShots Camren

Nuevo comienzo.

-No lo soporto más, Lauren - Camila habló con seriedad, sin la presencia de lágrimas cayendo por su rostro, y eso fue lo que le permitió a Lauren saber que era cierto, que ya no había arreglo, que había tocado fondo.-. Ya no puedo seguir de esta forma, sin poder expresarme, sin poder ser libre de la forma que me gustaría.

Lauren sólo la miró, con el conocimiento de que ya no había más que decir, y todo había llegado a su fin. Los cuatro años que habían transcurrido fueron prueba suficiente e irrefutable sobre los intentos de encajar que había realizado la chica de ojos del color del café.

Asintió, de acuerdo con la menor, y se sentó a su lado en el sillón de su departamento.

-¿No dirás nada?

-No, pequeña. Aunque me oprima pecho, es tu decisión, no dejes que nadie cambie tu parecer. Ya no, ni siquiera yo.-La latina se abrazó a la cintura de Lauren, escondiendo en su cuello su rostro.

-¿Qué haremos?

-No lo sé,- Un suspiro nostálgico salió de entre sus labios, significando que los miles de recuerdos de momentos vividos junto a sus cuatro amigas pasaban por su mente, junto con el pensamiento de qué pasaría cuando ellas escuchen la noticia que sus corazones afligidos anticipaban que llegaría en cualquier momento.- No lo sé. Debemos conversarlo juntas, decidir nuestro futuro. Fifth Harmony no somos cuatro, no podemos serlo, nunca.

El silencio inundó el departamento de la chica de ojos verdes hasta que Camila levantó su rostro y preguntó:

-¿Este es el fin, Laur? Después de todo este tiempo, ¿Lo es?- Sus ojos cristalizados miraban afligidos a los de su novia, que buscaban respuestas en algún lugar.

-Lo es.- La primer y solitaria lágrima rodó por su mejilla blanquecina, cayendo finalmente contra su pantalón. Lauren observó la marca que aquella gota había dejado, y así se mantuvo hasta que cientos de ellas brotaron de sus ojos, y sus manos cubrieron su rostro, obligando a Camila a separarse de ella y presenciar la escena del derrumbe interno del amor de su vida.

Lauren había sido quizás, quien más en desacuerdo estuvo cuando la banda inició, quien menos en sintonía estuvo con el grupo y su estilo. Como sus compañeras, había querido ser solista, triunfar con su música, sus letras, sus ideales, pero debió unirse a la música, letras e ideales de cuatro personas más, y a los que les fueron impuestos por sus representantes y jefes.

Sin embargo, Lauren había aprendido a amar cada segundo que compartía con aquellas chicas, y había conocido un amor diferente con una de ellas, había descubierto la pasión, el amor en su más pura expresión, que se hallaba en el amor destinado a ser.

Lauren atesoraba esa banda con cada latido de su corazón, y la consideraba su vida, o al menos un pilar de ella.

Pero si un pilar cae, la estructura no demorará en desmoronarse hacia el vacío.

Los brazos de Camila rodearon a la chica mayor, y ésta se aferró a su fino cuerpo como si fuera la última esperanza de salvación antes del ahogamiento.

-Lo lamento tanto, mi amor. Perdóname.- Camila susurró en su oído, pero Lauren no emitió respuesta alguna.

La escena duró largos minutos, hasta que la respiración de Lauren se normalizó y las lágrimas silenciosas dejaron de rodar por el rostro de Camila.

Las jóvenes fueron a dormir, o eso intentaron.

Camila reposaba sobre el cuerpo de Lauren, aparentemente en calma, pero su mente era un desastre de pensamientos, ideas, decisiones y sentimientos.

Lauren reposaba un lateral de su rostro en la cabeza de Camila, con la vista fija en la Luna que a través de la ventana iluminaba su rostro, y los pensamientos fijos en su futuro, el de sus amigas, y el del amor de su vida. También pensó en el futuro del amor que compartían, y por primera vez en horas, sonrió.

-¿Estás despierta?- Susurró.

-¿Qué pasa?

-Si la banda termina, también lo hace el contrato, ¿Cierto?

-Sí...-Respondió, pensativa.- ¿Qué pasa entonces?

-En nuestro contrato, existe la cláusula de prohibición sobre las relaciones amorosas entre miembros de la banda.- Recordó aquella cláusula que las llenó de pesar. Camila levantó su rostro del pecho de Lauren, entendiendo.

-¿Estás diciendo que...?

-Sí, mi amor. Podremos aclarar lo nuestro, al fin.

Camila sonrió ampliamente, tomando entre sus manos el rostro de su novia y atrayéndolo hacia el suyo, a igual tiempo en que se acercaba hasta juntar sus labios en uno más de los millones de besos que habían compartido desde que descubrieron la conexión entre ellas. Pero este beso no significaba sólo la necesidad de contacto afectivo que llenaba sus almas, sino también el comienzo de una nueva era. La era de la libertad, tan ansiada por sus labios, manos, cuerpos y almas en búsqueda de juntarse frente al mundo.

El dolor de la separación podría esperar hasta que salga el Sol, porque con la presencia de la Luna, ellas se amarían en la felicidad de un nuevo comienzo.

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Espero que tengan un hermoso día y aunque sea reciban un abrazo. Si no, les mando el mío. :)

Ivi.