Aviso al Pueblo

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Al escuchar mi nombre comienzo a abrir los ojos lentamente. Leah corre las cortinas mientras Sara me levanta. Miro el reloj que marca las ocho y media de la mañana. Los rayos del sol que atraviesan las puertas del balcón ahora descubiertas me deslumbran.

-¿Qué sucede?- Pregunto arrastrando la voz aún adormilada.

-Tiene que bajar a tomar el desayuno con el resto de la familia. Hoy se le va a anunciar a Nerea la muerte del Rey y tenemos que tener tiempo suficiente para arreglarla.-Me contesta Sara en un susurro.

-¿No puedo tomar el desayuno aquí?-Me quejo. No tengo hambre, no después de recordar la noche anterior. No quiero que toda Nerea me vea, quiero quedarme en la cama el resto de la semana. Pero sé que no es posible porque es mi deber mostrarme fuerte ante el pueblo y tengo que apoyar a mi familia. No les voy a servir de nada siendo una carga.

Me pongo de pie y me dirijo al baño. Ahí me lavo los dientes y la cara, a parte de ocuparme de mis necesidades. Al salir, Leah y Sara ya me esperaban en el guardarropa para poder prepararme para el desayuno.

Me pusieron un sencillo vestido negro de tirantes gruesos que me llega un poco más arriba de las rodillas. Tiene pliegues que hacen que parezca una explosión del centro para afuera y como complemento me pusieron un cinturón delgado color azul rey. Mis zapatos son unos tacones de un centímetro de color azul rey, cerrados en forma de punta.

Dejaron mi cabello completamente liso caer sin ningún adorno o recogido. Me pusieron un poco de brillo de labios y estuve lista.

Al entrar al comedor me encuentro con toda la familia sentada a la mesa, cada quien con un plato al frente, pero la comida sigue intacta. El silencio reina en la habitación.

-Buenos días- Saludo al entrar. Escucho murmullos que tratan de ser una respuesta a mi saludo. Me acerco a la mesa y me siento a un lado de mi madre. Observo la cabecera de la mesa, la encuentro vacía y bajo la mirada hacia mi plato.

Levanto la mirada y noto la de Aiden mirándome fijamente. Doy un bocado al desayuno, luego otro, y otro hasta dejar el plato vacío. Todos siguen en su silencio y falta para que terminen de "desayunar", si eso es lo que se supone que hacemos.

-Con permiso.- Me excuso y me pongo de pie. Salgo del comedor y me dirijo al jardín. Al salir siento los rayos del sol acariciar mi piel. Sigo caminando hasta llegar al pequeño río que lo atraviesa y camino por la orilla del muelle. Así me la paso un buen rato, simplemente contemplando el paisaje y disfrutando de la paz que me da.

-Señotita, se le solicita en su recámara para prepararle. La transmisión es en dos horas.- Escucho y asiento al pasar a lado de los guardias que cuidan en ese momento las puertas traseras del castillo.

-Iré enseguida, gracias.- Respondo y cruzo la puerta. Todo parece más oscuro por estar a la luz del sol tanto tiempo. Me acostumbro en unos minutos y llego a mi recámara.

Al entrar, Sara y Leah ya me esperan en la puerta de mi dormitorio. Las sigo al guardarropa y ellas cierran las puertas para poder comenzar a prepararme.

Cuando estoy lista me observo en el espejo de cuerpo completo que está en frente de mí. Llevo puesto un vestido de color negro; debería de acostumbrarme al color por que es el único que voy a estar usando el resto de la semana.

Leah se encargó de recogerme el cabello en una trenza de lado que le da un aspecto elegante y casual a mi atuendo. Sara me aplicó un poco de rímel, delineador, corrector de ojeras y rubor, ya que estoy muy pálida. En los labios me puso un poco de labial rosa claro, sólo para darme color, y brillo de labios.

Cuando estuve lista, salí de mi habitación y bajé a encontrarme con el resto de mi familia en el vestíbulo principal del castillo, en la primera planta. Ya estaban todos ahí, mis hermanos y mi padre llevan un traje de color negro, obviamente, y mi madre un vestido negro que se le ve precioso.

Una limusina especial para la familia real nos llevaría hasta la explanada del pueblo, dónde se preparó todo para el anuncio, como lo hacían siempre que nosotros íbamos a anunciar algo. Ahí estaría todo el pueblo para escuchar a mi padre, y yo no estaba segura de poder guardar la cordura frente a todos cuando comenzara el alboroto ante la noticia.

Todos subimos a la limusina que nos recogió en la puerta principal, y comenzamos el trayecto hacia la explanada.

Hola.

Siento no haber subido más capítulos antes, pero he tenido muchas cosas de la escuela. Espero que les esté gustando la historia. ¡Voten y comenten mucho!

Gracias a todas las que se animaron a leer. Platíquenme en los comentarios que les esta pareciendo.

¿Pudieron ver las fotos?

Princesa por siempreWhere stories live. Discover now