Capitulo veintiuno

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POV Alexander.
Llegamos a casa de Caroline después de haber comprado mucho chocolate para ella y todo eso que según Jennifer era "indispensable".
Tocamos el timbre y solo se escucho un grito de Caroline con su muy dulce y melodiosa voz.
-¡Maldita estúpida tengo cólicos del demonio y estoy muriendo lentamente y tú tienes llaves de mi casa para que carajos quieres que te abra yo la maldita puerta!
Jennifer se encogió de hombros.
-Bueno, tiene razón.
Yo solo solté una carcajada.
-Jennifer, si trajiste a Alexander y es el que se esta riendo has que se cierre la boca de una jodida vez.
-Alexander, creo que te escucho.
-Si yo también lo creo.
-Ya hay que entrar.
Entramos y subimos a la habitación de Caroline, estaba su puerta abierta y la vi acostada, casi en el suelo con un short y una camisa los dos muy flojos y música de Ed Sheeran.
-Caro mi amor-Jennifer con voz triste y literalmente corriendo hacia ella me dejó a mi con todas la bolsas en la puerta de su cuarto.
-¡Me estoy muriendo!
-Oye, amo a ed sheeran pero en estos momentos no ayuda mucho ¿sabes?
-Mi cabello esta hecho un asco ¿verdad?
Era la verdad, pero se veía muy tierna porque tenia los labios hinchados y los ojos rojos, seguramente lloro, eso me ponía muy triste.
-Si pero-tomo el cepillo del tocador-yo lo arreglo.
-Te amo- y dejo caer la cabeza en la almohada.
Jennifer le empezó a cepillar el cabello y las veía como estúpido hasta que me di cuenta que había estado muy callado.
-Yo también te amo hermosa-respondí a Caroline en mi muy usual costumbre de hacerla enfadar, ella escucho a lo que recibí su dedo corazón levantado.
Que amable.
Nos quedamos un rato, Jennifer y Caroline hablando, comiendo helado y en momentos llorando. En cuento a mi, bueno, yo me senté en una silla en frente de ellas y me dediqué a mirarlas.
Era increíble la amistad que tenían a pesar de ser tan diferentes, a pesar de no encajar en nada, tenían una amistad tan leal, tan honesta y firme que me conmovía y me hacía querer algo así.
A pesar de que en momentos Caroline le dijera a Jennifer que era una puta o que se fuera a la chingada, Jennifer solamente la recostaba en sus piernas y le sobaba la cabeza con un gesto de compasión en su rostro.
Me gustaba saber qué pasará lo que pasará Caroline no estaría sola jamás, por qué a decir verdad me daba miedo que en algún momento yo no pudiera estar junto a ella para ayudarla en lo que fuera y que estuviera sola, Jennifer jamás la dejaría, de eso estaba seguro.
Pasará lo que pasará.

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