Capítulo 32 » (Parte II)

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—Coge a Adam y vete. —Le susurré a Isaac.

—Ahora debeis acabar. —Nos ordenó Catelyn—. Iris... Tú primero.

—No. —Dije seria.

Catelyn mostró un gesto divertido, como si fuera a reirse.

—A quien quiero engañar, no puedo fingir que estoy sorprendida por tu decisión. En fin, hay que seguir, Leilah, elige.

Leilah sonrió y se aproximó a nosotros.

—Siempre me gustó más el lobito.

—Ni se te ocurra acercarte un paso más, o te mataré. —La amenacé seriamente. Ella se limitó a hacer un gesto de desdén.

—Casi mejor si a Isaac le dejo para después, así podemos pasar más tiempo a solas.

Sin pensarlo dos veces me avalancé sobre ella, era mi oportunidad, chocó con tanta fuerza contra el suelo que su cabeza creó un abollón en el mármol. Miré a Isaac y le indiqué que se marchara, él agarró a Adam del brazo y echaron a correr. Isaac miró unos segundos atrás, en mi dirección, yo le devolví la mirada, rogándole que se fuera mientras intentaba mantener a Leilah en esa situación. La gente no tardó mucho en reaccionar y un grupo de súcubos, Theon entre ellos salieron en busca de los dos fugitivos.

Unas chicas me agarraron y me separaron de Leilah, me cogieron una de cada brazo y me pusieron frente a Catelyn, que me miró en silencio. Leilah se puso en pie y dirigió su puño hacia mi, pero Catelyn la agarró fuertemente parándola.

—¡Hay que completarlo! —Gritó histérica—. ¿Porque la proteges?

—Deja las pataletas, nadie te impide que lo acabes. —Dijo la lider de la comunidad dirigiendole una mirada fugaz a Robb, que seguía en el suelo junto a Blanca, esta se apartó a medida que Leilah se acercaba, dejandole espacio.

Yo miré la escena atónita, como le agarró del rostro y acercó sus labios a los suyos, cuando Robb abrió los ojos Leilah le miró friamente, pude ver como la vida se escapaba de su cuerpo. A medida que absorvía su energía las brillantes ojos violetas de Leilah empezaron a oscurecerse hasta que se volvieron negro azabache.

Estaba completo. Era lo que querían.

Me limité a mirar a Catelyn a los ojos, a la espera de que hiciera algo, pero tan solo se giró y metió su mano en las cristalinas aguas de la fuente.

—No ibas a matarle. —Fue lo único que articuló—. Las cosas no funcionan así.

Yo permanecí en silencio, sin entender bien.

—En sus sueños... No le hicistes ningún daño. No habría muerto.

—Pero...

Catelyn dirigió su verde mirada hacia mi, no parecía nerviosa, ni enfadada, me escamaba la piel.

—Eso fue lo que te dijo Blanca ¿Verdad? —Prosiguió—. Tú único aliado en la cabaña, se aseguró de advertirte de todos lo peligros que conllevaría para Isaac.

No podia ser. Miré a la chica de piel morena, pero no pude encontrarme con sus ojos, evitaba dirigirse a mi, sin apartar la vista en el suelo.

—¿De verdad crees que tengo algún interés en hacerte sufrir? —Acercó su pulgar a mi mejilla y limpió una lagrima que descendía lentamente—. Solo quiero enseñarte, pero lo haces muy dificil.

—Estais enfermas. —Escupí con ira, apartando mi cara de sus frías manos.

—Entiendo como te sientes, es comprensible. El amor nos hace débiles, la confianza también.

Sinners. 《Isaac Lahey》[1]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن