Capítulo 11.

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—Llevaba una capucha, negra, ropa ancha pero no pude distinguir si era un hombre o mujer, simplemente salió corriendo de mi habitación.

—Supongo que fue a modo de  distracción, se iría cuando oímos el ruido.

Yo metí las manos en los bolsillos de la chaqueta del pijama, Isaac llevaba un buen rato pensativo, habían pasado unos veinte minutos desde el suceso y ahora estaba más calmada, confiaba en Isaac y sabía que me ayudaría a encontrar los diarios y... Sea lo que sea que pusiera en ellos.

—Tal vez tu madre sabía algo. —Continuó. Yo lancé una mirada furtiva a la cocina, mi padre seguía cocinando con la musica puesta, no quería que se enterara de lo que había pasado, esperaba resolverlo.

—¿Como qué? —Pregunté.

Él se encogió de hombros.

—Eso es lo que tenemos que averiguar. —Me miró fijamente, una especie de preocupación le rondaba, pero después. —Iris, si vuelve a ocurrir algo vuelve a llamarme.

Asentí, el viento me removía el pelo, hacía frío, esa noche probablemente llovería, al igual, que el resto de la semana, y eso que era extraño, pero parecía que todo en esta zona era un completo sin sentido.

—Tal vez debería irme ya. —Dijo, yo asentí levemente de nuevo y simplemente me sonrió antes de ir hacia su coche.

Yo me giré y volví al interior de mi casa. Pasaron otros quince minutos antes de que mi padre terminara, y durante la cena intenté mostrarme lo más sonriente y calmada posible, como estaría en una situación normal.

A la mañana siguiente me desperté bastante temprano para mi hora, mi padre se iría por la noche, a la madrugada, por la tarde iríamos a la bolera y antes quería prepararle algo a Rachel para que mejorara, lo que me recordaba que hoy no estaría en clase y que tendría que buscarme la vida para socializar con la gente, así que perfecto, con lo extrovertida que yo era...

Me vestí y bajé a desayunar, mi padre aun estaría durmiendo así que intenté hacer el menor ruido al irme, me dolía un poco la cabeza esa mañana, bueno, en realidad desde ayer por la noche, me había despertado varias veces antes de levantarme, simplemente no llegaba a estar tranquila.

Caminaba a paso lento, no me corría prisa pero no tardé en tener que acelerarlo, todo el mundo a mi alrededor parecía observarme, la gente de las ventanas, de los coches, los que caminaban, todo el mundo parecía pararse, y mirarme como si fuera una aberración, se giraban en redondo, me observaban, caminé aún más rápido. Hasta que me vi obligada a parar, Isaac estaba delante de mi, con lágrimas en los ojos, al lado de alguien tapado por una capucha.

—No tengo a nadie. —Susurró él y dicho esto se acercó el cuchillo que acababa de darme cuenta que llevaba en la mano al cuello. Yo corrí para evitarlo, pero simplemente lo deslizó apretandolo por la piel y la sangre empezó a caer de su garganta.

Grité por el horror, pero el sonido de un claxon me saco de mi trance, la imagen de Isaac y el encapuchado despareció para mostrar un coche viniendo directo a mi, intentando frenar con un chirrido de los neumáticos, no tardé mucho en reaccionar y me lancé a un lado. Al caer me golpeé contra el bordillo de la acera en el costado, pero por suerte quede fuera de la trayectoria del vehículo.

El coche paró unos metros más adelante y un hombre vestido con un traje se bajó de él.

—¿Estás bien? —Preguntó cuando se acercó a mi, a penas le oia, un pitido resonaba en mi cabeza, lo oía todo de fondo y un sabor amargó me subió por la garganta, me sentía muy mareada y el corazón me latía a mil por hora—. ¿Estas bien? —Repitió el hombre.

Yo asentí, aunque no fuera cierto, el costado me dolía horrores y luego estaba la parte extraña de esto, la visión de Isaac, necesitaba encontrarle, tal vez significaba algo más, me puse de pie como pude y comencé a andar, cojeando, hacia el instituto, dejando al hombre atrás un tanto aturdido. Me llevó unos cuantos minutos dejar de parecer un pato al andar, pero aun así llegué al instituto con el tiempo suficiente para buscarle.

Me topé con Scott en mitad del pasillo, él enarcó una ceja al verme ir hacia él. Sabía que Scott formaba parte de esto, pero no sabía cual era su función.

—Iris...

—¿Has visto a Isaac? —Pregunté.

Él negó con la cabeza y me miró.

—No ¿Por qué?

—Creo que corre peligro.

—Me mandó hace un rato un mensaje diciendo que ya venía, pero ahora que lo dices ya debería de haber llegado. ¿Por que? Iris que sabes.

—No es nada concreto, es un sentimiento...

—Todo significa algo, así que será mejor que le encontremos.

Yo asentí y nos dirigimos al parking, a una moto verde, algo vieja pero estaba bien. Scott se sentó y se puso el casco y yo me coloqué detrás del él.

—Vamos por la carretera por la que suele venir a ver si encontramos algo. —Dijo por encima del ruido del motor.

—Vale.

Nos pusimos en marcha, sinceramente me daba igual perderme la entretenidisima clase de biología aplicada, esto en estos momentos esto era muchísimo más importante, y esperaba que no fuera nada, pero simplemente tenía una sensación de peligro desde la visión de Isaac, y sabía perfectamente que toda esa sensación se revolvía en torno a él.

Ibamos por el medio del bosque, lo más rápido que podíamos, durante varios minutos fuí mirando a ambos lados de la carretera, buscándole.

—¡Para! —Voceé cuando por fin divisé algo. Un coche estaba estrellado contra un árbol a un lado de la cuneta de la carretera y una nube de humo salía del capó para al final disolverse con el aire. Scott frenó en seco y nos bajamos para comenzar a correr hacia el lugar del accidente.

—¡Isaac!—Gritó Scott.

—Aquí...

A la vuelta del coche Isaac estaba arrodillado en el suelo, buscando algo entre las agujas de pino.

—¿Estás bien? —Preguntamos Scott y yo al unísono, como si lo tuviéramos ensayado.

—No por mucho tiempo, Chris va a matarme. —Dijo levantando la mirada por unos segundos, tenía una mancha de aceite de color negro en la mejilla—. Encima no encuentro mi movil.

—Tampoco está tan mal, olvidandonos del humo, la abolladura no es muy profunda. —Le animó Scott.

—¿Qué ha pasado? —Pregunté.

—Tú. —Isaac me miró, y Scott hizo lo mismo un tanto extrañado, un escalofrío me recorrió el cuerpo.

—¿A que te refieres? —Dijo Scott que no dejaba de mirarme, yo tenía una ligera idea de por donde podrían ir los tiros.

—Ella no estaba verdaderamente allí, pero era ella, una imagen, pude oirla, tan solo dijo una frase "Yo la maté"

Mi estómago se encogió de golpe y todo se volvió negro durante unos instantes, no sabía lo que estaba pasando pero no me gustaba.

—¿Que significa eso? —Scott sin duda era el que más extrañado estaba de los tres. Pero no quería hablar de las palabras de mi otro yo en ese momento, simplemente no podía, le devolví la mirada a Isaac, que me observaba inquisitivo, intentando llegar lo más profundo de mis pensamientos, tragué saliva y hablé de nuevo.

—Yo también te vi. —Comencé, Isaac no parecía extrañado—. Casi muero atropellada.

—¿Hay algo que está intentando mataros?

—Creo que si quisiera matarnos no habría podido esquivar el coche, y Isaac no se habría estrellado contra un árbol, habría sido algo mortal. No creo que quieran matarnos. —Afirmé.

—Nos están amenazando.


Sinners. 《Isaac Lahey》[1]Where stories live. Discover now