Capítulo 24.

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Él saco se mecía a medida que mis puños se estrellaban contra él. Era mucho más fácil golpearle a él que a Leilah o incluso Blanca, pero esa tarde lo único que quería era salir de allí, quería salir de allí para irme con Isaac y los minutos se hacían eternos.

Di una vuelta y propine una patada al sacó que lo arrancó de su sujeción cayendo al suelo con un golpe seco. Yo sonreí con satisfacción al fin lo había conseguido.

Me giré al oir a alguien aplaudiendo lentamente detrás de mi. Theon estaba apoyado en el marco metálico de la puerta con una amplia sonrisa de safisfacción, satisfacción hacia si mismo, porque lo poco que le había conocido tan solo me había demostrado que era un narcisista y no podía pensar en nadie más que él.

Bajó los escalones airoso, yo simplemente me giré, me quité las vendas de las manos y las guardé en la muchila.

-¿Leilah te ha dado con la puerta de su habitación en las narices y tienes que venir buscando consuelo hasta aquí? Porque te aseguro que en mi no lo vas a encontrar. -Dije sin mirarle.

No era ningún misterio que él y Leilah mantenían una especie de relación, como "amigos" con derecho a roce, ya que podían hacer lo que quisieran sin matarse mutuamente, algunas no podían contenerse hasta después del ritual. Pero cuando se peleaban Theon siempre iba a reclamar la atención de otra persona.

-Cierto. Estás loca por el perro. -Dijo, yo puse los ojos en blanco-. Le matarás antes de llevartelo a la cama y lo sabes.

-Eres repugnate.

-Repugnante sí. -Admitió-. pero conmigo no tienes que esperar. Bueno... En realidad al menos conmigo es posible. -Parecía totalmente satisfecho quería borrarle la sonrisa de un puñetazo. Me giré y le miré. Estaba tan cerca que tuve que retroceder unos pasos.

-¿No se te ha ocurrido que no todo el mundo piensa en lo mismo que tú?

-¿En el sexo? ¿Acaso tu nunca has pensado en ello? No te hagas la santa, sobre todo tú que eres un súcubo. Es natural en la gente como nosotros, lo quieras o no. Y en lo más profundo de tu ser te encanta.

Intentó acercarse a mi pero yo le propine un bofetón en la cara. Le había dolido pero aun así no dejo de sonreir.

-Me gustan las chicas agresivas.

Resoplé y me fuí sin decir nada.

-Nos vemos luego.

No contesté simplemente continué por el pasillo, hasta la salida de La Cabaña. Para no molestar a Blanca había días que cogía el autobús a la entrada de la reserva, mucha gente hacía ejercicio en en bosque, así que no llamaba la atención.

El autobús me llevó a la entrada de la urbanización en la que vivía y de ahí me dirigí a mi casa a pie, mi padre había ido a la oficina esa tarde así que me duché y esperé impaciente hasta las seis, que era la hora en la que había quedado con Isaac, en cuanto las agujas del reloj marcaron esa hora fui a paso rápido hacia el porche, abrí la puerta para encontrarmele sonriente, y no pude evitar sonreirle de vuelta.

Cerré la puerta detrás de mi y comenzamos a andar, no teníamos un destino final, supongo que acabaríamos en alguna cafetería tomando algo.

-No estabas esta mañana. -Dije.

-No quería causarte problemas con tu padre. No quería que pensara cosas que no eran ciertas.

Yo sonreí levemente.

-Oh, no le importaría.

A Isaac pareció hacerle gracia.

-¿A quien no le importaría? A él o a ti. Te he pillado Iris.

Sinners. 《Isaac Lahey》[1]Where stories live. Discover now