Capítulo 18.

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Iba en el asiento de atrás, la cabeza de Isaac descansaba sobre mi regazo y Chris conducía lo más rápido posible hacia el hospital. Acababa de hablar por teléfono con una mujer que nos esperaría en el hospital. No tardamos en llegar, Chris fue directamente a la parte trasera del edificio, había una enfermera esperando en la puerta del garaje con una camilla.

Aparcó bruscamente y la mujer corrió empujando la camilla hacia nosotros. Su cara era familiar, de alguna manera.

Chris abrió la puerta y me ayudó a sacar a Isaac. Le tumbamos en la camilla y ayudamos a la enfermera a empujarla. Entramos en el hospital, a un pasillo poco iluminado y la mujer usó su tarjeta para abrir la puerta, pasamos a una especie de habitación individual, parecida a un quirofano dentro estaban Scott y Deaton.

—Les he avisado.

—Gracias Melissa.

—No podía hacerlo yo sola, no entiendo muy bien todavía como funcionan los hombres lobo... ¿Deaton?

El hombre se observó a Isaac y miró a Melissa apresurado.

—Definitivamente le han envenenado, no podemos curarle quemando acónito porque hay demasiados cortes. Hay que hacer un tónico e inyectárselo en sangre. —Dijo el veterinario, Melissa asintió y comenzó a coger cosas por los cajones de la sala.

Yo me senté en una silla y miré a Isaac, tumbado, inconsciente, y malherido.

—¿Puedo ayudar en algo mamá? —Preguntó Scott, yo alcé la cabeza y miré a la mujer, de eso me parecía familiar, era la madre de Scott.

—No cielo. Quédate con ella.

Scott se sentó a mi lado, me pasó el brazo por detrás de los hombros y me miró.

—¿Estás bien?

No sabia. ¿Lo estaba?

La verdad es que no. Yo negué con la cabeza, estaba conmocionada, totalmente tiritando. Y solo podía pensar en una cosa a parte de Isaac. La ocho letras que podrían ser una pista de lo que era.

—Voy a traerte ropa seca. —Continuó.

—Tengo ropa en mi taquilla, cógela. Y trae también dos toallas, están en el segundo armario a la derecha. —Le indicó Melissa.

Scott asintió y salió al pasillo, perdí la noción del tiempo, Scott me trajo las cosas pero no me moví simplemente miraba a Isaac desde la silla, pensando en todo lo que había ocurrido. Hasta que prepararon el tónico. Entonces me levanté y me acerqué.

—Voy a inyectarselo. —Dijo Melissa y seguidamente miró a Deaton.

—En el cuello. —Le dijo este.

No pude mirar como la aguja se hundía en su piel, no era una gran fan de las agujas.

—Ahora hay que esperar a que su organismo elimine el acónito, tardará un rato.

Respiré hondo y sin decir nada cogí la toalla y la ropa y me fui al baño, me metí en una cabina, por suerte no había nadie y hacia calor, y estaban recién limpiadas así que todo perfecto. Me quité la chaqueta y la camiseta, que estaban totalmente caladas y me sequé tiritando. La ropa interior no estaba mojada, tan solo fría, así que por eso no había problema, me puse un jersey verde que me había traido Scott y me quité los zapatos, sin duda eran los que peor estaban, embarrados y como si los hubiera tirado a una piscina, pero no me quedaba más remedio que aguantarme, me cambié los pantalones por los vaqueros de Melissa, que tan solo me quedaban un poco anchos y cortos, pero eran calidos y mis piernas lo agradecieron.

Sequé los calcetines y los zapatos en el secador de manos y tambien intenté hacer lo mismo con mi pelo. Cuando estuvo más o menos seco, me lo recogí en una coleta.

Sinners. 《Isaac Lahey》[1]Where stories live. Discover now