Capítulo 36

432 28 0
                                    

Han pasado ya varios días, no sé si meses, solo se que he vivido.

Así es, vivido. Suena estúpido, pero no se así. Duré toda mi vida sin vivir, lo único que hacía era respirar mientras dejaba pasar el tiempo. Ésta fue la excepción.

*

—Hey, Candle. ¿Estás bien?

Separo la mirada del piso, algo que parecía muy interesante en ese momento.

—Sí, estoy bien —digo en un hilo de voz y sonriendo a medias.

Oh, Dios, ¿qué me está pasando?

—Vamos, me lo puedes contar todo.

Suspiro y veo de nuevo el piso.

—Hay veces en las que, simplemente, deseas regresar el tiempo. ¿No haz tenido ese sentimiento de nostalgia, tristeza, impotencia y horror? De solo haber pensado en tu pasado. La niñez parece ser bella, pero la verdad, es que todos sufrimos, solo que teníamos tanta inocencia que ni nos dábamos cuenta. A veces explotabamos, a veces entendíamos de una manera y otra todo lo que nos pasaba, pero no nos acordamos de eso. Y de todo ese dolor de infancia, nace nuestra personalidad actual, nuestra personalidad de siempre, nos deja marcados. La adolescencia es la época de los peores sufrimientos, quien sabe, hormonas o corazones rotos, lo que sea, pero sufrimos, pero así como sufrimos, creamos nuestra vida, escribimos nuestro libro y determinamos nuestro futuro, y con él, su final. Pero no todo fue malo, y hasta yo lo puedo recordar, de las pocas cosas que recuerdo, puedo recordar que hubo una vez que tenía tal vez trece años, catorce probablemente, no sé y no es el punto, el punto es que tenía a un amigo secreto en la casa real. Después de ver como mataban a mi única amiga, decidí estar sola, pero llegó él y me alegró la vida. Hicimos bastantes locuras que ahora mismo están borrosas, pero que sé que valieron la pena.

Miro al chico a mi lado, sus ojos verdes idénticos a los de Dorothea, solo que estos si tienen ese toque de amor que los hace hermosos. Puedo ver de inmediato que me estuvo escuchando todos ese tiempo.

—Sí, lo recuerdo —dice Dean al frente de nosotros.

—¿Recuerdas todo?

—Vamos, Megan, fuiste mi única amiga y lo sigues siendo, la única verdadera amiga que tuve y que tendré. Jamás olvidaré nada. Sé a los procesos que te sometieron para que olvidaras todo, pero de eso no hay problema, yo te ayudaré a recordar.

Me levanto y lo abrazo por un buen momento, hasta que me separo y me siento al lado de él. El chico de ojos encantadores se sienta a mi lado, haciendo que quede entre ellos dos.

—Continúa.

¿En que estaba? Oh, claro.

—¿Sabes? Ser real es una ventaja grande, pero a veces somos demasiado reales, hay veces en las que necesitamos una dosis de fantasía, de imaginación, de mentiras. Todo es un simple equilibrio, mucho sufrimiento y nada de alegría es igual a morir estando vivo. No tiene nada de malo tener felicidad de vez en cuando, y eso es lo que saque de conclusión todo este tiempo. Solo nos queda la celebración en dos días  y regresamos a la casa. Todo pasó tan jodidamente rápido, seis meses en menos nada.

Unos minutos de silencio y analizo. Acabo de decir todo lo que pienso. Mis ojos se abren como platos y me levanto.

—Megan...

—No, no, Dean. No debí decir esto, lo siento. —salgo por la puerta de la casa pequeña que habíamos comprado los tres juntos para ir de vez en cuando; claro que siempre estábamos ahí menos cuando dormíamos o decidimos salir a un lugar.

Real (Wattys 2017) Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon